|
|

Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.
Vive con realismo porque el futuro vendrá, aunque no sepamos cómo; con responsabilidad porque vivir bien el presente te prepara para lo que venga; y con confianza porque el Señor reina y triunfa.
Homilía co19011a, predicada en 20250810, con 6 min. y 1 seg. 
Transcripción:
¡Feliz domingo para todos! Uno de los mensajes que nos da el Evangelio de Lucas, el Evangelio que venimos escuchando, en los domingos de este año, es aquello de: -estar preparados-, es el tema central, podemos decir, de el texto que aparece en este domingo; (estamos en el domingo número diecinueve del tiempo ordinario, es un total de treinta y cuatro domingos) y la idea de, -estar preparados-, es absolutamente central. -Estar preparados-; ¿a qué te suena eso? Eso suena a problemas, eso suena a guerra, eso suena a miedo... Si a uno le dicen, por ejemplo, -van a invadir tu país, ¡prepárate!-; es porque algo malo viene. Claro que también, uno puede prepararse de otra manera; uno puede prepararse también para cosas buenas. Por ejemplo, hay muchos lugares donde se celebra la Navidad con gran amor, con gran alegría. Y entonces alguno puede decir: -hay que preparar con tiempo la Navidad-. Preparar se refiere, sobre todo, en esos casos, a algo positivo, algo bueno: preparar una fiesta, preparar el carnaval, preparar los encuentros con los amigos o los encuentros con la familia. Incluso en un plano muy pequeño, las personas se preparan para aquellas citas, que son muy importantes en su vida. Si una persona, por ejemplo, tiene un afecto especial, hacia aquella chica, hacia aquel chico, y llega el momento en que se van a encontrar y es posible, que ya se conozcan y se conozcan bien; pero, el solo hecho de saber: -me voy a encontrar con esa muchacha que me gusta tanto, con ese chico que me parece tan guapo-. En el momento en el que la persona se prepara ya experimenta como una anticipación de la alegría; eso es muy bello decirlo, pero la verdad es que, en el Evangelio de hoy, la preparación parece referirse singularmente, a un -rendir cuentas-. Prepárate, porque vas a tener que rendir cuentas. Y posiblemente esa experiencia, ese momento, de rendir las cuentas, no va a ser tan agradable. Cuídate de estar distraído, cuídate de estar metido únicamente en tus intereses, en tus gustos, en tu placer, en tu comida, en tu bebida; cuídate porque tendrás que rendir cuentas. Entonces, al fin, ¿en qué quedamos? ¿Tenemos que prepararnos para algo que es muy bello y agradable? o ¿tenemos que prepararnos para algo que es terrible, y un poco aterrador?. La verdad es que el cristiano tiene que prepararse para ambas cosas, porque el futuro que nosotros ciertamente, no conocemos va a traer de ambas cosas. Y es necesario que nosotros estemos preparados, tanto para aquellas tentaciones, aquellas persecuciones, aquellas calumnias, aquellos falsos testimonios, que van a caer sobre nosotros en algún momento, o también aquellas enfermedades, aquellos inconvenientes, aquellos accidentes que pueden llegar a cualquiera de nosotros. -Y hay que estar preparados para eso-. Pero a la vez el cristiano sabe que por encima, ¡escúchame bien!, por encima de esas dificultades, de esas persecuciones, de esas enfermedades, por encima de la ¡muerte misma! -Dios es Señor- y por consiguiente, nuestra preparación no es únicamente, desde el miedo, sino que más allá del realismo, que es necesario, porque ciertamente va a haber cosas desagradables? más allá de eso; sabemos que hay un triunfo de Dios. Eso también nos sugiere el texto de hoy cuando dice: -Dichoso el siervo-, ¡fíjate!, que también está anunciando algo positivo: -"Dichoso el siervo a quien su señor encuentre"-, encuentre que, pues, encuentre: razonable, responsable, haciendo lo que tiene que hacer, incluso ayudando a los demás, o como dice el texto, -"dando la ración a sus horas"-. Así que el mensaje central parece, parece ser: -mira-, ¡levántate!, levántate por encima del presente, levántate por encima del momento que estás viviendo, sea bueno o sea malo. Ten presente que el futuro no es tuyo, el futuro no es conocido, el futuro no es seguro; y sin embargo, si tú estás con el Señor, y si tú estás siendo fiel, tienes la ¡certeza! de la recompensa; tienes la certeza de la victoria. Levántate por encima del presente, vive el momento presente de la manera correcta, pero ¡levántate!, por encima del presente y venga lo que venga del futuro; ¡Tú eres del Señor!, y la victoria finalmente es de Él, y tú no vas a tener nada que temer. O sea que el mensaje, finalmente es un mensaje que nos invita al realismo, a la responsabilidad y a la confianza. Toma esas tres palabras: -Realismo-, porque el futuro vendrá y no sabemos cómo llegue. -Responsabilidad- porque viviendo bien el presente, nos estamos preparando para lo que venga. Y -Confianza-, porque por encima de nosotros, el Señor es el que reina. El Señor es el que triunfa. Suya es la victoria y a Él todo honor y toda alabanza. Amén.

Derechos Reservados © 1997-2025
La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, está permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/.
|