Pregunta publicada en 20100225: |
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¿Cuánto de «liberación» tiene la Doctrina Social de la Iglesia? -Recibido en http://formspring.me/fraynelson *** En las décadas de los 70s y 80s del siglo pasado el término liberación quedó asociado a una serie de procesos culturales, económicos y sociales que sólo parcialmente tenían que ver con el mensaje de la Biblia. Por supuesto que Dios no puede estar de acuerdo con que haya, por ejemplo, católicos que cometen horrendas injusticias de salario o de especulación en contra de otros seres humanos e incluso de hermanos en la fe. De este escándalo de la injusticia en la repartición de bienes y oportunidades tenemos que ser ciertamente liberados y en esto hay mensajes muy poderosos en libros de la Biblia como Amós, en el Antiguo Testamento, o Santiago, en el Nuevo. Pero luego sucedió que muchos teólogos de la liberación pensaron que el análisis de la realidad social se podía hacer desde la perspectiva marxista, y que también las estrategias básicas de cambio había que tomarlas de esa misma corriente de pensamiento comunista. La mayor parte, si no todo, lo que se dijo desde ese enfoque es ajeno y contrario a la Biblia. Dos ejemplos. En el marxismo es inevitable la lucha de clases; se supone que es parte del proceso que llevará un día a la dictadura del proletariado y después, mucho después, al paraíso de la igualdad, es decir, el genuino e ideal comunismo. Según eso, es preciso seguir la llamada dialéctica de la Historia empujando los procesos que conducirán al ideal. O dicho de otro modo: hay que predicar odio, conscientizando al pueblo, de modo que ese paso, el de la lucha de clases, se complete del todo. Semejante idea, la de que la Historia tiene esa clase de leyes, y que nosotros debemos sembrar odio, todo eso es ajeno y contrario a la Escritura. Aún más grave: para el comunismo el pueblo es el sujeto autónomo (y soberano) de su Historia. La idea de autonomía es opuesta a la enseñanza bíblica. Aunque sea impopular decirlo hoy, lo que propone la Escritura es que Dios sea Rey, y nosotros su pueblo, ovejas de su rebaño. El comunismo no puede aceptar esa idea, la de un Dios, Señor de la Historia. Es evidente que una teología que toma como dogma indiscutible los postulados comunistas no puede llamarse teología cristiana. En resumen: sí que hemos de practicar y predicar una genuina liberación, pero ella no puiede tomar como dogma ni el capitalismo sin alma, ni el comunismo homicida. Nuestro ideal es aquel desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres, que pedía Pablo VI. |
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-Fr. Nelson Medina, OP
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