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Memoria de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
«Canta de gozo y regocíjate, Jerusalén, pues vengo a vivir en medio de ti, dice el Señor. Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día; ellas también serán mi pueblo y yo habitaré en medio de ti y sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti. El Señor tomará nuevamente a Judá como su propiedad personal en la tierra santa y Jerusalén volverá a ser la ciudad elegida».
¡Que todos guarden silencio ante el Señor, pues él se levanta ya de su santa morada!
Regocíjate, Jerusalén, pues vengo a vivir en medio de ti (Zacarías 2, 14-17)
Salmo
Alaben, servidores del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre. R.
Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. El Señor está sobre todas las naciones, su gloria se eleva sobre el cielo. R.
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios, que tiene su morada en las alturas, y se inclina para contemplar el cielo y la tierra? R.
El levanta del polvo al desvalido, alza al pobre de su miseria, para hacerlo sentar entre los nobles, entre los nobles de su pueblo. R.
En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús:
«Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo».
Pero él respondió al que se lo decía:
«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
«Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».
Señalando con la mano a sus discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos (Mateo 12, 46-50)
Recuento de la historia del cuadro renovado de la Virgen de Chiquinquirá, y de las circunstancias de su coronación, el 9 de Julio de 1919. 4 min. 38 seg.
Homilía con motivo de la Fiesta de la Virgen de Chiquinquirá, reina y Patrona de Colombia, en el día en que mi padre cumple 80 años de vida. 25 min. 34 seg.
Tendemos a apoderarnos de los regalos pequeños mientras que los realmente grandes los compartimos. Ningún regalo mayor que el amor de Dios. 17 min. 33 seg.
En la fiesta de Nuestra Señora de Chiquinquirá, pidámosle al Señor que ni siquiera los fracasos nos frenen en nuestro camino de amor y servicio a Él. 6 min. 20 seg.
Predicación especial en la Catedral Primada de Colombia, con motivo de la vista del Papa Francisco: (1) La Virgen se manifestó en primer lugar a una española, María Ramos, y un niño indígena, Miguel: los llamados "conquistadores" y los "conquistados" caben bien en el Corazón de la Madre de Cristo, en quien se restablece el orden de Dios. (2) María Ramos era una mujer separada; su amistad con la Virgen Santísima le ayuda a superar la frustración y toda tentación de venganza. (3) Las oraciones de esta piadosa española se derramaron durante mucho tiempo ante un lienzo que parecía vacío. Su devoción parece un acto tonto y loco; pero luego uno ve que vivir el Evangelio siempre parece loco y tonto, y sin embargo en él está nuestra verdadera victoria. 17 min. 5 seg.
Celebramos el centenario de la coronación de la imagen del Rosario de Nuestra Señora de Chiquinquirá tiempo justo cuando libramos fuertes batallas en nuestros corazones. 4 min. 35 seg.
Démosle gracias a la Santísima Virgen María porque ha peregrinado en la historia de Colombia junto a los Dominicos y pídanosle que nos lleve a la verdadera libertad. 6 min. 7 seg.
Pasos para descubrir la presencia y auxilio de la Virgen María en la vida del pueblo cristiano: (1) el Cielo no está lejos de la Tierra; (2) Lo propio de la vida cristiana es el amor de caridad; (3) Cuando los santos acceden a la bienaventuranza no se extingue el amor que los hizo cristianos; (4) No hay criatura que tenga amor tan grande como la Virgen María; (5) No es extraño entonces que de distintas maneras se haga presente en auxilio del pueblo de Dios que peregrina. 15 min. 57 seg.
Allí donde María Santísima reina ella se anticipa a las necesidades, intercede eficazmente, acelera la obra de Cristo y discretamente se hace a un lado para dejarle toda la gloria a su Señor. 4 min. 45 seg.
Seamos personas de oración, reconociendo nuestras necesidades y teniendo la certeza de que Dios sobrepasa lo que le pedimos porque Nuestro Señor es abundante, es generoso. 4 min. 27 seg.
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1.1 La tradición nos cuenta que hace cuatro siglos don Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, solicitó al español Alonso de Narváez (hacia 1560) que pintara una imagen de la Virgen del Rosario, para colocarla en una pequeña capilla. La pintura fue realizada sobre una tela de algodón de procedencia indígena, media 44 pulgadas de alto por 49 de ancho, Alonso de Narváez usó colores al temple, realizó una imagen de la Virgen del Rosario con el Niño Jesús, y a los lados puso al Apóstol San Andrés y a San Antonio de Padua.
1.2 El cuadro fue ubicado en la capilla que poseía don Antonio en sus aposentos de Suta, estuvo allí durante más de una década, pero la capilla tenía el techo de paja, lo que provoco que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla completamente borrosa. Tras la muerte de Santana, su viuda, se trasladó a Chiquinquirá, hacia el año 1577-78. La imagen fue llevada a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en un cuarto, habitación que tiempo atrás había sido usada como oratorio.
2. La Renovación
2.1 Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá, una piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla (España), la señora reparó el viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla, la deteriorada pintura de la Virgen del Rosario.
2.2 El día 26 de diciembre de 1586, María salía de la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo. En ese momento Isabel grito a María "mire, mire Señora..." Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos resplandores, prodigiosamente los colores y su brillo original habían reaparecido, los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido. Con tan maravilloso suceso se inició la devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá.