Respuestas a tus Preguntas

Fray Nelson, ¿Tu cómo crees que se debe Evangelizar hoy en día a los jóvenes? Confirmación, y dejarlos "sueltos"? - Stella Millán.

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No me considero experto en pastoral juvenil aunque es posible que el link sobre jóvenes de mi blog contenga aportes útiles para quienes están más directamente con ese renglón de la población. Deseo más bien referirme a la relación entre recibir el sacramento de confirmación y ser evangelizado--un debate que ha cobrado nuevo interés por la sugerencia del Papa Benedicto XVI de que se abra o amplíe la posibilidad de recibir la confirmación antes de la Primera Comunión, para poner siempre de relieve el orden propio de los sacramentos de la iniciación. El tema no es obvio, y tiene su historia, que en parte nos la recuerda Daniel Iglesias en su blog:

Cuarenta años atrás, lo normal en toda la Iglesia de Occidente era recibir la Primera Comunión y la Confirmación en torno a los siete años. Después del Concilio Vaticano II se difundió mucho la tendencia a postergar la Primera Comunión y la Confirmación hasta edades más tardías, por diversas razones pastorales. En el caso de la Confirmación, esa postergación se relaciona muy a menudo con la concepción de la Confirmación como sacramento de la madurez cristiana. Así en algunas Diócesis la edad mínima para la Confirmación ha llegado incluso hasta los diecisiete años.

A favor de la tendencia de dejar la confirmación para la adolescencia está el aprovechar pastoralmente un reencuentro, se supone que más maduro y firme, con la fe que se recibió de niño. Pero hay dos problemas: (1) Un número alto de jóvenes nunca se confirman, y luego, si lo hacen, es en vísperas de matrimonio, donde lo propio de la confirmación queda disuelto entre los preparativos de boda. (2) La preparación para la confirmación en adolescentes o jóvenes adultos parece afianzar la falsa seguridad de que se está cubriendo la necesidad de evangelización que tiene la juventud. Pienso que la pregunta original que ha motivado esta respuesta va en esa dirección.

Quizás es mejor no esperar demasiado de la confirmación en edad juvenil, y más bien dejar el sacramento en su lugar, o sea, como parte de la iniciación cristiana, y a la vez buscar caminos de evangelización real que acompañen la vida de niños y jóvenes desde claves distintas, es decir, no como requisitos de algo que "hay que hacer" porque llegó la edad de hacerlo, sino desde la dinámica interna de la pertenencia a comunidades de fe en los que se recibe a ritmo pausado y se asimila más a fondo el mensaje, se practica y se comparte.