Respuestas a tus Preguntas

Padre Nelson Medina, siempre deseando lo mejor para usted y todo su equipo,siempre me acuerdo en mis oraciones. En las Bienaventuranzas del Evangelio de Lucas o en la Carta de Santiago, ¿por qué hay esa discriminación de ricos y pobres, si todos somos hijos de Dios? Juan C. Mayser - Santa Cruz, Bolivia.

El punto central es qué pasa con el corazón humano cuando se siente abundar en riqueza. Las cosas en sí mismas no son buenas ni malas, y por ejemplo, el dinero puede usarse para muchas cosas buenas o muchas malas. El problema es el corazón.

Todo tiene que ver con la sensación de estar en necesidad y de no poderlo solucionar todo por uno mismo. Cuando uno tiene esa sensación, suceden muchas cosas: a uno le toca admitir los propios límites, y le toca abrirse al bien que otros puedan dar. Esta clase de experiencia, que es muy común entre la gente pobre y mucho menos frecuente entre la gente rica, suele educar en una serie de cosas muy necesarias y compatibles con el Evangelio de Cristo: la humildad, la conciencia de las propias faltas, el aprecio por el acto de dar, la conciencia de que un día será saludable dar también.

No es que las riquezas sean malas, entonces, sino que es fácil para el corazón humano crearse seguridades falsas, que traen verdadera soberbia. Y la verdad es que en muchas ocasiones son los pobres, los realmente pobres, quienes muestran actos muy grandes de generosidad.

A esto sin embargo hay que anotar un par de cosas. Ni la pobreza es un bien, porque Dios quiere una vida digna para todos, ni todos los pobres son buenos. Hay pobres llenos de amargura, hay pobres repletos de odio, y hay pobres cómodos en su pereza, esperando que algún paternalismo les evite esforzarse. El evangelio entonces no canoniza la pobreza en términos absolutos, sino, como ya se dijo, trae nuestra atención al hecho de que el corazón humano es débil de muchos modos, y cuando pretende sentirse seguro es cuando está en mayor riesgo.