Intelectuales de todo el mundo debaten en Francfort sobre un mundo dividido
Artículos tomados de www.elpais.es:
Una veintena de pensadores buscan respuestas a los conflictos
políticos, económicos y culturales
Chinua Achebe reivindica el diálogo para construir una cultura
universal
ROSA MORA / JAVIER MORENO
| Francfort
La Feria de Francfort, por primera vez, no
se ha centrado este año sólo en el negocio de los libros, sino que también ha
convocado un congreso, denominado Futura Mundi (Puentes Para Un Mundo
Dividido), en el que una veintena de intelectuales discutieron ayer, durante 12
horas, sobre cómo superar las divisiones culturales y económicas entre países
ricos y pobres. 'Es muy fácil celebrar la nueva globalización consumiendo o exotizando
otras culturas, en tanto en cuanto se mantengan lejos de nosotros', dijo Homi
K. Bhabha, profesor en Harvard.
Bhabha pronunció estas palabras durante
uno de los debates que más interés suscitaron del maratoniano encuentro de ayer
en Francfort, que comenzó a las 9.30 y acabó pasadas las 10 de la noche. Se
trataba de una mesa redonda sobre Los desafíos de las identidades culturales
en un mundo globalizado. En el debate, moderado por Juan Luis Cebrián,
consejero delegado de PRISA, se produjo un duro enfrentamiento entre dos de los
participantes a propósito de la relación de Europa y el Tercer Mundo: el verde
Daniel Cohn-Bendit y la escritora canadiense Naomi Klein.
Cebrián planteó abrir el debate a partir
de una reflexión sobre la identidad: 'Cuando hablamos de identidad estamos
hablando de lengua, de cultura, de religión, de geografía y de historia', dijo.
Las discusiones se centraron básicamente en si la idea de identidad supone una
ayuda para superar las divisiones en un mundo cada vez más globalizado o, si
por el contrario, levanta más barreras entre los pueblos. 'Cada vez que oigo la
palabra identidad, siento miedo', dijo Abbas Beydoun, del diario libanés as-Safir,
en una apasionada intervención. De forma inevitable, el debate recaló en cómo
compatibilizar islam y democracia, uno de los grandes argumentos de discusión
desde el 11-S. 'Cuando se nos acusa de que no hay democracia en los países
islámicos no se tiene en cuenta que naciones occidentales que gozan de una
democracia interior sostienen en el exterior a regímenes no democráticos como
Arabia Saudí', dijo Beydoun.
Un lugar para el
budismo
El director del Instituto de Filosofía
Oriental de Japón, Yoichi Kawada, tuvo la intervención más sosegada y serena.
Kawada reivindicó el papel de la religión budista, que preconiza la 'compasión,
el diálogo y la no violencia' en la formación del espíritu nacional japonés. En
el debate posterior se le preguntó cómo fue entonces posible que Japón entrase
en la II Guerra Mundial como país agresor. 'En aquel momento predominaba el
militarismo y otro tipo de religión, y el budismo perdió su identidad', se
defendió.
Por la mañana, Amos Oz, el escritor
israelí, fue uno de los protagonistas de la mesa redonda sobre Gobierno
mundial y sistemas de valores globalizados. Oz se mostró muy duro con el
Gobierno de Ariel Sharon, y dijo con ironía, en referencia a su país: 'El
paciente está listo para ser operado, pero los médicos son unos cobardes'.
Entre los otros temas que se abordaron en Futura Mundi destacaron Asegurar
la igualdad en la era de la biotecnología o Las visiones literarias de
un mundo dividido, en el que intervinieron la argelina Assia Djebar,
galardonada aquí en Francfort hace dos años con el Premio de la Paz, el
indio-canadiense Rohinton Mistry o el afgano residente en Francia Atiq Rahimi.
El escritor nigeriano Chinua Achebe
(Ogidi, 1930), que hoy recibirá en Francfort el prestigioso Premio de la Paz,
hizo ayer, en conferencia de prensa, un llamamiento al diálogo 'entre
religiones, entre jóvenes y mayores, entre sexos'. Porque, añadió, 'no se
conseguirá una verdadera civilización universal sin diálogo y tenemos que
aceptar además que ese diálogo requerirá mucho tiempo y que sufrirá
retrocesos'. Para Achebe, es imprescindible que la civilización universal
incluya a todas las culturas del mundo, 'no únicamente a la europea y la
norteamericana'.
Achebe es el escritor número 54 que recibe
el Premio de la Paz, convocado anualmente por la Asociación de Editores y
Libreros alemanes y dotado con 15.000 euros. Según el jurado de esta
asociación, se le ha concedido porque reconocen en él 'una de las voces más
poderosas y sutiles de la literatura africana del siglo XX; es un profesor y un
moralista inflexible, y, sobre todo, un inmenso narrador. Chinua Achebe es sin
duda el fundador de la auténtica tradición de novela inglesa en África
occidental. Su estilo está fuertemente influido por la literatura oral de su
tierra'.
