Pregunta publicada en 20060530: |
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¿Hay algo que uno pueda hacer para alcanzar los famosos frutos del Espíritu Santo? -Vocacionado, México Comenta sabiamente la página CORAZONES.ORG: Cuando el alma con fervor y dócil a la acción del Espíritu Santo, se ha ejercitado uno largo tiempo en la práctica de las virtudes, adquiere facilidad para cumplir sus actos. Ya no se sienten las repugnancias que se sentían al principio. No es preciso combatir ni hacerse violencia. Se hace con gusto lo que antes se hacía con sacrificio. Les sucede a las virtudes lo mismo que a los árboles: los frutos de éstos, cuando están maduros, ya no son agrios, sino dulces y de agradable sabor. Lo mismo los actos de las virtudes, cuando han llegado a su madurez, se hacen con agrado y se les encuentra un gusto delicioso. Entonces estos actos de virtud inspirados por el Espíritu Santo se llaman frutos del Espíritu Santo, y ciertas virtudes los producen con tal perfección y tal suavidad que a esos estos se los llama bienaventuranzas, porque hacen que Dios posea al alma planamente. Cuanto más se apodera Dios de un alma más la santifica; y cuanto más santa sea, más cerca está de la felicidad, que es donde, estando ya la naturaleza como curada de su corrupción, se poseen las virtudes como naturalmente. Los que tienden a la perfección por el camino de prácticas y actos metódicos, sin abandonarse enteramente a la dirección del Espíritu Santo, no alcanzarán nunca esta dulzura. Por eso sienten siempre dificultades y repugnancias: combaten continuamente y a veces son vencidos y cometen faltas. En cambio, los que, orientados por el Espíritu Santo, van por el camino del simple recogimiento, practican el bien con un fervor y una alegría digna del Espíritu Santo, y sin lucha, obtienen gloriosas victorias, o si es necesario luchar, lo hacen con gusto. De lo que se sigue, que las almas tibias tienen doble dificultad en la práctica de la virtud que las fervorosas que se entregan de buena gana y sin reserva. Porque éstas tienen la alegría del Espíritu Santo que todo se lo hace fácil, y aquéllas tienen pasiones que combatir y sienten las debilidades de la naturaleza que impiden las dulzuras de la virtud y hacen los actos difíciles e imperfectos. La comunión frecuente es un excelente medio para perfeccionar en nosotros las virtudes y adquirir los frutos del Espíritu Santo, porque nuestro Señor, al unir su Cuerpo al nuestro y su Alma a la nuestra, quema y consume en nosotros las semillas de los vicios y nos comunica poco a poco sus divinas perfecciones, según nuestra disposición y como le dejemos obrar. Por ejemplo: encuentra en nosotros el recuerdo de un disgusto, que aunque ya pasó, ha dejado en nuestro espíritu y en nuestro corazón una impresión, que queda como simiente de pesar y cuyos efectos sentimos en muchas ocasiones. ¿Qué hace nuestro Señor? Borra el recuerdo y la imagen de ese descontento, destruye la impresión que se había grabado en nuestras potencias y ahoga completamente esta semilla de pecados, poniendo en su lugar los frutos de caridad, de gozo, de paz y de paciencia. Arranca de la misma manera las raíces de cólera, de intemperancia y de los demás defectos, comunicándonos las virtudes y sus frutos. |
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-Fr. Nelson Medina, OP
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