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Respuestas a tus Preguntas

Pregunta publicada en 20061017:
¿No debería ser Natanael el primer Papa?

Según aparece en Juan 1,49, fue Natanael el primero en reconocer a Jesus como el Mesias. ¿Por qué Jesus no le dijo a él lo que le dijo a Pedro, cuando también éste lo reconocio como Mesías, según Mateo 16,15-19? -P. Quintero, Oxford

Un modo de responder sería: tenemos que preguntárselo a Jesús. Una cosa es cierta, sin embargo, lo que Jesús vio en Pedro no depende únicamente del episodio de Cesarea de Filipo, el que se narra en Mateo 16. Creo que para comprender el papel del apóstol Pedro es bueno mirar más de un pasaje. Es más bien el conjunto de episodios que involucran a Padro lo que nos ayuda a comprender su lugar particular y el misterio que Jesús le encargó.

De hecho, la figura de Pedro es fascinante y muchos de nosotros podemos reconocernos en su manera de obrar, como tan espontánea, tan valiente y a la vez tan "terrenal." Este es el apóstol que casi siempre toma la iniciativa, el que lo promete todo, el que llora arrepentido su propia flaqueza. Este es el apóstol testigo privilegiado de algunos de aquellos milagros que sólo pocos apóstoles vieron, como la resurrección de la hija de Jairo, la transfiguración o el sudor de sangre en el huerto de los olivos. Impetuoso, primario, realista, grande y pequeño a la vez, Pedro es el apóstol que resume de alguna manera nuestra naturaleza tan necesitada de Cristo y tan resistente a entregarse por completo al poder de Cristo.

¿Quién no se identifica con el escepticismo de Pedro, que no termina de convencerse de que Cristo pueda caminar sobre el agua? ¿Y luego quién no se identifica con su grito sincero: "¡sálvame, Señor!" cuando arrecian los vientos y las olas?

Pero por encima de esto, la fe de Pedro es el verdadero centro de su alma. Es algo que va mucho más allá de la confesión de Cesarea de Filipo. Es la fe de un hombre que aprendió finalmente a no fiarse de sí mismo, ni de sus propios conocimientos, experiencia, virtud o sentimientos. Pedro, al final del Evangelio, es el que puede alcanzar esa cima verdadera, allí donde uno sólo puede decir lo que él dijo: "Señor, tu lo sabes todo, tú sabes que te quiero." Sólo allí estará él preparado para cumplir el encargo de Cristo: "Apacienta mis ovejas." Pidmaos siempre a Dios para que el sucesor de Pedro tenga ese mismo espíritu arrojado y humilde a la vez, y para que sea siempre fiel servidor de Dios, para que apaciente en Cristo al rebaño de Cristo.


Reproducción permitida, citando la fuente.
-Fr. Nelson Medina, OP

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