Pregunta publicada en 20090115: |
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Dime, entonces, fray Nelson, ¿y qué es la "gracia"? - Denis Baquero. Gracia es el don o auxilio gratuito y sobrenatural de Dios por el que, respondiendo a su llamada, El nos prepara para ser adoptados como hijos en su Hijo por el Bautismo, nos hace participar de su misma naturaleza y nos constituye en herederos de la vida eterna. De manera sencilla, podemos decir que la gracia es la acción de Dios acercándonos a El para que seamos sus Hijos. Gracia santificante o habitual: Cualidad sobrenatural, inherente a nuestra alma, que nos hace partícipes real, formal, pero accidentalmente, de la naturaleza y de la vida divina. La gracia santificante es un don habitual, una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor; la gracia habitual es disposición permanente para vivir y obrar según la vocación divina. Un autor contemporáneo, para expresar la idea de que la gracia es una vida nueva, la compara a un injerto divino introducido en el tronco silvestre de nuestra naturaleza, y que se junta y combina con nuestra alma para constituir un principio vital nuevo, y, por ende, una vida de orden mucho más elevado. Mas, así como el injerto no comunica al tronco silvestre toda la vida de la esencia o sustancia de donde la tomó, sino solamente algunas de sus propiedades vitales; tampoco la gracia santificante nos da toda la naturaleza de Dios, sino solamente alguna cosa de su vida que para nosotros constituye una vida nueva; participamos de la vida divina, pero no la poseemos por entero. Esta divina semejanza prepara al alma para una unión muy íntima con la Santísima Trinidad que en ella mora.
- Hace capaz de creer en Dios, de esperar en él y de amarlo mediante las virtudes teologales; La gracia actual: Es un auxilio sobrenatural y transitorio que Dios nos da para iluminar nuestro entendimiento y fortalecer nuestra voluntad en la producción de actos sobrenaturales. Su modo de obrar: a) La gracia actual obra en nosotros moral y físicamente: moralmente, por medio de la persuasión y de la atracción, como la madre que, para ayudar a su hijo a andar, le llama cariñosamente y le atrae hacia sí con la promesa de un premio, físicamente, comunicando fuerza nueva a nuestras facultades, bastante débiles para obrar por sí mismas, a la manera que la madre coge a su hijo del brazo, y le ayuda, no solo con la voz, sino también con el gesto y la acción a dar algunos pasos. |
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-Fr. Nelson Medina, OP
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