Pregunta publicada en 20061109: |
---|
No he encontrado nada mejor que un escrito del P. Jordi Rivero en CORAZONES.ORG. Se le llama "don de lenguas" a diferentes dones que se deben distinguir para evitar confusión: 1- El don milagroso de hablar un idioma que no se ha aprendido por la vía natural. Este don se manifestó en Pentecostés.
Se trata de un don milagroso. San Agustín enseña que en el comienzo de la Iglesia este don era necesario para que el Evangelio se comunicara rápidamente a todas las naciones, así todos podían recibirlo y además se daba testimonio del origen divino de su doctrina. Pero cuando la Iglesia ya hablaba los diferentes lenguajes (por medios naturales) el don se hizo menos necesario. En su tratado 32 sobre el Evangelio de San Juan, San Agustín, Padre del la Iglesia, siglo IV, escribe:
Santo Tomás, en su Summa Thelogia, confirma que este don milagroso de lenguas no es tan común como lo era antes. El don, sin embargo, no ha desaparecido. Entre los santos que lo ejercieron están: San Pacomio (siglo IV), San Norberto (siglo XII), San Antonio de Padua (siglo XIII), San Vicente Ferrer (Siglo XIV), San Bernardino de Siena (siglo XV) y San Francisco Javier, el gran misionero en el Oriente (siglo XVI). En cada caso el don abrió la puerta para comunicar el mensaje del Señor. En nuestro tiempo también hay numerosos testimonios de este don. Por ejemplo, sacerdotes que, en un momento de necesidad, han confesado o predicado en un idioma que desconocían. 2- Profecía en lenguas. Es el don de pronunciar profecías en un lenguaje ininteligible o desconocido por los que están presente. Estas palabras pueden ser interpretadas por alguien con el don de interpretación (sea porque conoce el lenguaje naturalmente o por un don especial). Entonces el mensaje edifica a la iglesia. Si no se interpreta, este don de lenguas se dirige solo a Dios y no a la comunidad.
Según San Pablo estos dones (lengua y su interpretación) son parte del don de profecía pero advierte que debe estar sometido al orden de la iglesia. No deben, por ejemplo, varias personas hablar en este tipo de lenguas al mismo tiempo. 3-Orar en lenguas o canto de júbilo. Este don es muy diferente a los de arriba. Por medio de el se expresa, con sonidos ininteligibles, la devoción que no se puede poner en palabras. Se ha comparado con el canto gregoriano, cuando este extiende las sílabas en una hermosa armonía de alabanza. A diferencia del don antes mencionado, este tipo de lenguas pueden ejercerlo varias personas o muchas, de igual manera que se expresa el canto en la comunidad. Mientras unos alaban en lenguas, otros pueden alabar con palabras del vernáculo o cantar. Es un don muy sencillo por el cual el Espíritu Santo nos asiste en la oración, particularmente en la alabanza. Este don se manifiesta con frecuencia en los grupos de oración carismáticos.
Este don de lenguas es a la vez una forma de oración bajo la influencia del Espíritu Santo y bajo el dominio de la voluntad del sujeto. Dios no viola su libertad, por lo que la persona utiliza sus facultades normales. Es por eso que la persona debe rezar en lenguas utilizando su discernimiento en cuanto al momento y la forma apropiada para ejercerlo. Puede, por ejemplo elegir rezar en lenguas en alta voz o en silencio según sea o no una distracción para otros. No se trata por lo tanto de un milagro propiamente hablando sino de un don que se acopla a las capacidades normales de la naturaleza. En la oración en lenguas no se utiliza el intelecto para formular el lenguaje. El intelecto se absorbe en adoración. San Agustín, Padre de la Iglesia del siglo IV, incluye el don de lenguas en el canto de "júbilo":
Como todo don, las lenguas pueden utilizarse bien o mal. No se debe exagerar ni minimizar la importancia de ningún don. Cada uno tiene su lugar en al plan de Dios y debe utilizarse solo a su servicio. Ningún don es prueba de santidad.
Debemos aceptar con gratitud todos los dones de Dios y usarlos bien. San Pablo dice:
Habiendo clarificado gratitud por el don de lenguas que el mismo posee, San Pablo escribe en el próximo versículo:
En las reuniones de cristianos todo don tiene su lugar en el orden que debe existir. (Cf 1 Cor 14, 39-40) El don de lenguas también es una gran ayuda en la oración privada. Los sacerdotes y líderes de grupos tienen una responsabilidad de enseñar el uso correcto de los dones. Deben ayudar a vencer las dudas y otros obstáculos como también advertir sobre los excesos. De igual manera, no es justo condenar un don de Dios porque algunos lo hayan mal usado o mal interpretado. Las lenguas no son una "señal" para los creyentes San Pablo:
San Pablo no está sugiriendo que no se use el don entre creyentes. Solamente dice que no se tenga entre ellos como señal. Y es que algunos enseñan falsamente que el don de lenguas es señal de elección o de santidad o asumen que si no hay oración en lenguas no está actuando el Espíritu Santo. Estos errores se deben condenar. San Pablo exhorta a la madurez, a valerse con gratitud de todos los dones pero no fascinarse con los dones mas visibles, sino reconocer el lugar de cada uno. El de lenguas es inferior a los demás dones y virtudes. El don de lenguas, siendo para el bien de la Iglesia, nos ayuda a abrirnos a otros dones. Pero esto solo ocurre si el corazón está bien ordenado según la sana doctrina. Testimonio: El don de lenguas ha sido una gran ayuda para abrir mi corazón en oración. Una vez explicado correctamente en el contexto de una comunidad que acepta el don, las lenguas son recibidas por muchos y la comunidad incrementa su alabanza. En nuestra experiencia, el don de lenguas, una vez recibido, permanece como don. Pero muchas veces se abandona como si fuese un don solo para principiantes. Si se desprecia el don, si se puede perder. Tenemos una tendencia a estar en control y convertir los grupos de oración en grupos de discusión o compartir, cosas buenas en sí pero que no deben sustituir la alabanza. |
Reproducción permitida, citando la fuente.
-Fr. Nelson Medina, OP
Link permanente:
http://fraynelson.com/respuestas.php?fechapub=20061109