Pregunta publicada en 20140612: |
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Una de mis hijas tiene dos años y medio de casada, no han tenido hijos, hace cerca de un año que el esposo sufrió un cáncer en un testículo, razón por la cual le fue extirpado y además fue sometido a quimioterapia, razones por las cuales las probabilidades de que pueda engendrar normalmente, son mínimas, sin embargo al momento de descubrirle el cáncer, fue necesario tomar una muestra de semen, la cual una vez examinada fue congelada, no me han preguntado nada al respecto, pero se que hay dos opciones para utilizar ese semen, una es con la fecundación invitro, sistema que de hecho rechazo por la forma que hasta donde conozco se procede en estos casos, es decir se fecundan varios óvulos y luego no se con que criterio se selecciona uno, para ser implantado y los demás se desechan o se convierten en cobayos para experimentación; la otra opción es sobre la que quiero hacer mi pregunta, sería la inseminación artificial, la cual al tratarse del semen de su legítimo esposo, no veo un impedimento, pero dada mi ignorancia al respecto, pido su orientación al respecto ¿Sería o no recomendable utilizar este procedimiento? - E.V. * * * Lo más seguro es tener una actitud comprensiva pero firme: la inseminación artificial no es moralmente correcta. Según el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (promulgado por el Papa Benedicto XVI en 2005), leemos: 499. ¿Por qué son inmorales la inseminación y la fecundación artificial? La inseminación y la fecundación artificial son inmorales, porque disocian la procreación del acto conyugal con el que los esposos se entregan mutuamente, instaurando así un dominio de la técnica sobre el origen y sobre el destino de la persona humana. Además, la inseminación y la fecundación heterólogas, mediante el recurso a técnicas que implican a una persona extraña a la pareja conyugal, lesionan el derecho del hijo a nacer de un padre y de una madre conocidos por él, ligados entre sí por matrimonio y poseedores exclusivos del derecho a llegar a ser padre y madre solamente el uno a través del otro. El Catecismo de la Iglesia Católica (promulgado por el Papa Juan Pablo II en 1992) enseña la misma doctrina que su posterior Compendio: 2376. Las técnicas que provocan una disociación de la paternidad por intervención de una persona extraña a los cónyuges (donación del esperma o del óvulo, préstamo de útero) son gravemente deshonestas. Estas técnicas (inseminación y fecundación artificiales heterólogas) lesionan el derecho del niño a nacer de un padre y una madre conocidos de él y ligados entre sí por el matrimonio. Quebrantan su derecho a llegar a ser padre y madre exclusivamente el uno a través del otro (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, 2, 4). [Apuntes de Daniel Iglesias.] |
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-Fr. Nelson Medina, OP
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