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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Miércoles, Octubre 4 de 2017[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Para esta fecha hay 2 posibles celebraciones litúrgicas. Esquema No. 1 Tiempo Ordinario, Año Impar,
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1a. |
Si a su majestad le parece bien, déjeme ir a reconstruir la ciudad de mis padres (Nehemías 2,1-8) |
Salmo |
Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti. (Salmo 36) |
Evangelio |
Te seguiré adonde vayas (Lucas 9,57-62) |
Núm. |
Datos |
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1 |
2003/10/01 |
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2 |
2011/09/28 |
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Homilía para leer: |
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1 |
1. Quiero reconstruir mi ciudad1.1 El sencillo relato de la primera lectura de hoy nos permite asomarnos al alma generosa y noble de un hombre que, desde su condición laical, tuvo un papel no pequeño en las iniciativas de reconstrucción de Jerusalén después del destierro a Babilonia. Se llama Nehemías, y da nombre a uno de los libros de la Sagrada Escritura. Como es explicable, tratándose de un libro relativamente breve, su presencia en la Liturgia de la Palabra en la Santa Misa es muy discreta: apenas le tenemos dos días, dentro del ciclo para los años impares. 1.2 Para apreciar qué riesgos y qué desprendimientos hubo de asumir el corazón de Nehemías, conviene recordar que la situación de los desterrados, si bien triste desde el punto de vista de la fe, no era ya desesperada en otros aspectos. Es proverbial hablar de lo recursivos e ingeniosos que son los judíos, y ciertamente eso no les viene de ayer. Muchos de ellos habían establecido comunidades de mutua ayuda y pequeñas empresas de familia, y empezaban a prosperar, también económicamente, en los mercados más abiertos y nutridos del reino persa donde ahora se encontraban. 1.3 De hecho, si luego, en los Hechos de los Apóstoles, vemos a Pablo visitar tantas sinagogas es sólo porque las sinagogas mismas fueron el fruto religioso más notable de la "diáspora", es decir, de la "dispersión" judía por las tierras del mediterráneo, que tuvo su episodio más fuerte precisamente con el destierro. Todo esto indica que Nehemías tenía muchas razones para quedarse tranquilo, máxime si pensamos que tenía un puesto sobresaliente en la corte del rey: era el "copero mayor", cargo que indica una extraordinaria confianza, en dos sentidos: el copero era el que mejor conocía los gustos del rey, y además, era el que protegía la vida del rey frente a envenenamientos siempre posibles. 2. Un amor grande y fiel2.1 Nehemías, pues, pone por encima su amor a las ruinas de Jerusalén. Nos hace recordar el drástico juramento de aquel salmo: "¡Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no te pongo, Jerusalén, por encima de mi propia alegría!" (Sal 137,6). ¡Eso fue lo que hizo Nehemías: puso a Jerusalén por encima de su propia alegría! Estaba triste, teniendo aparentemente todas las razones para sentirse feliz; estaba desolado... porque Jerusalén estaba asolada. 2.2 Este género de amor, que llega hasta el dolor por el amado, tiene mucho que enseñarnos. Ofrecemos dos aplicaciones. Primera, cuando las cosas nos va bien. Nuestra Jerusalén, según enseña san Pablo, es libre y es del cielo (Gál 4,26). La prosperidad de que gozamos puede hacer que no nos haga falta el cielo y que hagamos de esta tierra un absoluto. Obrando al revés de lo que hizo para ejemplo nuestro Nehemías, nos quedamos sirviendo copas a los reyes y príncipes de esta tierra, y nos regodeamos en los placeres y éxitos que vamos logrando, y simplemente se nos olvida a qué raza de cielo pertenecemos. 2.3 En otro sentido, Jerusalén alude también al pueblo de Dios (Heb 12,22). Olvidarse de Jerusalén en ruinas es dar la espalda a la Iglesia cuando aparecen sus llagas o cuando se muestran sus vergüenzas. Y eso también ha sucedido muchas veces y sucede en nuestros días. Cuando se sabe de problemas y crímenes cometidos por sacerdotes, cuando se recuerdan las espantosas incoherencias de algunos Papas, cuando se traen a cuento escenas ignominiosas de la historia de los cristianos, entonces ¡qué fácil resulta a muchos dar la espalda, negar a su propia madre y desentenderse de las ruinas de Jerusalén! 2.4 Pidamos, pues, al Señor que nos regale la fidelidad y la audacia de Nehemías, para permanecer en la brecha, para no dar la espalda, para arriesgar algo y todo por la gloria del Cristo, "porque todos son del mismo Padre: tanto los consagrados como el que los consagra. Por esta razón, el Hijo de Dios no se avergüenza de llamarlos hermanos" (Heb 2,11). |
