Esta es tu casa!

Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

El Adviento recuerda que Cristo cumple plenamente las promesas de Dios y todo lo anunciado en el Antiguo Testamento. Es un tiempo para renovar la esperanza y retomar la búsqueda de Cristo con confianza.

Homilía v011016a, predicada en 20251201, con 5 min. y 25 seg.

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Transcripción:

Acabamos de empezar el tiempo de Adviento y por eso tenemos que recordar también este año la ley litúrgica del Adviento. O, para ser más precisos, la ley de las lecturas de la Misa en el Adviento. Porque el Adviento, entre tantas características únicas que tiene, pues una que hay que destacar es que la manera como se organizan las lecturas en el Adviento es totalmente diferente a como se organizan en el resto del año.

En el resto del año podemos decir que la voz principal, la voz cantante, la tiene el Evangelio y, a partir del Evangelio, se escogen las otras lecturas. El Adviento es el único tiempo litúrgico en el que esto no sucede.

Podemos observarlo ya desde el comienzo de este tiempo hermoso de nuestra liturgia católica. Estamos en el lunes de la primera semana de Adviento y ya notamos que aparece una lectura de los comienzos del libro del profeta Isaías. Pues es que este libro de Isaías nos va a acompañar a lo largo del tiempo de Adviento.

El texto de hoy está tomado del capítulo segundo de Isaías y, si eres curioso, te darás cuenta que las lecturas que van a seguir apareciendo son tomadas, en su mayor parte, de Isaías y van llevando una secuencia. Se puede decir que estamos leyendo fragmentos sucesivos de Isaías. Empezamos por este capítulo segundo y luego vamos a ir tomando otros textos que van siguiendo, no todo el libro, porque es un libro extenso, pero van siguiendo bastante en orden.

Esta es la palabra clave. Van siguiendo en orden lo que nos ofrece Isaías. Así es la primera lectura y es el Evangelio el que se acomoda a esa primera lectura. ¿En qué sentido se acomoda? Pues míralo, por ejemplo, el día de hoy. La primera lectura, ya dijimos de Isaías, nos habla de cómo Dios va a reunir a todas las naciones en la paz de su reinado. Y luego el Evangelio nos cuenta exactamente cómo eso se realiza en Cristo.

Esa es la clave litúrgica del Adviento. Hay una promesa que típicamente se toma del profeta Isaías y luego se muestra cómo esa promesa se cumplió y se sigue cumpliendo y se hará cumplir, y se le dará pleno cumplimiento en la persona de Cristo.

Por eso, esa es la razón por la que la primera lectura es la que tiene la voz cantante, porque esa primera lectura nos va a contar cuál es la promesa. Y luego algún texto del Evangelio tomado de San Lucas, o de San Marcos, o de San Mateo; algún texto del Evangelio nos va a mostrar cómo eso que fue prometido se cumplió.

O sea que todo el Adviento tiene esa dinámica, promesa, cumplimiento. La promesa la tomamos esencialmente de uno de los libros de la Biblia que más habla del futuro. Ese libro es Isaías.

Entonces tomamos la promesa como aparece en Isaías y luego, pues, nos vamos al cumplimiento. ¿Cómo se cumplió eso? ¿Cómo se hizo realidad eso en la persona de Cristo? Por ejemplo, hoy se anuncia que Dios va a reunir a los pueblos. Dios va a reunir a las naciones en la paz de su reino. ¿Y qué nos dice Cristo? Vendrán muchos de Oriente y Occidente al Reino de Dios.

Es decir, que a través del Evangelio, se cumple lo que estaba anunciado en los profetas. Todo lo que venía del Antiguo Testamento se va a hacer realidad en el Nuevo Testamento, y concretamente en el Evangelio y en la persona de Cristo. Cristo es la plenitud. Cristo es el cumplimiento de todo lo que estaba prometido. Cristo es el cumplimiento de aquello que venía del Antiguo Testamento.

Pues demos gracias a Dios que nos permite entrar en esta dinámica, porque es la dinámica que también construye el don de la esperanza en nosotros. A medida que vamos viendo cómo Dios promete y cumple, promete y cumple y promete más y cumple más. Pues nos vamos llenando de confianza en Él y nos vamos llenando de esperanza.

Y de eso exactamente, de eso se trata el Adviento. Que Dios te bendiga y feliz Adviento. Hay que vivir este tiempo, hay que aprovecharlo. El mundo del comercio, el mundo del consumismo, no sabe de Adviento, solo sabe de regalos y regalos. Y compra, compra más, compra más.

Nosotros sabemos cultivar este tiempo, vivir este tiempo. Es el tiempo de la esperanza. Es el tiempo para recuperar el hambre. Es el tiempo para recuperar la búsqueda. Es el tiempo para recuperar a Cristo.

De nuevo, feliz Adviento. Dios te bendiga.

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