La Salvación Eterna

Ver a Jesús que me dice: ¿De qué te aprovechará ganar todo el mundo, si pierdes tu alma?

Dios mío, cueste lo que cueste, quiero salvar mi alma.

¿Qué es salvarse?. Es dar a este valle de miserias el último adiós... y saludar por vez primera el paraíso de delicias... Romper el esquife que entre mil tormentas nos preservó del naufragio... y abordar a las playas eternas...

Salvarse es entrar en el gozo de Dios, verle cara a cara, conversar con Él, amarle perfectamente, alabarle sin cesar... Salvarse es poseer todos los bienes sin mezcla de mal; es tener satisfechas todas las aspiraciones del alma, todos los deseos del corazón...

Salvarse es dar un estrecho y eterno abrazo a todas las personas queridas... Es gozarse con Jesús, Niño Dios y Salvador nuestro... con María, nuestra Madre... con San José... con todos los Ángeles y Santos, tus amigos y constantes bienhechores... Y esto para siempre... y sin temor de perder tanta dicha... Alma salvada, todo salvado; alma condenada, todo perdido. ¿No querrás tú salvarte?

¿Te salvarás?. Esta pregunta te hacen conmigo todos los bienaventurados... ¿Qué respondes?.

En tu mano está el salvarte; es ésta una cuestión personal, que tú solo has de resolver... ¿Quieres de veras salvarte?... Sólo se necesita buena voluntad, con la gracia de Dios, que no te ha de faltar, pues Dios así como no quiere a nadie en el cielo por fuerza, así también nunca ha negado su entrada en el paraíso a los hombres de buena voluntad.

¿Te salvarás?... o, mejor ¿quieres de veras salvarte?, ¿Quieres realmente salvarte?... ¿Qué respondes?

¿Te salvarías si ahora murieses?, la sinceridad de tu voluntad de salvarte la has de probar con las obras...

Examina tu vida... ¿Cumples las promesas que hiciste a Dios en el Bautismo?... ¿Cómo renuncias a Satanás y a sus obras?... ¿Amas la vanidad?.. ¿los pasatiempos del mundo peligrosos?... ¿Cómo cumples tu cuarto de hora de oración diario? ¿Eres fiel a esta práctica?... Pues tu amor a la oración, probará mejor que otra cosa tu deseo sincero de salvarte... ¿Quien tiene con perseverancia oración, está salvado...

¿Te salvarías si ahora muriese?... ¿Qué responde tu conciencia? Jesús, que lee en tu corazón, ¿nada registra en él que le desagrade? ¿Está ordenado tu amor?... ¿Oras?... ¿Llevas vida cristiana?...

Resuélvete y mira que nada te aprovechará ganar todo el mundo, ser objeto de mil atenciones por algún tiempo, si te pierdes por fin eternamente.

¡Madre mía, Virgen MAría! Quiero salvarme y venir a donde tú estás, para cantar en tu compañía eternamente las misericordias del Señor... Ayúdame contra mí mismo, contra mi inconstancia y flaqueza... Mil veces propongo ser bueno... santo como tú, pero como no estoy bien arrimado a la columna de la oración, falto a mis propósitos y caigo a menudo en pecado y desaliento... Hoy propongo, con mayor eficacia, salvarme, cueste lo que cueste.

Repetiré muchas veces al día: ¿Qué me aprovechara ganar todo el mundo, si al fin pierdo mi alma? Examinaré cuál es mi pasión dominante, y todos los días traeré examen sobre ella para corregirme, pues es lo que más expone mi salvación eterna.

 

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