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Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.
Preguntas para quienes pertenecemos al ámbito religioso: ¿Qué es lo realmente valioso para mi? ¿Es Dios, sus intereses y su gloria? ó ¿La fama, el dinero y la opinión de la gente?
Homilía i211003a, predicada en 20190826, con 7 min. y 7 seg. 
Transcripción:
¿Por qué decía Jesús que los fariseos eran ciegos? ¿Qué era lo que ellos no veían? ¿Y qué tal que nosotros tampoco lo estemos viendo? Esas preguntas surgen espontáneamente cuando nos acercamos al Evangelio de la Santa Misa de hoy. Evangelio tomado del capítulo número veintitrés de San Mateo. Es que sucede que en este texto, que es bastante fuerte, nuestro Señor Jesucristo habla con mucho vigor, podríamos decir de una manera casi agresiva, a los fariseos y a los escribas. Y varias veces les repite la palabra "ciegos". ¿Qué era lo que ellos no veían? ¿Qué era? ¿De qué se estaban perdiendo? Aunque el texto no es demasiado corto, tampoco nos da muchos ejemplos de cuál era la ceguera que Cristo detectaba en estos fariseos. Pero antes de ofrecer una respuesta, yo quiero recordar que en otro evangelio también nuestro Señor Jesucristo llama ciegos a los fariseos. Efectivamente, en el Evangelio según San Juan, en aquel pasaje en el que Cristo devuelve la vista, o mejor, concede la vista a un ciego de nacimiento, en ese pasaje, Cristo también llama ciegos a los fariseos. Ellos le preguntan: ¿Entonces nosotros estamos ciegos? Y Jesús les dice: "Si ustedes estuvieran ciegos con la ceguera del cuerpo, no tendrían pecado. Pero como creen que ven, entonces el pecado permanece en ustedes." O sea que por lo menos una dimensión de la ceguera de los fariseos es que ellos creen que ven. Y cuando una persona cree que ve, cuando una persona cree que sabe, indudablemente se considera exenta de aprender. Si yo ya sé, entonces no tengo que aprender. Ya sé. Pero debe haber otra razón más profunda por la que Jesús trata de ciegos a los fariseos. Y por eso debemos volver a este capítulo veintitrés de San Mateo. ¿Qué les dice el Señor? El ejemplo que aparece con toda claridad en el pasaje de hoy es esta frase que se supone que es de los fariseos: "jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga." Lo primero que observamos en este lenguaje de los fariseos es esa habilidad con las palabras, esa habilidad con las ideas para determinar en dónde se supone que se está cumpliendo y en dónde no se está cumpliendo. El nombre que esto tiene en la historia del pensamiento cristiano es casuística. Es decir, ese estudio de situaciones muchas veces complejas, con gran cantidad de circunstancias en las cuales se trata de discernir dónde está el bien y dónde está el mal. Obviamente se le llama casuística porque es el estudio de casos, distintos casos. Pero examinemos el razonamiento de ellos "jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga." La respuesta de Cristo es: ¿Qué es lo que le da valor a qué? Esa es la postura de Cristo. Examina bien qué es lo que le da valor a qué. Porque te vas a dar cuenta que es el templo el que le da valor al oro del templo. Es el altar el que le da valor a la ofrenda que se pone encima del altar. Es el Señor el que le da valor al trono en el que Él se sienta. Entonces, parece que lo que han perdido de vista estos fariseos es: ¿Qué es lo que le da valor a qué? Es decir, qué va primero y qué va después. Parece que eso no lo tienen tan claro, porque ellos están diciendo que lo valioso es el oro y el templo no es tan valioso. Es decir, se está hablando de un tema de fe, de un tema de religión, de un tema de conciencia. Y en ese tema que es de fe y de espiritualidad y de Dios, sale el verdadero criterio de valor que tienen los fariseos. Lo que realmente les importa no es el templo. Lo que realmente les importa es el oro del templo. Lo que realmente les importa no es el altar como tal. Lo que les importa es el valor de la ofrenda. Recordemos que había ofrendas que podían ser muy costosas. Por ejemplo, cuando se sacrifica todo un ternero, cuando se sacrifica un toro, cuando se sacrifica una cantidad de corderos, eso vale dinero. Entonces, ¿Dónde está? ¿Dónde está tu verdadero valor fariseo? ¿Qué es lo realmente valioso para ti? O sea, tú estás mostrando cuál es tu verdadero criterio. Lo estás mostrando en tu manera de razonar. Tu verdadero criterio no es la religión así quieras ponerte la fachada de persona religiosa. Tu verdadero valor no es la religión. A ti lo que te interesa es es el oro, lo que te interesa es la fama, lo que te interesa es el poder, tus intereses, tus verdaderos intereses. Lo que realmente pesa para ti no es Dios, no son los intereses de Dios, no es la gloria de Dios lo que realmente pesa para ti. Lo que realmente interesa para ti es el oro, es el poder, es la opinión de la gente. Y precisamente porque eso es lo que te interesa. Así tú le pongas todo un lenguaje religioso, como lo que realmente te interesa es lo de este mundo, entonces dime ¿Qué clase de guía eres tú para llevar a la gente hacia Dios? Si, te pones toda una fachada de religión, pero lo que realmente está en tu corazón, lo que realmente mueve tu apetito, lo que realmente te empuja, es otra cosa. Entonces eres un falso, entonces eres un hipócrita y entonces estás engañando a la gente. Qué profunda enseñanza para que nosotros también nos cuestionemos: ¿Qué es lo que realmente nos mueve? Incluso si estamos metidos en un ámbito de religión y en un ámbito de fe ¿Qué es lo que realmente me mueve?

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