|
|

Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.
¿Cuáles son y dónde están los verdaderos bienes?
Homilía co18003a, predicada en 20130804, con 4 min. y 51 seg. 
Transcripción:
Este es uno de aquellos domingos en que las lecturas: la primera, la segunda y el Evangelio, llevan como un mismo hilo conductor. Y por eso creo que es una excelente ocasión para captar con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, el mensaje que Dios quiere darnos. Repasemos lo esencial de estas lecturas: Del capítulo primero del Eclesiastés, sacamos que, hay mucho de? vacío, de sin sentido, de vanidad, en la manera como tanto se esfuerzan, y al fin parece que logran poco. O, como dice el texto que hemos escuchado, al final tienen que dejarle todo en herencia a otro.
Aquí hay que anotar dos cosas: No nos confundamos entre el libro Eclesiastés y el libro Eclesiástico; son dos libros diferentes de la Biblia, ambos pertenecen a lo que llamamos los libros sapienciales; libros que en el fondo lo que quieren, es ayudarnos con lecciones preciosas sobre cómo vivir. El Eclesiástico, además, es muy querido por nosotros en el pueblo católico, porque las Biblias protestantes carecen de ese libro. Entonces, la primera lectura de hoy del Eclesiastés, nos habla sobre esa vanidad, en el esfuerzo que tantos tienen por acumular bienes y al final tienen que dejarlos a otros. Y aquí viene la segunda anotación la palabra vanidad; solemos relacionarla con un asunto estético, por ejemplo, una persona es vanidosa; decimos tal vez, porque, se ufana de sus atributos físicos. Pero literalmente vanidad, lo que quiere decir es aquello que es vano y vano, es aquello que es insustancial, que no tiene consistencia. Así que hay una vanidad que tiene que ver con el aspecto físico. Pero esa no es la única vanidad, las cosas vanas, las cosas insustanciales, las cosas a las que no deberíamos dar tanta importancia, no se limitan al área de lo estético. Hay muchas otras cosas que tal vez se adueñan de nuestro corazón y no deberían, bueno, esa es la primera lectura. Luego, en la carta a los Colosenses capítulo tercero, encontramos el texto que fue proclamado como segunda lectura y nos dice el apóstol San Pablo: "Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo". Es como una invitación a superar el placer inmediato, el lucro inmediato, el aplauso inmediato, porque en el fondo, cuando nosotros nos amarramos a las cosas de este mundo, es como si quisiéramos quedarnos con aquello que es inmediato, y también, aquí hay una enseñanza para nosotros. A veces uno cree que lo que es más seguro es lo que está a la mano, por eso hay incluso un refrán que dice: más vale pájaro en mano que ciento volando, y uno se da cuenta que eso puede ser engañoso porque lo inmediato puede ser: el dinero que me voy a ganar en este negocio, o el placer que se me ofrece a través de esta aventura, o el aplauso, el reconocimiento, el honor que me va a dar un grupo de gente. Eso es lo inmediato, pero lo inmediato también puede engañarte, porque puede volverte demasiado miope. Y quizás los bienes más duraderos no son siempre los más inmediatos. Es la advertencia que nos da San Pablo. Y finalmente, en el Evangelio, Jesús lanza la pregunta fundamental:
¿? De qué vale ganar el mundo entero?? Es el capítulo doce de San Lucas. ¿? De qué vale ganar el mundo entero si pierdes tu alma??
Como causa de impresión, ver esas tumbas, por ejemplo, de los antiguos faraones repletas de regalos, ¿para quién?, ¿para quién?, ¿para quién?... Esa es la gran pregunta. Entonces: Buscar los verdaderos tesoros, no dejarnos cautivar por la vanidad, pero sobre todo descubrir en dónde está, Aquel que es nuestro verdadero bien para unir a Él nuestra vida y para vencer con Él la fuerza de la muerte.

Derechos Reservados © 1997-2025
La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, está permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/.
|