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Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.
El Adviento nos educa en el camino de la esperanza, mostrándonos a Dios quien promete y luego cumple, haciendo crecer en nosotros la confianza.
Homilía v011008a, predicada en 20161128, con 4 min. y 54 seg. 
Transcripción:
Cada año conviene recordar algunas claves fundamentales de los tiempos litúrgicos que vamos celebrando. Es muy importante que nosotros, los católicos, no lleguemos a nuestras celebraciones como gente ajena, quizás incluso distraída. Muy por el contrario, a medida que vamos valorando que vamos apreciando y que vamos conociendo las riquezas de nuestra liturgia, también vamos saboreando y aprovechando mejor ese alimento que la Iglesia prepara para nosotros por mandato de Cristo. Por eso hay que recordar que en el Adviento una palabra fundamental es la esperanza. Todo el Adviento es como una larga, una hermosa catequesis sobre la esperanza. Hemos dicho antes que lo propio del Adviento es anhelar la llegada de Cristo. La llegada que anhelamos es, ante todo, la última. Lo que queremos es que Cristo venga con poder y realice lo que todavía hace falta para entregar toda la creación en manos de Papá Dios. Eso es lo que queremos. Y el Adviento es una hermosa catequesis en el ejercicio de la esperanza porque ciertamente las cosas que vemos en este mundo a veces nos desilusionan y a veces llegamos incluso a preguntarnos bueno, pero ¿Dónde está Dios en todo esto? Así que, por favor, tener presente para el Adviento la palabra esperanza. Y otra cosa que hay que recordar, ¿Cómo nos educa el Adviento en el camino de la esperanza? Respuesta: a través de una pedagogía muy sencilla mostrarnos como Dios prometió y luego cumplió. El Dios que promete, cumple, promete, cumple. Es evidente que la confianza, tan vital para este ejercicio de la esperanza, se ejercita precisamente así, a través de esa dinámica entre la promesa y el cumplimiento. ¿Qué hace que nosotros podamos confiar en una persona, por ejemplo? Pues que nos damos cuenta que todo lo que esa persona nos dice lo hace. Por ejemplo, es un trabajador de confianza y necesito que me ayude en algo en mi casa y me dice ?mañana estoy allá? y efectivamente aparece. Y luego en otra oportunidad se lo recomendé a un amigo y resulta que este, que es un buen trabajador, dijo: "estaré allá en una semana, por la tarde le llego allá", y efectivamente, en el tiempo señalado llegó. El que promete y cumple desarrolla confianza en aquel que le escucha. Y eso es lo que hace la Iglesia. Por eso, durante el tiempo de Adviento hay tantos textos que tienen que ver con el profeta Isaías, porque el profeta Isaías es tan amplio, es tan rico en lo que nos revela, en lo que nos muestra de las promesas de Dios, es muy, muy amplio, y por eso conviene encontrarnos con Isaías, pero no quedarnos únicamente en la promesa. Por ejemplo, mire el caso de hoy. La primera lectura está tomada del capítulo segundo de Isaías. El Evangelio está tomado del capítulo octavo de San Mateo. Y resulta que lo que anunció Isaías cuando dijo que Dios reúne las naciones en su paz, eso que dijo Isaías, eso se cumple en el Evangelio, por lo menos en semilla, cuando Cristo hace ver que ese centurión que le hizo aquella súplica, pues no va a quedar ajeno, no va a quedar desechado ni marginado de las bondades de Dios. O sea que Isaías habló de muchas naciones que vienen a Dios, y el Evangelio nos muestra cómo en Cristo hay esa acogida, incluso para los romanos opresores ¿Qué está indicando esto? Dios prometió, como lo muestra Isaías 2, Dios cumplió, como lo muestra Mateo capítulo ocho. Así va a ser el Adviento. Estemos muy atentos a las lecturas de estos días y descubriremos que promesa y cumplimiento, sobre todo con textos de Isaías, promesa y cumplimiento. Y así vamos creciendo en nuestra formación y vamos creciendo en la confianza.

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