INTERNET Y MARÍA: APARICIONES MARIANAS EN LA RED

Por Miriam Díez (SOI)

El antropólogo italiano Paulo Apolito defiende que la religión católica, tradicionalmente basada en la fe y en la no-visión, se está transformando en una religión científicamente fundada, tecnológicamente probada y sobre todo vista. Todo esto a causa del uso de los instrumentos tecnológicos, que la afectan de modo radical. Esta es la tesis que propone en las 248 apasionantes páginas del libro "Internet e la Madonna. Sul visionario religioso in rete" (“Internet y María. Visionario religioso en la red”, no traducido todavía al español), editado en Italia por Feltrinelli, donde traza las líneas de este cambio.

En su ensayo, el autor demuestra cómo desde los años ochenta el llamado visionarismo católico, especialmente el mariano, ha tenido una expansión extraordinaria. No se trata de un retorno preconciliar a una religiosidad popular. Estamos ante una mezcla de motivos arcaicos y elementos de modernidad tardía. La efervescencia de las apariciones en la Red, especialmente marianas, responde entre otros motivos a la tendencia de actualizar lo sacro, a vivirlo en el inmediato, en el presente. Internet ciertamente favorece esta corriente. También influye un cierto refuerzo del individualismo en la religión católica, que busca un contacto directo con lo divino. Basta citar a R. Canelli: "Hoy el fiel y el pastor hablan con Dios, y no sobre Dios".

Las referencias que proporciona el autor sobre páginas marianas son exhaustivas e ilustran cómo Internet se ha convertido en un modo de organización del visionarismo, un medio de comunicación de éste y de construcción de comunidades y devociones. De hecho, en Internet se reza, se organizan grupos de correspondencia, se intercambian objetos, plegarias, consejos, se visitan lugares con espíritu de peregrinación y se dirigen prácticas rituales.

La red permite estrechar relaciones y multiplicar contactos de modo inimaginable. El libro profundiza en la relación con la tecnología y la religión, sobre todo desde el ingreso de Internet en la escena visionaria.

En los años noventa, los Estados Unidos son el área que ha desarrollado una mayor ola visionaria. En Europa, la excepción sería Medjugorje, en Bosnia. Desde 1980 hasta hoy, en los Estados Unidos ha habido 150 apariciones marianas registradas, y de 1945 hasta el 2000, este número asciende a nivel mundial a 700.

El hecho de que una aparición tenga "éxito" no depende tanto de su veracidad como de la facilidad con la que alcanza la fama. Para esto es necesario que exista una red eficaz de medios, una libertad de información suficiente para publicarlo y un contexto favorable para la difusión.

Paolo Apolito advierte que no estamos ante una oposición entre lo sacro y el desencanto tecnológico, sino precisamente ante un reencantamiento del mundo y un cambio de parámetros. En la red no hay un sólo centro ni realidades densas y estables. La red, afirma, "es un continuum privado de ritmos temporales, del tipo festivo-diario, ritual-ordinario".

La paradoja tecnológica

Apolito señala que los videntes de Medjugorje avisaron ya en 1981 que la Virgen pedía evitar el uso de la televisión porque ésta iba en detrimento de la oración. Paradójicamente, Medjugorje ha sido conocida sobre todo por la televisión, que ha propagado estas apariciones haciéndolas llegar a todos los recodos del mundo. Es también en torno a Medjugorje donde nacen más mailing-lists marianas y foros de debate sobre María.

El autor define Internet no sólo como el lugar de información sobre visiones marianas, sino un lugar de organización, difusión, devoción y construcción de la comunidad de aquellas. Una construcción de comunidad que al mismo tiempo convive con una exaltación del individuo, pues la red es el lugar de la exaltación del navegador solo, donde cada cual decide qué acepta o qué rechaza.

Otra de las características que pone de relieve es la autorreferencialidad de la Red. La pantalla del ordenador puede prescindir de la realidad externa puesto que produce una nueva realidad, la virtual, construida de pura imagen: es ésta, según Apolito, la característica del inmenso universo de imágenes no-corpóreas, la que posibilita Internet como lugar autorreferencial de presencia de figuras celestes. En síntesis: Internet no necesita de la presencia de un más allá porqué lo sustituye con su más allá virtual.

Estos elementos obligan a una redistribución del poder sacro entre los sujetos implicados en las apariciones: el concepto de autoridad es distinto. Antes de Internet, para legitimar una visión eran necesarios procedimientos lentos y prudentes de la jerarquía. Internet, contrariamente, consiente que el vidente ponga a disposición sus visiones y las comparta con quien quiera, sin el filtro de una autoridad institucional mediadora o de censura. El autor no entra en valoraciones pastorales, pero es ciertamente éste el momento en que entra en juego la autoridad religiosa local, las asociaciones o los observatorios para delinear criterios de lectura e interpretación de estas presupuestas visiones.

El riesgo de sustitución de los vínculos personales con los virtuales también es advertido por Apolito, que comprueba el éxito de las comunidades virtuales y la crisis de las comunidades sociales "off line", incluidas las religiosas, como fenómenos conectados.

Apolito no acusa a Internet de ser debilitador de las comunidades tradicionales sino que ve ya su fragilidad como consecuencia de una movilidad humana que provoca una reunión de los fieles, no en función del lugar sino de las afinidades personales. En todo caso, Internet radicalizaría esta posición y agruparía a los fieles según afinidades propias. Las consecuencias de este paso para la religión católica en particular no son irrelevantes. El progresivo paso de una religión pública, ceremonial, visiblemente representada por los fieles en la Iglesia con una desmaterialización de la religión sustituida por un movimiento electrónico de virtualización, puede poner en crisis la misma presencia de Dios, hipotetiza Apolito.

En las comunidades marianas "on line", sostiene el antropólogo, existe también un esfuerzo para reforzar los vínculos fuera de la red; pero sobre todo a causa de las distancias entre los interlocutores y un cierto desinterés por el encuentro físico, es propiamente en la red donde se ponen todas las fuerzas para crear comunidad sólida.

El ensayo de este profesor de Antropología cultural de las Universidades de Salerno y Roma Tre concluye con testimonios extraídos de comunidades virtuales marianas que resaltan el cambio que se está produciendo en la concepción del visionarismo religioso en la red.

 

Colaboración de Adriana Cely

 

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