Lectura: |
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1a. |
Por Cristo, el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo (Gálatas 6, 14-18) |
Salmo |
Aclama al Señor, tierra entera (Salmo 99 ) |
Evangelio |
Has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla (Mateo 11, 25-30) |
Núm. |
Datos |
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Más... |
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1996/10/04 |
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1999/10/04 |
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2001/10/04 |
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2002/10/04 |
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2009/10/04 |
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2011/10/04 |
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2012/10/04 |
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2012/10/04 |
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2013/10/04 |
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2014/10/04 |
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2014/10/04 |
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2016/10/04 |
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2017/10/04 |
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2021/10/04 |
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2022/10/04 |
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2023/10/04 |
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Homilía para leer: |
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1. La Tau Franciscana1.1 Es tan abundante la literatura y son tan numerosas las reflexiones saludables que el pueblo católico se hace cuando recuerda a San Francisco de Asís, que es difícil escoger qué brindar. Una preciosa web nos ayuda a meditar tres puntos: la Tau Franciscana, los Estigmas, y el sentido de "Minoridad." 1.2 La primera vez que la Tau aparece relacionada con San Francisco fue cuando fray Pacífico la vio marcada en su frente, probablemente en vísperas del Concilio IV de Letrán, que se abrió en Roma el 11 de noviembre de 1215, con un memorable sermón de Inocencio III basado en las palabras de Cristo: "He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros" (Lc 22, 15). 1.3 Recordando que Pascua significa "paso", el Papa manifestaba su deseo de que el Concilio, nueva Pascua, fuese ocasión de un triple paso, físico, espiritual y eterno, refiriéndose, respectivamente, a la Cruzada, a la reforma de la Iglesia universal y a la Eucaristía. La segunda parte del discurso, que trata del paso espiritual, es un comentario de Ezequiel 9, donde el papa hace suyas las palabras del Señor al profeta: "Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén, y marca una tau en la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se cometen dentro de ella" (Ez 9, 4). Y luego añade: "Tau es la última letra del alfabeto hebreo, y tiene la forma de cruz, como era la cruz antes que le pusieran encima la inscripción de Pilato. Tau es el signo que se lleva en la frente cuando el esplendor de la cruz se manifiesta en toda nuestra conducta, cuando, como dice el Apóstol, se crucifica la carne con sus vicios y pecados. Entonces se afirma: Yo no quiero gloriarme en ninguna otra cosa, si no en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo " Y concluye diciendo: "¡Sed, pues, los paladines de la Tau y de la Cruz!". 1.4 San Francisco de Asís, que participó en el Concilio en calidad de superior general de una Orden aprobada por la Iglesia, debió de tomarse muy en serio la invitación de Inocencio III, pues, según los compañeros y sus primeros biógrafos, amaba y veneraba la Tau (nombre de la letra T en hebreo y griego) "porque representa la cruz y significa una verdadera penitencia". Al comienzo de cualquier actividad se santiguaba con dicha señal, la prefería a cualquier otro signo y la pintaba en las paredes de las celdas. En sus conversaciones y predicaciones la recomendaba a menudo, y la dibujaba a modo de firma en todas sus cartas y escritos, "como si toda su preocupación fuese grabar el signo de la tau, según el dicho profético, sobre las frentes de los hombres que gimen y se lloran, convertidos de veras a Cristo Jesús". 