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Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.
¿Qué tendría que suceder para que llegáramos a ser generosos? Te haces generoso en la medida en que eres consciente de la fugacidad de la vida y de la grandeza de los bienes eternos.
Homilía co19010a, predicada en 20220807, con 4 min. y 11 seg. 
Transcripción:
Feliz domingo para todos: Mis hermanos;yo creo, que todos estaremos de acuerdo en dos cosas: Primera, que, en este mundo hay serias, serias injusticias; que afectan a millones de personas, que destruyen millones de vidas y que causan incontables dolores y conflictos. -En eso estamos de acuerdo-; y creo que estamos de acuerdo también, en que detrás de la injusticia siempre hay alguna forma de egoísmo. Yo creo que eso es real; el egoísmo es real. Lo contrario del egoísmo es la generosidad. Y la pregunta que nos trae el Evangelio de hoy tiene que ver con la generosidad; concretamente, tiene que ver con esto: ¿Se puede hacer generoso un corazón?. Y no hablemos de un corazón, en general; hablemos de tu corazón o el mío. ¿Qué tendría que suceder en ti, para que tu corazón se volviera generoso? ¿Qué tendría que pasar en mi vida, para que yo me volviera mucho más generoso?; para que nos -volviéramos generosos-; no solamente con el dinero, -que también-, sino generosos con el tiempo, generosos con los talentos, generosos con las ideas. Porque es que, lo que escondemos, lo que acaparamos, no es solamente dinero. Nosotros acaparamos... también; energía, talento, ideas, -tengo una buena idea, que no se le ocurra a nadie más, que nadie, sepa que yo la tengo-. ¿Qué tendría que suceder para que llegáramos a ser generosos?; -esa es una muy buena pregunta-. Y la respuesta que nos da Cristo, de una manera inesperada.. es que la generosidad, está conectada, con dos cosas: con la conciencia de la fugacidad de la vida y con la conciencia de los bienes eternos. Pedirle a una persona que sea generosa, simplemente generosa, porque tú se lo dices?, -es un poco absurdo-, porque es como proponer un negocio, en el que la persona siente, que solamente está perdiendo. Pero cuando tú le planteas la, fragilidad de la vida, la fugacidad del tiempo que pasa y por consiguiente, lo engañosos que son estos bienes?, por los que tanto peleamos, por los que a veces, incluso nos hacemos matar... Cuando la persona descubre la fugacidad de la vida y descubre la ¡permanencia! y la ¡excelencia! de los bienes eternos; -las cosas cambian-; esa persona seguramente va a apostar por la generosidad, porque ya le ve, un sentido. Piensa en los mártires o piensa en los héroes de la caridad: como una, -Santa Isabel de Hungría-, como un -San Martín de Porres-, como un -San Vicente de Paúl-, por dar tres ejemplos muy diferentes. ¿Qué hacía que estas personas fueran tan generosas? ¿Era que no les gustaban las cosas de esta tierra? ¡No! Es que habían descubierto, bienes mejores y por contraste habían entendido, que los bienes por los que nos matamos; son tan fugaces, son tan engañosos. Ese... es el camino de la generosidad. Y el gran maestro que lo vivió y lo predicó se llama Jesucristo.

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