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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024 Tiempo de Navidad
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Lectura: |
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1a. |
No puede pecar, porque ha nacido de Dios (1 Juan 3,7-10) |
Salmo |
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. (Salmo 97) |
Evangelio |
Hemos encontrado al Mesías (Juan 1,35-42) |
Núm. |
Datos |
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1996/01/04 |
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2003/01/04 |
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2012/01/04 |
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2012/01/04 |
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2013/01/04 |
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2013/01/04 |
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2014/01/04 |
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2017/01/04 |
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2017/01/04 |
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2020/01/04 |
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2023/01/04 |
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2024/01/04 |
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Versión |
Homilía para leer: |
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1 |
1. Nacidos de Dios1.1 Ya el Evangelio de Juan nos había hecho el maravilloso anuncio: los que acogen la Palabra reciben poder llegar a ser hijos de Dios (Jn 1,12). Es muy importante para este apóstol que descubramos nuestra vocación: hemos nacido de Dios. 1.2 El propósito del pasaje de hoy es que descubramos cómo el ser y el obrar necesariamente van de la mano. "Operari sequitur esse", decían los escolásticos: el obrar sigue al ser. Si nuestro ser tiene su fuente en Dios, porque de él hemos nacido, nuestro obrar sigue al obrar de Dios, según escribe Juan: "que nadie los engañe; el que hace la voluntad de Dios es justo, como él es justo". 1.3 Ese modo de escribir nos deja entrever el carácter polémico de una carta que parecería tal vez sólo una colección de poesía mística. Cuando Juan dice: "que nadie los engañe" es porque sabe de buena fuente que hay quien engaña. Y el engaño también lo podemos conocer: se trataba de una especie de secta, tal vez en proceso de formación, que enseñaba entre otras cosas que nuestra conducta no importaba realmente, mientras mantuviéramos una especie de luz o de conocimiento sublime y celeste en nuestra mente. La conducta es asunto de la carne, según ellos, y lo carnal no importa. Por consiguiente, lo que hagamos con nuestra carne tampoco importa. 1.4 Frente a estas semillas heréticas se alza el apóstol Juan: ¡Claro que importa la carne! ¡El Verbo se hizo carne! Y, ¡por supuesto que importa la conducta, la vida de cada día! Si te olvidas de la conducta no sólo niegas el misterio de Aquel que "se hizo carne", sino que niegas su precepto principal: el amor. 2. ¿Qué buscan?2.1 Demos una mirada al evangelio de hoy. Continúa, como hemos dicho la lectura seguida de los primeros versículos del texto de san Juan. 2.2 La pregunta que domina el panorama de hoy es la que hace Jesús: "¿qué buscan?". Una pregunta que nos repite. No es posible, en efecto, entrar en el misterio de Jesús sin entrar en el misterio de nuestras necesidades, condensadas en ese hecho: buscamos algo, buscamos a alguien. Saber qué buscamos es conocer qué necesitamos, y reconocer nuestras necesidades es el modo propio de encontrar a quien puede aliviarlas y responderlas. 2.3 Jesús les pregunta qué buscan. En otras escena el primero entre sus apóstoles suyos dirá, pasada ya la Pascua: "oro ni plata yo tengo..." (Hch 3,6). Lo mismo y con mayor razón podía expresar el Maestro de quien esto dijo. Jesús, pobre y peregrino, humilde y casi anónimo, bien puede preguntarnos qué buscamos, porque ciertamente sus riquezas o influencias no saltan a la vista. 2.4 Ellos respondieron con una pregunta. La verdad no tenían que responder, porque no se conocían a sí mismos. Dijeron, pues: "¿adónde vives?". Buscaban la casa de Jesús. Lo único que sabían de él es que era el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Y eso bastó para que desearan conocer la casa de Jesús, el lugar libre de tinieblas, el espacio sin pecado. Si lo pensamos bien, la respuesta de ellos, aun en su indefinición, es más profunda que muchas otras respuestas. No pidieron salud, ni liberación de un demonio, ni muchos conocimientos, ni largos años. En el fondo pidieron quedarse con él, estar con él, vivir con él. Es como si le hubieran dicho: "danos de ti". Una genuina petición eucarística. |
-Fr. Nelson Medina, OP
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