Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

La muerte de todo inocente es una pésima noticia para la humanidad, especialmente cuando se trata de niños injustamente sometidos a la muerte. Sin embargo, en el sacrifico de los niños inocentes, también hay una alegría porque se trata de la victoria del plan de Dios. Los niños inocentes fueron los guardaespaldas de Cristo que cubrieron su huida. Dios, en Su providencia, sabe cómo preservar la santidad y la inocencia de los niños, la santidad de las familias, los buenos propósitos de los sacerdotes. Así haya plagas en el mundo, Dios no está cruzado de brazos. Todo aquel que quiere llevar una vida limpia, encontrará en Dios su protector.

Homilía sino007a, predicada en 20091228, con 18 min. y 46 seg.

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