Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

Tres actitudes importantes para iniciar el Adviento.

Homilía v011001a, predicada en 19951204, con 5 min. y 58 seg.

Transcripción:

El Adviento, queridos hermanos, tiene las características de un camino. Por todas partes las antífonas, los versículos, los cantos de este tiempo litúrgico nos invitan a avanzar, a salir, al encuentro que viene. Precisamente si se trata de un encuentro y si se trata de Dios mismo que viene hacia nosotros, es necesario que nos pongamos en camino. Otra expresión que se repite en este tiempo es el despertarse, el abrir los ojos, el estar atentos a la salvación que viene. Y por eso las visiones y las revelaciones nos presentan como esa imagen del deseo de la voluntad de Dios. Quiere ofrecérsenos, quiere presentársenos ante nuestra vista ese mundo querido por Dios, ese plan querido por Dios, para que nosotros, a la vista de esa salvación, caminemos con empeño y con esperanza.

Ahora bien, ¿Quién nos va a guiar en este camino? La Iglesia hace ya muchos siglos escogió un guía, durante el Adviento nos va a acompañar el profeta Isaías. Tanto en los textos de la Santa Misa como en los del oficio de lectura, la Iglesia ha seleccionado textos de este profeta para que él nos anime a nosotros, los cristianos, a la venida gloriosa de Jesucristo. El mismo profeta, este mismo Isaías que en otro tiempo animó al pueblo de Israel a esperar la venida en carne mortal del Hijo de Dios. El mismo Isaías que animó al pueblo hebreo para que aguardara la llegada del Mesías nacido de la Virgen, ahora anima al pueblo cristiano para que aguarde la venida del Mesías en medio de la gloria y de las nubes del cielo. Y es tan importante el mensaje de este profeta que, durante el tiempo de Adviento, cosa totalmente singular en la Iglesia, las lecturas de los Evangelios dependen de las lecturas del profeta. Es decir, la primera lectura marca el ritmo del Evangelio y no como sucede en los demás tiempos litúrgicos en los que el Evangelio, tanto para los domingos como para las ferias, marca a la primera lectura, le da el tono a la primera lectura.

Así, por ejemplo, el día de hoy, el profeta ha anunciado que al monte de Sión, que a ese lugar donde Dios reina, van a confluir también los gentiles y que allí Dios va a ofrecer salvación para todos. Pues bien, precisamente eso es lo que se nos muestra ya cumplido en el Evangelio. Y parece que este es el sentido que tiene, el que la Iglesia haya puesto al Evangelio, por decirlo así, en función de la lectura profética. Es como para mostrar cómo aquello que pedían los profetas, aquello que anunciaban los profetas, todo se va cumpliendo en Jesucristo. Decía Isaías: "Hacia Él confluirán los gentiles." Y efectivamente, este centurión va hacia Cristo. Y las actitudes de él son una enseñanza también para nosotros. Son propiamente las enseñanzas de todo aquel, o son propiamente las actitudes de todo aquel que espera la venida del Salvador que aguarda a su Señor ¿Cuáles son ellas? Reconocer su propia situación, ponerse en camino, pedir con humildad la ayuda que requiere y aceptarla con fe. Pues ese será también el programa de nuestro Adviento: reconocer nuestras propias necesidades, ponernos en camino, salir a buscar al que nos está buscando, abrir la puerta al que ya nos ha abierto su corazón, creer vivamente en Él después de haberle expuesto nuestra necesidad. Precisamente esa es también la estructura que tiene la Santa Misa. Nosotros en la Eucaristía tomamos conciencia de nuestra propia situación, de nuestro momento particular en la historia de salvación personal y comunitaria, luego nos ponemos en camino y de la mano de las lecturas, de la mano de los profetas y de los apóstoles, vamos buscando a Cristo, le exponemos nuestras necesidades cuando oramos y recibimos su salvación, lo recibimos a Él como Salvador cuando comulgamos. Que Dios, que nos permite iniciar este Adviento con fe viva, con esperanza ardiente, nos permita concluirlo en la caridad, en el amor de un abrazo Salvador. Así sea.

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