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Respuestas a tus Preguntas

Pregunta publicada en 20070111:
El Opus Dei

Fray Nelson,

Soy miembro del Opus Dei (supernumerario o sea laico al igual que mi esposa), en unas de las cartas del angel escuchaba sobre la lucha del poder eclesial que se dea en nuestra iglesia y los diferentes carismas que existen. Mi pregunta: ¿cómo ves el Opus Dei? Esta respuesta es muy importante para mí, gracias!!! Espero tu respuesta. Dios te bendiga!! -JPLV, Bolivia.

Pienso que el Opus Dei nació de una intuIción maravillosa, y en muchos aspectos, profética. Por supuesto, no todo lo que veo de su realidad actual me gusta, pero también soy consciente que toda obra en la Iglesia puede ser sometida a crítica. Si por ejemplo mi comunidad, la Orden de Predicadores, o sea, nosotros los dominicos, fuéramos puestos en la mira de la crítica tanto como el Opus Dei, no creo que nos iría mucho mejor.

Voy a comentar sin embargo cosas específicas, tanto buenas como para corregir.

Aquello de santificar la vida cotidiana y de encontrar el servicio a Dios y el amor al prójimo en el ejercicio mismo de nuestras labores es MUY BUENO. La idea de que estamos llamados a crecer espiritualmente y que ese crecimiento no riñe con el avance de la inteligencia o con un estilo de vida saludable, vigoroso y alegre, es MUY BUENA. Tomar en serio la liturgia y un ritmo constante pero no agobiante de oración y vida de píedad y sacramentos es MUY BUENO.

Tres cosas no me gustan: he sabido por varias personas que en sus entrevistas iniciales de entrada averiguan cuanto pueden del nivel económico y de influencia social de ellos y de sus familias. Es un tema recurrente que, como el sol, no se puede tapar con un dedo. No es simple "elitismo," diría yo, sino más bien la idea de que la sociedad está bien y funciona bien si cada persona permanece siempre en el mismo nivel social y económico, por supuesto que recibiendo todo lo que es propio de una vida digna. Mi primer reparo es: ¡No tengamos tanto miedo a la movilidad social!

El segundo reparo tiene que ver con una cierta presión psicológica que sé que se ha ejercido muchas veces para atraer o retener personas, más o menos diciéndoles que si abandonan el Opus Dei están traicionando a Dios y quedan en grave riesgo de condenación. Esto ha hecho daño a un número apreciable de personas. Bien está cuidar la propia vocación pero erigirse en jueces del querer divino para pretender conocer tanto de una persona como para hablar de condenación es excesivo, y es algo que ha sucedido en el Opus Dei.

El tercer reparo es la actitud de distanciamiento o desconfianza que el Opus suele tomar con respecto a todo lo carismático, no negándolo, pero sí poniéndolo en condiciones que en la práctica significan que lo extraordinario y maravilloso nunca sucede. Es malo ver milagros en todo, pero no es bueno negar el influjo benéfico que los portentos y maravillas extraordinarias del Señor realizan en muchas vidas. El valor de la lucha cotidiana no puede oscurecer el valor de los regalos y dones que vienen de Dios y que también suceden entre nosotros, incluyendo sanaciones, don de lenguas, profecías, y otros carismas. Hay mucha resistencia o desconfianza a todo ello en el Opus Dei, o por lo menos, en una gran proporción de sus miembros. No es negación teórica sino práctica.

Dicho todo esto, debemos subrayar que los ataques al Opus Dei suelen ser infinitamente más graves y perversos que cualquier falla que este movimiento haya tenido. Los que odian al Opus Dei quieren destruir, no el mal que pueda tener, sino a la Obra de Dios misma. Les fastidia que exista el Opus Dei no por los defectos que hemos mencionado sino porque les fastidia que haya cristianos que creen que la fe no tiene por qué esconderse. Quieren hundir y desacreditar al Opus Dei porque temen que si los cristianos ganan o recuperan poder en la esfera pública, muchos negocios sucios, que se alimentan del pecado, tendrán gran dificultad en sobrevivir.

Pienso que hemos de amar todas las obras y movimientos de la Iglesia, sin ser ciegos a sus límites y falencias. El Opus Dei es una obra bella, que merece nuestra oración y respeto, pero que también hará bien en revisarse a sí misma con sentido crítico, para ser más fiel a su inspiración original y sobre todo, al querer de Cristo.


Reproducción permitida, citando la fuente.
-Fr. Nelson Medina, OP

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