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En aquellos días, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor. Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos.
En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, apodado el Moreno; Lucio el Cireneo, Manahén, hermano de leche del virrey Herodes, y Saulo. Un día que ayunaban y daban culto al Señor, dijo el Espíritu Santo: "Apartadme a Bernabé y a Saulo para la misión a que los he llamado." Volvieron a ayunar y a orar, les impusieron las manos y los despidieron.
Cantad al Señor un cántico nuevo, / porque ha hecho maravillas: / su diestra le ha dado la victoria, / su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria, / revela a las naciones su justicia: / se acordó de su misericordia y su fidelidad / en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado / la victoria de nuestro Dios. / Aclama al Señor, tierra entera; / gritad, vitoread, tocad. R.
Tocad la cítara para el Señor, / suenen los instrumentos: / con clarines y al son de trompetas, / aclamad al Rey y Señor. R.
El Señor revela a las naciones su justicia. (Salmo 97)
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
"Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios.
Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.
No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaros en su casa hasta que os vayaís. Al entrar en una casa, saludad, si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no lo merece, la paz volverá a vosotros"
Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca (Mateo 10, 7-13)
La historia de Bernabé nos lleva a descubrir la esencia de la historia de la misión en la Iglesia: multiplicar el misterio y el don de Jerusalén. 8 min. 16 seg.
La extensión del nombre de apóstol nos invita a reconocer la extensión progresiva de la gracia de cimiento que Cristo quiso para los Doce. 5 min. 50 seg.
San Bernabé rompe el orgullo y el egoísmo al donarse todo al servicio del Evangelio para que el bien que él ha conocido llegue a más personas. 4 min. 45 seg.
El Reino de Dios ha llegado a nuestra vida cuando el pecado ha sido derrotado y le decimos sí al Señor empezando un camino de discipulado. 4 min. 23 seg.
No nos escandalicemos si aparecen divisiones y tensiones dentro de la Iglesia, abramos el corazón y oremos para que al final todos descubramos que servimos al mismo Dios. 4 min. 24 seg.
La consolación es una sobredosis de verdad donde Dios muestra que la tristeza no es la historia completa de la vida y es una sobredosis de amor que colma el alma y cambia la vida. 5 min. 19 seg.
¿Has tenido tu momento Bernabé? Un momento de verdadera ruptura, donde empiezas a ser libre para que Dios te utilice y su grandeza pueda realizarse a través tuyo. 0 min. 0 seg.
El nombre que los apóstoles dieron a San Bernabé indica hasta qué punto se manifestó en él la fuerza del consuelo que sólo Dios puede dar. 24 min. 1 seg.
El consuelo de Dios es la efusión de su misericordia que nos libera, nos alivia, nos perdona, sella la reconciliación y prepara la reconstrucción, el comienzo de una vida nueva. 6 min. 37 seg.
1.1 La Sagrada Escritura, que tan parca es en elogios y tan dura en mostrar lo que no agrada a Dios, tiene sin embargo palabras de elogio para Bernabé: era un hombre bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Este breve pero elocuente elogio resume en cierto sentido el ideal de la vida cristiana.
1.2 Un hombre bueno. Esto significa la virtud, el camino de las virtudes. No es fácil encontrar una persona de la que se puede decir simple y sencillamente: es un hombre bueno, es una mujer buena. La bondad es como el resumen de una vida en virtud, la cual sin embargo no se cierra sobre sí misma. Para que se pueda decir de alguien es bueno se necesita que lo sea y que se le note, que lo difunda.
1.3 Lleno del Espíritu Santo. La virtud, entendida en su sentido usual, es básicamente un bien humano, es decir, un bien generado o construido desde las posibilidades y fuerzas humanas. Sin restar belleza a ese ideal, el mismo corazón del hombre requiere de algo más y de algo mejor. Eso es lo que viene a regalar el Espíritu Santo. La escala de sanación, de acción y de hermosura que trae el Espíritu toma todo lo humano y lo eleva a un orden nuevo, el orden de la gracia. Algo así se cuenta de Bernabé.
1.4 Lleno de fe. Es evidente que la fe queda ya incluida en la acción del Espíritu Santo. ¿Por qué entonces se destaca este aspecto como un elogio adicional? Es interesante recordar en este sentido la acción del Espíritu en las palabras de Pablo a los corintios: Pues a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu... (1Co 12,8-9). Cuando Pablo se refiere aquí a que el Espíritu da fe alude a algo singularmente intenso, a una capacidad de vivir la fe como algo que transforma a una comunidad. ¡Y esto también se predica de Bernabé!