Espiritualidad
de
la
Pascua
El domingo de Pascua abre un período festivo: al cincuentena pascual o
tiempo de pascua. La cincuentena es el
tiempo simbólico que recuerda a Cristo resucitado presente en su Iglesia, a la que hace donación
de la Promesa del Padre: el Espíritu Santo.
El tiempo pascual es,
por tanto, un tiempo fuerte del año litúrgico, de tanta importancia
como la Cuaresma, a la que supera no sólo en duración, sino, sobre todo, en
simbolismo. La Cuaresma es figura de esta vida de prueba y tentación; la Pascua, en cambio, representa
la eternidad, la perfección de la meta. Por otra parte, el tiempo pascual es el tiempo litúrgico dedicado al Espíritu Santo que ha brotado del costado
de Cristo muerto en la cruz, y, por ello, es también el tiempo modélico y
emblemático de la Iglesia.
La mejor vivencia de la Pascua, como de toda la liturgia, es su interiorización. En ella conmemoramos
el paso de la muerte de cruz a la nueva vida de la resurrección; en efecto, mientras ante
nosotros se renueva y perfecciona el prodigio realizado por Dios en beneficio
del pueblo de Israel, arrancándolo de la esclavitud de Egipto, dicho
portento se realiza ahora también en relación con nosotros, en cuanto que con Cristo
y en Cristo, somos arrancados cada vez más enérgicamente de la muerte del pecado e introducidos en una nueva vida, la cual, a su vez, se
proyecta hacia el último cumplimiento, que tendrá lugar cuando, en la Parusía de Cristo (segunda
venida), seamos introducidos en la eterna resurrección, en la tierra de la
última promesa, en el imperecedero reino de Cristo y de su Padre.
Y nuestra vida cotidiana tiene que orientarse efectivamente en el
sentido de la Pascua:
"Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de arriba"
(Col 3,1-4), dando testimonio con las obras del compromiso que anima al pueblo
de Dios. Se trata de dejar las obras de las tinieblas para vivir como hijos de la
luz. Esta es la espiritualidad
pascual, la espiritualidad del Exodo, del Cordero inmolado, del bautismo, de la
eucaristía, de la resurrección, del camino en seguimiento de Cristo.
(Remitido por Piera Ferrari)
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