Pregunta publicada en 20070628: |
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Hola! Qué tal, un cordial saludo. Hace tiempo que no escribía; va a decir que solo le escribo cuando se me ofrece algo pero es que se me hizo bolas el engrudo (como decimos en Mexico, je je) con unos versiculos de Genesis y esperaba que ud me ayudara: Gen 1:26 Y dijo Dios: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra." Gen 2:7 Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. Entonces: ¿se hizo al hombre dos veces o se hicieron dos clases de hombres? ¿O se hizo al hombre en dos etapas distintas, o por qué se refiere en dos ocasiones a la creacion del hombre? Victor Manuel Morales Olivas. Tu pregunta es muy oportuna. Es la clase de inquietud que hace unos dos siglos empezó a mostrar, primero en ámbito protestante y luego también entre los católicos, que la Biblia era una obra extraordinariamente compleja y que incluso preguntas sencillas resultaban cuestionando cosas que hasta entonces se habían asumido casi universalmente pero sin mucho sentido crítico. Tomemos otro ejemplo: se suponía que Moisés había escrito los cinco primeros libros de la Biblia, lo que suele llamarse el Pentateuco. Peo el último de estos libros relata de hecho la muerte de Moisés (Deuteronomio, capítulo 34). En síntesis, la respuesta directa a tu interrogante es que los dos relatos se refieren a la creación del hombre y por eso ambos implican obras de Dios. No hay cómo poner estos dos relatos en secuencia, como decir que primero una cosa y luego la otra, porque lo que Dios "dice" sucede, se obra, como consta en todos los versículos en los que la sola Palabra de Dios crea lo que ven nuestros ojos. Simplemente son dos miradas distintas, dos relatos distintos que miran de modo simbólico a una misma realidad profunda: que somos creación de Dios. Esta clase de realidades no pueden ser descritas o explicadas en términos cotidianos ni científicos tampoco, porque crear no es hacer algo con lo que ya hay sino hacer posible que sea lo que llega a existir. Por eso se puede decir que estos dos relatos son como dos "parábolas" al estilo de los Evangelios, y que cada uno a su modo algo nos deja conocer del misterio de nuestro propio origen. En efecto, una mirada atenta a un texto como el libro del Génesis revela hechos como estos: hay una serie de textos que utilizan siempre la palabra Yahveh para referirse a Dios; luego hay otra serie de textos que prefieren la palabra Elohim para Dios. Para más sorpresa, si uno saca aparte los textos que claramente aluden a Dios como Yahveh y aparte los que hablan de Dios como Elohim, resultan casi dos relatos coherentes en sí mismos, algo así como si, a un cierto punto, hubiera existido un relato que podemos llamar Yahvista y otro relato que podemos llamar Elohista, y que en un momento posterior estos dos relatos hubieran sido "combinados" o entrelazados para producir lo que conocemos hoy como el Génesis. Esta clase de análisis difícilmente se pueden hacer en nuestras traducciones actuales. Son cosas que, en cambio, se notan bien en el text hebreo. Por supuesto, como durante la Edad Media la Biblia fue leída, orada y predicada sobre la base de un texto en latín (la Vulgata), esta clase de preguntas e investigaciones difícilmente hubieran podido surgir. Además, la mentalidad reinante entre los católicos era que la Igesia ya posee la verdad sobre la Biblia, de modo que mucha gente pensaba que ni siquiera había necesidad de ir a la Biblia misma. Y como por otra parte los protestantes se han dividido tanto entre ellos mismos porque cada uno interpreta la Biblia a su manera, no parecía recomendable simplemente ir a la Biblia, mirarla casi que como un libro más, y proceder a explicarla de un modo puramente racional, es decir, haciendo caso omiso de la inspiración que la hizo posible y de la revelación que contiene. Los que han estudiado la Biblia en profundidad, tanto del lado protestante como del lado católico, usando la idea de "fuentes" (como decir, que debe haber un relato Yahvista) no han alcanzado un acuerdo perfecto sobre cuál es la historia de la redacción, es decir, cómo se supone que esos distintos relatos fueron adosados o incorporados hasta llegar al texto que conocemos hoy. En ese sentido hay espacio ara cierta especulación y queda margen para duda o inseguridad. El Magisterio de los Papas no ha aprobado expresamente esa teoría de distintas fuentes, ni tampoco nos ha ordenado que la rechacemos. Sin embargo, tanto Juan Pablo II y Benedicto XVI han hecho menciones a algunos elementos de esta teoría sobre una redacción compleja, por ejemplo aludiendo a "el relato Yahvista." Es que si uno no admite que hay distintas fuentes no hay manera de resolver de veras la pregunta sobre por qué hay tantas menciones paralelas, como la de la creación del hombre, o por qué los giros verbales, semánticos o sintácticos cambian de modo "inexplicable" como si una persona escribiera un capítulo usando ciertas formas y luego se volviera como otra persona para el siguiente capítulo y dejara de usar sus modismos y giros típicos y empezara a usar otros. En resumen, la postura católica más común y aprobada por el Magisterio es admitir que el proceso de redacción de los libros de la Biblia es complejo, seguramente requirió de muchas etapas y entraron muchas manos. Estos autores obaron "como verdaderos autores" nos dice la Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II. El texto completo, que está en el número 11 de esta Constitución Conciliar merece ser citado íntegramente: La revelación que la sagrada escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La santa madre Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia. En la composición de los libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería. Queda abierto el camino para un proceso de redacción que tal vez fue largo y tortuoso, pero sobre todo queda claro que el mensaje que nos salva y transforma no es el mensaje reconstruido por especialistas, aunque su tarea será siempre valiosa, sino el texto que finalmente nos ha llegado, y que es ese texto, en cuanto escuchado, amorosamente meditado y orado, finalmente predicado y creído, el que hace la plena obra en nosotros. |
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-Fr. Nelson Medina, OP
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