Respuestas a tus Preguntas

Fray Nelson Medina: Como siempre abusando de su amabilidad, quiero por favor que me saque de una gran duda: Los teólogos reconocen tres especies de ciencia en la santa alma de Jesucristo, en su vida mortal:

1.- La Ciencia de la Visión Beatífica,
2.- La Ciencia Infusa y
3.- La Ciencia Adquirida.

¿Estas tres especies de Ciencia qué significan? Gracias Padre y muchas bendiciones. -Juan Carlos Mayser J.

La palabra "ciencia" (scientia, en latín) significa aquí simplemente "conocimiento." El tema teológico de la "Ciencia de Cristo" es entonces el estudio razonado y creyente de la respuesta a esta pregunta: ¿Qué podía conocer Cristo?

La Ciencia de la Visión Beatífica es la afirmación de que Cristo, que no deja de ser Dios, tiene el conocimiento propio de Dios, o sea, lo que puede conocerse estando en el Cielo. Por eso se habla de "visión beatifica."

La Ciencia Infusa alude a uno de los Dones del Espíritu Santo, el del Don de Ciencia. Jesús, en su humanidad, fue ungido por el Espíritu Santo para llevar a término la misión sacerdotal y profética que tuvo su culminación en la Hora de la Cruz. Habiendo recibido esa plenitud del don en su alma santísima, Cristo podía ver las cosas, los eventos y las acciones de las personas con una penetración singular, la que es propia de este don del Espíritu.

La Ciencia Adquirida se refiere al hecho de que, en cuanto humano, Jesus crecía en edad sabiduría y gracia, como dice Lucas 2,52. Por ejemplo, de san José debió de aprender Jesús el oficio de carpintero.

No deja de ser problemática esta clasificación de los modos de conocer que tenía Jesús. La objeción más frecuente en contra de esta división es que la Ciencia de la Visión Beatífica cobija todo, de manera que parecería que Jesús a la vez tendría que saber e ignorar cosas: las tendría que saber en cuanto Dios e ignorar en cuanto hombre, que debe aprenderlas pacientemente.

Esta objeción es fuerte pero no infranqueable. El alma humana de Cristo, mientras estuvo en esta tierra estaba sujeta a la condición temporal que todos tenemos. El conocimiento infinito de la visión beatífica solo hubiera podido existir en acto con respecto a cada detalle de cada ser si el Señor pudiera pasar instantáneamente, o sin limite temporal, de un conocimiento a otro, pues esa es la condición de la racionalidad del alma humana, que no puede ver cada detalle de cada deducción a la vez, aunque sí puede ver, desde una conclusión lógica, la verdad del proceso que ha llevado a ella. Del mismo modo, Cristo desde la visión beatífica de su alma podía ver la verdad divina en todo, y en Dios mismo, pero eso no significa que en cada momento viera cada detalle de cada ser--como decir, todas las posiciónes de todos los átomos de todas las montañas de todo el mundo.

Lo hermoso de este tema reside también en su dificultad porque alude al milagro inmenso de la Encarnación, finalmente.