2. Origen de los Estigmas2.1 Una noche de luna llena en 1224, fray León fue, como siempre, a rezar maitines con Francisco, mas éste no respondió a la contraseña. Entre preocupado y curioso, el hermano cruzó la pasarela y fue a buscarlo. Lo encontró en un claro del bosque, de rodillas, en medio de un gran resplandor, con el rostro levantado, mientras decía: "¿Quién eres tú, mi Señor, y quién soy yo, gusano despreciable e inútil siervo tuyo", y levantaba las manos por tres veces. El ruido de sus pasos sobre la hojarasca delató a fray León, que tuvo que confesar su culpa y explicar al Santo lo que había visto. 2.2 Uno de aquellos días se apareció un ángel a Francisco y le dijo: "Vengo a confortarte y avisarte para que te prepares con humildad y paciencia a recibir lo que Dios quiere hacer de ti". "Estoy preparado para lo que él quiera", fue su respuesta. La madrugada del 14 de septiembre, fiesta de la Santa Cruz, antes del amanecer, estaba orando delante de la celda, de cara a Oriente, y pedía al Señor "experimentar el dolor que sentiste a la hora de tu Pasión y, en la medida de los posible, aquel amor sin medida que ardía en tu pecho, cuando te ofreciste para sufrir tanto por nosotros, pecadores"; y también, "que la fuerza dulce y ardiente de tu amor arranque de mi mente todas las cosas, para yo muera por amor a ti, puesto que tú te has dignado morir por amor a mi". 2.3 De repente, vio bajar del cielo un serafín con seis alas. Tenía figura de hombre crucificado. Francisco quedó absorto, sin entender nada, envuelto en la mirada bondadosa de aquel ser, que le hacía sentirse alegre y triste a la vez. Y mientras se preguntaba la razón de aquel misterio, se le fueron formando en las manos y pies los signos de los clavos, tal como los había visto en el crucificado. En realidad no eran llagas o estigmas, sino clavos, formados por la carne hinchada por ambos lados y ennegrecida. En el costado, en cambio, se abrió una llaga sangrante, que le manchaba la túnica y los calzones. 3. La Minoridad Franciscana3.1 Antes de la aprobación de la Regla, el grupo de hermanos de Rivotorto no tenía una denominación concreta y se presentaban simplemente como "Penitentes de Asís", porque aún no eran una orden. Sólo después de la aprobación de la regla o forma de vida por parte de Inocencio III empezaron a llamarse Hermanos Menores, pero gracias al testimonio del cronista Buscardo de Ursperg sabemos que al principio se llamaron Pobres Menores, en sintonía con otros movimientos de su tiempo, heréticos o no, que se llamaban Pobres de Lyón, Pobres Lombardos, Pobres Católicos, etc. 3.2 Francisco hubiera podido tropezar en la misma piedra que otros contemporáneos suyos, cayendo en la arrogancia y la vanagloria. No fue así por gracia de Dios y porque el obispo de Asís Guido I tuvo suficiente sabiduría desde el principio como para evitar el desastre. El mismo Santo supo reconocerlo agradecido, cuando decía a sus hermanos: "El Señor nos ha llamado en ayuda de su fe y de los prelados y clérigos de nuestra Madre la Santa Iglesia. Por eso debemos, en la medida de lo posible, amarlos siempre y honrarlos y respetarlos. Los hermanos se llaman Menores porque, igual que en el nombre, también sean humildes por la conducta y el ejemplo con todos los hombres de este mundo. Porque al principio de mi conversión, cuando me separé de mi padre carnal y del mundo, el Señor puso sus palabras en boca del obispo de Asís para darme consejo y ánimo en el servicio de Cristo. Por esa razón y por otras muchas cualidades eminentes que aprecio en los prelados, quiero amarlos, venerarlos y tenerlos como señores míos; y no sólo a los obispos, sino también a los pobrecillos sacerdotes". 3.3 Como decían sus compañeros, Francisco, con la ayuda de Dios y como sabio arquitecto, se fundamentó a sí mismo y a su orden sobre roca firme, es decir, sobre la altísima pobreza y humildad del Hijo de Dios, llamándola "Religión de los Hermanos Menores". |
-Fr. Nelson Medina, OP
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