Esta es tu casa!

Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

Cristo no trae la paz a fuerza de violencia.

Homilía v012016a, predicada en 20201201, con 6 min. y 52 seg.

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Transcripción:

Recién hemos empezado el tiempo del Adviento y, como hemos comentado ya en tantas ocasiones, el Adviento tiene tres guías. Nos van a acompañar, nos van a ayudar a llegar al misterio de Cristo y a la presencia de Cristo. El primero de ellos ya aparece en la primera lectura de hoy del capítulo número once de Isaías: es el profeta Isaías. Es él el primer compañero y guía que tenemos en el Adviento. El segundo es Juan Bautista, el precursor que con su palabra, con su llamado a la conversión, preparó un pueblo bien dispuesto, como dice la misma Escritura. Y el tercero, o mejor, la tercera, es la amable, la bella y dulce compañía de María Santísima, que en el camino de su fe y en el camino de su proceso mismo de gestación del Hijo de Dios, nos ayuda a prepararnos espiritualmente para que Cristo nazca en nosotros.

Así que: profeta Isaías, Juan el Bautista y María Santísima, nuestros tres guías durante el Adviento. Y lo mejor es que desde el principio, tomemos en serio el Adviento. Desde el principio nos apeguemos a la Palabra de Dios. Desde el principio escuchemos con mayor intensidad, con mayor tiempo, con mayor amor, lo que Dios el Señor quiere hacer en nosotros. Eso es vivir el Adviento, eso es vivir un verdadero Adviento.

Bueno, qué nos trae el texto de Isaías, que es uno de nuestros guías favoritos en el Adviento, que nos trae el texto de Isaías hoy. Nos trae una cantidad de promesas, entre las cuales destaca la gran promesa de la paz: Habitará el lobo con el cordero". Es algo tan bello que puede parecer simplemente fantasía. Yo recuerdo que hace un par de años o cosa parecida, en algún viaje misionero, iba yo en el avión y a mi lado resultó una persona de muy amable conversación. Un hombre me pareció, digamos, muy bien informado, muy instruido. En el curso de nuestra conversación, pues salió a relucir quién era yo y quién era él. Él era un empresario mexicano de nacimiento, judío por familia y por raza. Yo le comenté por supuesto que era colombiano y le comenté también que yo era sacerdote católico. Él muy amable desde principio a fin. En realidad, la conversación fue muy cordial en todo momento.

Y entonces, pues en algún momento tenía que salir, por supuesto: ¿Quién es Cristo? ¿Quién es Cristo para mí y quién es Cristo para los judíos? Y él me decía -no sé si esa posición es representativa de todos los judíos- Él me decía: "Nosotros, judíos, no podemos creer que Jesús sea el Mesías, porque en el capítulo once del profeta Isaías dice", y me citó el texto que aparece hoy en la misa, "que el lobo habitará con el cordero" y todas las demás promesas hermosas de paz. Y decía: "Eso no ha sucedido. Vino Jesús, predicó Jesús, hizo sus milagros Jesús, se murió Jesús. Ustedes dicen que resucitó -ellos, por supuesto, los judíos no creen eso-. Pero el argumento de él era: vino Jesús, se murió Jesús, ¿y dónde están las promesas que estaban en el profeta Isaías? Nosotros estamos esperando al Mesías, decía él. Porque cuando venga el Mesías, entonces podremos verdaderamente ver que se cumplen esas palabras.

Algunas otras personas argumentan cosas similares diciendo: vino Cristo, se fue Cristo, -más o menos lo que decía el judío- y el mundo sigue igual. A esto hay que responder de dos maneras. No es cierto que el mundo siga igual. De ninguna manera. De hecho, si tú miras el movimiento internacional más fuerte que ha realmente cambiado el panorama legislativo y los programas de gobierno en muchísimos países, se llama derechos humanos. El lenguaje que se escucha en todas partes es el lenguaje de los derechos humanos. Y si tú buscas el origen de esa doctrina, que hoy es doctrina universal en términos del derecho, los derechos humanos provienen de la predicación cristiana. ¿Por qué? Porque la predicación cristiana, es la que viene a decir que todo ser humano, por el solo hecho de ser humano, por el solo hecho de ser humano, ya tiene unos derechos. Eso no existe en otras partes. Ese reconocer al ser humano como sujeto de derecho desde su concepción. Por eso, lo más anticristiano y más particularmente anticatólico, es el aborto. Eso nos está mostrando un avance universal. Y eso que parece simplemente un dato, tiene su origen como la mayor parte del derecho internacional, en el pensamiento cristiano. Es solo un ejemplo.

Y por otra parte, date cuenta que Cristo sigue trayendo ese mensaje de reconciliación, sigue trayendo ese mensaje de paz. Lo que pasa es que no impone la paz a fuerza de violencia. Eso es lo que pasa con Cristo. Cristo no impone la paz a fuerza de violencia. Pero en quienes reciben su mensaje hay siempre una voz preciosa de paz, y viene del Mesías.

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