Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

Cristo critica en los fariseos: la hipocresía; el falso celo, motivado por vanagloria; la interpretación tendenciosa de la Palabra de Dios.

Homilía i211002a, predicada en 20130826, con 4 min. y 53 seg.

Transcripción:

Sabemos que Cristo en muchas ocasiones entró en confrontación con los fariseos y con los escribas. ¿Qué es exactamente lo que les reprocha? Vayamos al pasaje del Evangelio de hoy, descubramos qué es lo que Cristo critica y, sobre todo, busquemos expurgar de nuestro corazón, limpiar de nuestra vida, aquello que tanto fastidio le produce a Jesús.

Lo primero y lo más evidente, repetido muchas veces, es la doblez de vida. La palabra que se repite es hipócrita. El que presenta una cosa, pero es otra. El que enseña una cosa pero practica otra. El que tiene una ley para juzgar a los demás, pero luego se inventa una ley diferente para juzgarse a sí mismo y para creerse siempre superior. Eso lo critica Jesús. Pero atención, librarse de la hipocresía no es simplemente llegar a lo que hoy se llama autenticidad.

La autenticidad corresponde a esa unión entre lo que yo soy por dentro y lo que yo soy por fuera. Es un buen paso, pero no es todo. Porque si yo por dentro estoy lleno de corrupción y de pecado y por fuera me manifiesto corrupto y pecador, se supone que soy muy auténtico. Por ejemplo, soy una persona obscena, soy una persona grosera y por eso me expreso así, con grosería, porque grosero soy por dentro. Entonces, para no ser hipócrita, grosero soy por fuera. Tal vez esa unión entre lo de fuera y lo de dentro tenga alguna cualidad. Pero estamos seguros de que el camino que Cristo propone no se cumple simplemente con que la porquería que yo lleve dentro sea la misma porquería que yo arrojo fuera. De lo que se trata es de que haya verdadera limpieza y que haya vida transparente nueva adentro, y que esa vida nueva aparezca también afuera.

Por eso no basta la autenticidad, no basta con que así como soy adentro, así soy afuera. Y quiéranme así o no me quieran. No, eso no basta, eso no es cristiano. De lo que se trata es de un corazón que se limpia y se ilumina interiormente y que con esa misma transparencia se manifiesta exteriormente.

La segunda cosa que Cristo critica en los fariseos es el falso celo. Es estar buscando discípulos. Eso debería ser una cosa buena, por ejemplo, para el quehacer misionero de la Iglesia. Pero es que rodearse de discípulos no es suficiente. Lo mismo que pasa con la autenticidad. El hecho de que yo sea igual adentro y afuera todavía no significa que yo soy bueno. Porque tal vez estoy podrido adentro y afuera. Lo mismo con el celo apostólico. El hecho de que yo tenga muchos discípulos o mucha gente que me sigue en Twitter, o muchos amigos o seguidores o suscriptores en Facebook, el hecho de que se organicen conferencias y se llenen salas de prensa, y el hecho de que haya publicidad y se cause impacto, eso todavía no garantiza nada. Si te gusta dar ruedas de prensa y te gusta dar conferencias, pues eso solamente significa que tienes una mayor responsabilidad con las palabras que usas. Si estás sirviendo a Cristo y si sigues el corazón y la mente de la Iglesia, bendito Dios. Si no, lo que estás haciendo es un daño mayúsculo que pesa sobre tu cabeza.

El tercer elemento que Cristo también critica es ese manejo astuto del lenguaje, es decir, pretender que la verdad de Dios se puede esquivar a base de malabarismos intelectuales. Y este es un peligro que acecha especialmente a la gente de estudio, como eran los escribas en aquella época y como pueden ser muchos teólogos en nuestro tiempo. Tienes muchos estudios bendito sea Dios, pero que tu cabeza y que tu inteligencia funcionen, eso todavía no garantiza nada. Lo importante es que tu inteligencia esté ofrecida a Dios, que sea un homenaje a Su gloria y que ayude a exponer la fe verdadera, no a retorcer los contenidos y confundir a la gente. Es muy actual el mensaje de Jesús y tenemos que pedirle que se cumpla en nuestra vida para que seamos gratos en su presencia por el amor y para que seamos útiles a la evangelización de tantos hermanos nuestros.

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