T.V. y Familia Cristiana

Oficina de Comunicaciones del SPEC

 

Efectos positivos de la televisión en la vida familiar pueden ser:

 

1.   Experiencia participada por todos los miembros de la fa­milia.

 

2.   Solidaridad hacia otras familias, madurada por esa expe­riencia.

 

3.   Crecimiento de la cultura.

 

4.   Toma de conciencia de las necesidades del prójimo en la comunidad y en todo el mundo.

 

5.   Profundización de la sensibilidad y de la conciencia religiosas.

 

6.   Adquisición de un juicio moral más maduro y responsa­ble.

 

7.   Percepción de la naturaleza universal del credo y de la práctica religiosa, y de la universalidad y unidad de la Iglesia.

 

Efectos negativos de la televisión en la familia pue­den ser:

 

1.   Posibilidad de que el tiempo dedicado a la televisión se vuelva:

 

     obstáculo para el estudio y el desarrollo de [otras] ac­tividades de interés personal, como la lectura, etc.;

     obstáculo para el ejercicio de actividades interperso­nales importantes, como son: la conversación, las oraciones comunes, el juego, etc.

 

2.   Separación de la [propia] realidad y de las responsabili­dades más inmediatas.

 

3.   Aceptación acrítica, pasiva, de las imágenes y de los mensajes televisivos.

 

4.   Entrada de imágenes pornográficas o violentas en las casas.

 

5.   Introducción de hábitos consumísticos o materialistas.

 

6.   Confirmación de prejuicios o estereotipos.

 

El uso inteligente de la televisión por parte de la familia incluye:

 

1.   El esfuerzo en seleccionar de modo apropiado los pro­gramas.

 

2.   La discusión en familia acerca de los programas vistos.

 

3.   El uso de «guías» de programas o películas preparadas por las Conferencias Episcopales u otros organismos ca­tólicos.

 

4.   Posible envío de cartas a las redes relevisivas, a los pro­ductores o patrocinadores, en las que se agradezcan los programas de calidad o se critiquen aquellos que contras­ten con los valores familiares.

 

5.   Asociación de familias en organizaciones que promuevan auténticos valores en los programas televisivos y repre­senten los intereses familiares ante la industria de TV.

 

6.   Verificación de la información ofrecida por la TV con la facilitada por otros medios; en especial en lo que atañe a las informaciones de carácter religioso, que han de con­trastarse con la prensa católica.

 

7.   Sustentación activa y promoción de los programas reli­giosos de calidad.

 

8.   Hacer en familia lecturas que conciernan a la literatura y la historia, con el fin de adquirir conocimientos útiles y para seguir con conocimiento de causa los servicios in­formativos que ofrece la TV.

 

9.   Promoción, en las escuelas y parroquias, de programas educativos (especialmente en filmes y videos).

 

10. Promoción de los cursos de especialización relacionados con  la comunicación social.

 

11. Apoyo a aquellos miembros de la familia que quieren trabajar en el campo de las comunicaciones sociales, es­pecialmente, en la TV.

 

12. Valoración crítica de la publicidad transmitida en TV.


 

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