Pregunta publicada en 20080522: |
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Estimado Fray Nelson, Le doy mi enhorabuena por lo extenso y sólido de su labor predicadora además de por la coherencia y sensatez con la que afronta temas aparentemente conflictivos para la fe católica. Querría exponerle ciertas dudas concernientes a la personalidad de Jesucristo. Leyendo el evangelio, por lo menos alguien que no haya recibido una preparación específica, encuentra pasajes que chirrían en el sentido de que se oponen diametralmente a la imagen de Jesús del Sermón de la Montaña o de la Cruz, la imagen que revela la Iglesia, o por lo menos la imagen popular de Jesús. Todos estos pasajes -seguro que sabe a cuales me refiero- pueden ser justificados, a mi entender, por la necesidad de un juicio final para que la libertad en la que creemos sea tal ( "...más vale que le aten una piedra y lo tiren al mar", "...arrojadlos al exterior, donde habrá llanto y crujir de dientes..."). Otro pasaje de esta índole es aquel en el que Jesús parafrasea a Isaías con su "Escuchad bien, pero no entendáis; mirad bien, pero no comprendáis.", etc. que podría encajarse dentro de la tradición mesiánica y la personalidad de Jesús según usted indica en la sección de Preguntas y Respuestas de su página web. Sin embargo, si le soy sincero, a pesar de ser justificables, al leer el evangelio me siguen resultando impropias de alguien que se mostró capaz de proclamar las Bienaventuranzas y de morir como murió. Suponiendo superados los obstáculos antepuestos para una coherente visión de Jesús me encuentro con otros dos casi insalvables para mi capacidad. Me refiero, en primer lugar, al pasaje del niño epiléptico, aquel en el que Jesús se muestra desesperado y hastiado de los discípulos y personas que se encontraban en el lugar ("¿Hasta cuando tendré que estar con vosotros generación incrédula y perversa?). ¿Cómo el Jesús que amó hasta el extremo a sus amigos puede expresarse tan humanamente? El otro fragmento que me escalofría cada vez que lo leo es el de la conclusión de la parábola de los talentos (creo que de Lucas) en el que el rey retornado ordena degollar en su presencia a los que lo rechazaron. ¿No es Jesucristo el rey que ha de reinar? Se que es en lenguaje figurado, pero aún así me resulta imposible imaginarme al Jesús que me mostraron desde pequeño diciendo ésto. Le ruego me disculpe por el tiempo que haya podido perder con mi consulta, pero todo ésto, además de mi frialdad, ha hecho que a pesar de seguir siendo católico, e intentar seguir la doctrina católica, cada vez me hayan ido surgiendo más y más dudas y me haya alejado de la fe. Le agradezco muchísimo su atención. Atentamente, Pienso que en general este curso te puede dar muchas indicaciones, sobre todo el programa número 5, que está dedicado a los Evangelios. La idea básica es esta: no partamos de que conocemos a Cristo sobre la base de algunos pasajes del Evangelio para luego juzgar al Cristo de los demás pasajes. Cualquier escogencia de unos textos por encima de otros corresponde a lo que se llama hacer un "canon dentro del canon." Lutero, por ejemplo, consideraba que la Carta de Santiago era menos bíblica, y casi no-bíblica, si se la comparaba con la Carta a los Romanos. Tal tipo de comparaciones terminan imponiendo un criterio o gusto nuestro sobre la Palabra de Dios. Otra cosa a tener en cuenta es que cuando Jesús habla en parábolas no hemos de buscar en todos los casos una equivalencia uno-a-uno entre los personajes de la parábola y otras realidades, como decir, Cristo mismo, o Dios Padre, o la realidad del demonio o del pecado. Esta es la diferencia entre una alegoría y una parábola. Una alegoría es aquella forma de parábola que consiste en un revestimiento gráfico y narrativo de algo que se podría contar sin metáforas. En una alegoría hay siempre equivalencias uno-a-uno. Cristo dijo, al parecer algunas alegorías, sin darles ese nombre técnico; lo más probable, por ejemplo, es que la llamada parábola del sembrador es una alegoría, o por lo menos eso se puede creer por el hecho de que hay una correspondencia entre cada acción con la semilla y cada grupo de oyentes; es lo que se llama equivalencia o correspondencia uno-a-uno. En general, sin embargo, Cristo uso más parábolas que siendo comparaciones no son alegorías. Un caso interesante es el de la viuda que le ruega a un juez inicuo: Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. «Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: "¡Hazme justicia contra mi adversario!" Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme."» Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? (Lucas 18,1-7) Si uno tomara ese texto como una alegoría tendría que suponer que Jesús quiere que pensemos que Dios es un pésimo juez. La cosa es al revés: Jesús lo que hace es tomar una situación real, una situación que se da en la vida real, en la que hay jueces inicuos, para decir que de ese hecho de la vida podemos sacar una enseñanza que trasciende lo que aparece a primera vista. En buena parte su predicación es eso: ayudarnos a ver la vida con mayor hondura, a leer lo que no es obvio. Además, predicando asi, Cristo se pone inmediatamente en el caso de la persona que de hecho sí cree que Dios es "injusto." La multitud de casos partculares impide que digamos muchas más cosas aquí. Sí te invito a leer transcripciones de homilías en nuestro wiki, porque muchas enseñanzas sólo las descubrimos con tiempo, oración y atenta escucha. |
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-Fr. Nelson Medina, OP
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