Pregunta publicada en 20070626: |
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Hola Fray Nelson, Le escribo para unas preguntas y unos comentarios. ¿Es verdad que cuando una persona esta en agonia no deben estar con ella personas que no esten casadas por la Iglesia, es decir, personas amancebadas, porque impiden que la persona muera tranquilamente? ¿O también que hay de cierto que cuando una persona no puede morir, es porque está esperando algún familiar y cuando el familiar va a verlo la persona muere en paz? ¿O también, que cuando una persona muere con los ojos abiertos es porque estaba esperando algun familiar? La muerte es compleja, no sólo desde el punto de vista emocional o existencial, sino incluso biológico. Tal vez puede decirse que morir, desde el punto de vista del cuerpo, es algo así como una cascada de hechos que van desconectando nuestros varios sistemas (circulatorio, linfático, hormonal, neuronal, digestivo, etc.) y que a la vez están marcados por el avance implacable de los mismos micro-organismos que tenemos cuando estamos vivos. Vivir, en esta tierra, es entre otras cosas mantener a raya a la muerte, mientras uno sigue haciendo acopio de la energía, materiales e información que necesita para mantenerse, reproducirse, comunicarse y sentirse relativamente bien, seguro y estable. Esta tremenda complejidad hace muy difícil hacer predicciones sobre qué es lo "normal" o lo "extraño" cuando alguien muere. Aunque es verdad que todos los procesos de la muerte implican desconexión, disolución y corrupción, los modos específicos en que se den las cosas no son iguales para todas las personas. Parece cierto que hay personas que pasan de un estado inconsciente a la muerte, o como se dice, "del sueño a la muerte," mientras que otros parecen sufrir prolongadas agonías, sobre todo cuando hay dificultades respiratorias crónicas, o dolores agudos. Es de esperar que los ojos o el aspecto del rostro estén más relacionados con esta clase de factores orgánicos y biológicos y no tanto con situaciones externas. Por decir algo, no debo suponer que si mi abuelo murió con los ojos cerrados es que no le importaba si yo iba a despedirme de él. Y sin embargo, es real que los recuerdos, expectativas y emociones de los agonizantes influyen en su modo de morir, por lo menos de una forma parcial, y si es el caso que están conscientes. Ejemplos numerosos hay de personas que sufren mucho en agonía y luego mueren en paz al poder despedirse por ejemplo de un hijo que estaba lejos. En otro sentido, una mamá que quiso ver a su hija casada y bien casada "por la Iglesia" puede sentirse muy mal de ver que no logró convencerla de ello. Pero es difícil decirle a una hija en esa condición que no vaya a despedirse de la mamá, y yo jamás aconsejaría algo así, entre otras cosas porque la angustia de esperarla puede ser una tortura peor. En resumen, yo considero como simples mitos esas cosas que te han contado, creo que no se puede hacer una regla de ellos, y creo que es más sensato seguir estas sugerencias:
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-Fr. Nelson Medina, OP
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