Achebe publicó su novela más importante, Todo
se desmorona (traducida en España por Ediciones Del Bronce y Edicions 62)
en 1958 cuando tenía 28 años. En ella relata de una manera magistral y a la vez
sencilla el choque de culturas que se produjo cuando los primeros hombres
blancos llegaron a una de las aldeas de la tribu de los ibos, a la que él
pertenece, y empezó la catequización y la colonización. Narra asimismo el
desmoronamiento de un hijo que se cuestiona la cultura de su tierra frente a
las férreas convicciones de su padre, uno de los jefes de los ibos. De Todo
se desmorona se han vendido seis millones de ejemplares en todo el mundo.
'Las relaciones entre África y Europa es
el tema que está en el corazón de mi obra', afirmó ayer el escritor. 'Desde que
yo empecé a escribir hasta ahora las cosas han mejorado mucho. Ahora es más
fácil oír nuevas voces de África. Para mi generación, el momento de contar nuestra
propia historia llegó en los años cincuenta'.
Achebe trabajó en la radiotelevisión
nigeriana, en la que fue director del servicio extranjero en 1961. Dimitió
cinco años más tarde después de una brutal matanza que sufrió su tribu. Fue
embajador de Biafra en Europa y Estados Unidos durante la guerra de Biafra
(1967-1970). Finalizado el conflicto, impartió clases en la Universidad Nsukka
en Nigeria y fue consejero de la colección Escritores Africanos, de la
editorial alemana Heinemann, y en 1971 creó la revista Okike, una
plataforma, sobre todo para jóvenes escritores, de reflexión crítica sobre el
papel de la literatura en la sociedad. Achebe reside en EE UU desde hace años,
donde da clases de literatura africana. 'Es mi contribución a la cultura
norteamericana y además me pagan por ello'. En 1990 sufrió un grave accidente
de tráfico que le ha confinado en una silla de ruedas. En su día se especuló
con la posibilidad de que hubiera sido un atentado. 'Quedé inconsciente y no sé
lo que pasó. No tengo más información, por eso digo que fue un accidente'.
El escritor nigeriano afirmó que está muy
preocupado por la implantación de la sharia en Nigeria. 'No tiene nada
que ver con la religión, sino con la política. Algunos políticos están jugando
con la religión y la están instrumentalizando. Es muy peligroso, porque quien
juega con la religión juega con fuego'.
Preguntado sobre lo que le diría a George
Bush si un día le invitara a almorzar, respondió: 'Le diría que se tomara con
calma lo de Irak, que hay otras guerras más importantes: contra el hambre,
contra la pobreza, contra el analfabetismo'.
Paradojas del tiempo, Daniel Cohn-Bendit,
el antiguo revolucionario del Mayo del 68 francés, se convirtió ayer en un
apasionado defensor de las instituciones (algo reformadas) y del proyecto de la
Unión Europea (con un cierto toque verde). 'Europa es un proyecto para superar
los nacionalismos; se ha demostrado que, cosas impensables hace unos años, como
la desaparición de las fronteras entre Francia y Alemania, son posibles;
necesitamos a Europa como proyecto social y ecológico contra el modelo de EE UU'.
Sus palabras provocaron una dura
contestación de la escritora canadiense Naomi Klein. 'Ése es un discurso muy
peligroso', dijo. La teoría de la escritora consiste en que la Unión Europea no
actúa como 'alternativa' a Estados Unidos, como desearía también Cohn-Bendit,
sino que 'forma una coalición' con Washington. Como ejemplo puso Klein las
recientes negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Qatar,
donde tanto Bruselas como el Gobierno de EE UU defendieron los intereses de sus
empresas y de sus agricultores frente a los intentos de apertura comercial de
los países más pobres.
Una fortaleza
Cohn-Bendit no sólo sufrió este ataque.
Homi K. Baba, profesor de literatura inglesa y norteamericana en Harvard,
también le reprochó la defensa de una Europa que se está convirtiendo en una
fortaleza. El enfrentamiento entre los dos llegó a tener un cierto tono
crispado. 'Dejemos de alabar la Europa que se encierra como una fortaleza
contra la inmigración', le espetó a Cohn-Bendit. 'En este mundo globalizado en
el que existen tantas identidades nacionales hay una presencia muy tangible que
no podemos olvidar: los refugiados y los inmigrantes'. Cohn-Bendit le replicó
con un ejercicio de pragmatismo, y recordó que, pese a disponer del poder, una
experiencia que él ha vivido como concejal en Francfort, no se puede cambiar la
realidad de un día para otro. 'No se puede actuar contra la voluntad de la
mayoría; hay que ir convenciéndoles de la dirección correcta'.
La escritora Klein también rozó la polémica
al poner al mismo nivel lo que ella consideró dos fundamentalismos
esencialmente comparables: el islámico y el capitalismo de mercado. '¿Cómo
descubrir a un fundamentalista? Es fácil: les encantan los sistemas; creen que
con un sistema se pueden resolver todos los problemas; no hay más que rezar o
ir de compras'. Klein es autora de un polémico libro, del que ha vendido
millones de ejemplares, titulado No Logo: el poder de las marcas,
publicado en España por la editorial Paidós, y en el que critica a las grandes
multinacionales y al poder de la publicidad.