Respuestas a tus Preguntas

Tengo una duda hace algún tiempo y pues hoy me atrevo a preguntar Los hombres nos hemos hecho hijos de Dios desde el bautismo por el ministerio y la misión redentora de Jesús. ¿Los Angeles tambien son hijos de Dios? - Ma. Constanza P.

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Santo Tomás hace un interesante análisis de la palabra "hijo" referida a Cristo y a nosotros. Según él, lo propio de los hijos es "participar de la misma naturaleza de su padre." Es así que las crías de ciervos son ciervos, y de los huevos de águila nacen águilas.

Cristo tiene la misma naturaleza de Dios Padre (según decimos con verdad en el credo) porque ha sido "engendrado, no creado." Es decir, el Hijo Eterno de Dios ha sido engendrado por Dios desde toda la eternidad, de modo que todo es común entre el Padre y el Hijo, excepto hecho de que el Padre es el que ha dado origen, y el Hijo es el "originado."

En el caso nuestro, de los seres humanos, es el Espíritu Santo el que nos hace hijos, como bien enseña san Pablo en el capítulo 8 de su Carta a los Romanos. La redención en la Cruz tenía como fin propio que nosotros pudiéramos recibir el Espíritu, de modo que ese Espíritu nos hace "partícipes de la naturaleza divina" según la expresión que usa el apóstol san Pedro en su Segunda Carta, capítulo primero. La idea que hay que destacar aquí es que la obra de la redención de Cristo es como "construir el puente" mientras que es el Espíritu el que pasa por ese puente entre Dios y el hombre, trayendo el don de la participación en su naturaleza. Así llegamos a ser hijos de Dios.

Uno ve que ser hijo de Dios no depende, estrictamente hablando, ni del pecado ni de la redención sino de esa "auto-comunicación" que obra el Espíritu. Pues bien, esa auto-comunicación se ha dado y se da también en los Santos Angeles. Algún autor dice que si el Hijo, Segunda Persona de la Trinidad, ha sido como el modelo que usó el Creador para crear al ser humano, de la misma forma el Espíritu, Tercera Persona, ha sido el modelo para el ser misterioso y simplísimo de los Angeles. Ellos evidentemente participan, incluso más que nosotros, de la naturaleza espiritual de esta Tercera Persona de la Trinidad, y por eso se aplica a ellos, tal vez más que a nosotros, aquello de ser "hijos de Dios."

De hecho, en la Biblia se aplica primero a los Ángeles ese título, por ejemplo en el capítulo 32, versículo 8 del Deuteronomio. Se cree que en el misterioso pasaje del Génesis 6 hay una referencia también a los ángeles, en general (y en este caso son ángeles caídos) como "hijos de Dios," no porque tuvieran esa presencia del Espíritu Santo sino porque su naturaleza era al principio alta, muy alta, y muy próxima al mismo Dios.