Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

El propósito principal del cristianismo no es convertir la tierra en paraíso sino en camino de peregrinación apropiado para la gloria del Cielo.

Homilía v011007a, predicada en 20141201, con 4 min. y 59 seg.

Transcripción:

Acabamos de empezar el tiempo de Adviento. La palabra Adviento viene del latín y significa la llegada ¿La llegada de quién? La llegada de nuestro Señor Jesucristo. Es importante recordar que la vida toda de la Iglesia es Adviento. Nosotros estamos esperando que venga como Salvador, que venga como Rey del Universo, Jesucristo nuestro Señor. Esta dimensión de la espera es muy importante.

No hace mucho estaba leyendo una reseña muy elogiosa sobre algún escrito de Ted Turner. Ted Turner es el fundador de una cadena de noticias que creo que la conocemos en todo el mundo, CNN. Este es un hombre muy interesante por la calidad de su éxito empresarial, pero es un hombre que parece que no ha comprendido mayor cosa sobre lo que es el cristianismo, por lo menos en ese escrito del que les estoy hablando. Porque él se queja de la falta de resultados del cristianismo en dos mil años de historia. Para él, el cristianismo ha sido prácticamente inútil, porque él se imagina que el objetivo primero de la fe cristiana es mejorar este mundo, es lograr una sociedad en armonía, en paz, en prosperidad y en felicidad. Es decir, según aquel escrito del que les hablo, este hombre, Ted Turner, está creyendo que el papel del cristianismo es volver a la tierra una especie de paraíso. Y si el cristianismo no ha logrado que la tierra sea un paraíso, quiere decir que la fe cristiana es un fracaso y que, por consiguiente, hay que buscar otra cosa.

Qué importante la primera lectura de hoy para situar nuestra fe que tiene raíces en el pueblo hebreo y que tiene su forma definitiva en la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo y en el testimonio de los apóstoles. Qué importante llegar a ese punto, a ese punto que nos describe Isaías y descubrir lo que es la fe cristiana, lo que nosotros buscamos en el cristianismo no es, en primer lugar, una propuesta de transformación de la tierra para que se vuelva un paraíso. Eso no es lo que queremos. De hecho, nuestra fe viene a enseñar casi lo opuesto. Lo que viene a decir es que el corazón humano herido por el pecado, es siempre proclive al mal, al egoísmo, a la codicia, a la lujuria, a la mentira, a la envidia. El problema está ahí, en el corazón humano ¿Entonces cuál es la propuesta de la vida cristiana? Es lo que dice Isaías, lo que tiene que hacer la Iglesia y lo que propone nuestra fe cristiana es como una especie de magna, colosal peregrinación hacia el monte del Señor.

El papel de la Iglesia y el papel mismo del Adviento es dirigirnos hacia el monte del Señor, lo cual significa, metafóricamente hablando, aproximarnos a las enseñanzas de Dios y descubrir en sus mandamientos la luz que irradia sobre nuestros corazones. Por supuesto, llegar a morar en el monte del Señor es algo que está más allá de lo que se logra en esta tierra. Nosotros no moramos en el Monte del Señor. Mientras estamos en esta tierra en contra de lo que piensa Ted Turner o de lo que pueden pensar muchas otras personas, el papel del cristianismo no es señalar un sitio y decir aquí es donde se vive perfectamente, aquí es donde se ha conseguido el paraíso. No, ese no es el papel del cristianismo. El papel es, nuestro papel es anunciar esa peregrinación, es decir, atraer a todos hacia la voz de Dios. Y en ese camino de conversión de corazones, encontrar las señales del Reino de Dios, sabiendo que la plenitud del mismo Reino está más allá, más allá de las cosas de esta tierra. Esa es la parte que se le escapa a esta gente. Entonces, predicar la fe cristiana no es predicar un paraíso, sino es predicar conversión que tiene su plenitud únicamente en la gloria del cielo. Toma nota, por favor. Toma nota sobre lo que significa ser cristiano.

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