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Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

¿Qué es ser rico ante Dios?

Homilía co18001a, predicada en 19980802, con 14 min. y 3 seg.

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Transcripción:

Los domingos la Iglesia abre más abundantemente los tesoros de la Palabra de Dios. Por eso tenemos no solo, una primera lectura y el evangelio, sino también una segunda lectura. Sin ánimo de criticar a quienes hayan dispuesto estas lecturas, lo cierto es que uno como predicador se encuentra con que la segunda lectura tiene siempre un tema tan diverso del que tienen la primera y el evangelio que suele ser difícil relacionarlos. Tal vez esto tiene la ventaja de que ofrece dos posibilidades de predicación distintas.En fin, a nosotros no nos corresponde juzgar sobre ello, sino más bien alegrarnos de que en este día las lecturas tienen una maravillosa coherencia en torno al tema de los bienes.

Así, en el libro del Eclesiastés se formula la pregunta: ¿Qué saca el hombre de su trabajo?, y como una anticipación del Evangelio, dice: Alguien trabaja con destreza y tiene que legarle su porción al que no la ha trabajado, ? los bienes del trabajo". En la carta de San Pablo a los Colosenses se nos invita a buscar los bienes de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Y el Señor Jesús en el Evangelio nos invita a ser ricos ante Dios y a no fiarnos de los bienes que se adquieren con trabajo en esta tierra.

Así pues, podríamos decir que la enseñanza de hoy está especialmente clara y recoge el testimonio de las lecturas del Eclesiastés, de Pablo a los Colosenses y del Evangelio según San Lucas. Todo está resuelto, solo nos falta responder: ¿Qué quiere decir eso de ser rico ante Dios?

Ser rico ante los hombres es acumular en los graneros, es exhibir la riqueza, es contar con muchos bienes, mucho dinero

Ser rico ante Dios: ¿qué es? ante un Dios que no se puede impresionar, que no se deja impresionar de nuestros bienes. En el Salmo 49, según la numeración de la liturgia, el 50 según la numeración de las Biblias. Dios dice al pecador que... pues que no se satisface con esos sacrificios y dice:? si tuviera hambre, no te lo diría, pues el orbe y cuanto lo llena es mío?. Un Dios que es dueño de todo, que no puede impresionarse como nos impresionamos los que no tenemos, frente a los que sí tienen en esta tierra.

¿Qué es ser rico ante Dios?: En el Eclesiastés: No a la vaciedad o, como se solía traducir, la vanidad de tantas cosas en esta tierra; comprueba que los bienes de esta tierra son cuestionables y muchas veces, cuando se los toca fuerte, suenan vacíos, como esos recipientes de madera o de metal que al tocarlos dejan ver que están solo llenos de aire. Jesús no responde propiamente esa pregunta. "Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios" El nos advierte sobre los bienes de esta tierra, es decir, sobre idolatrarlos, pero no nos responde exactamente que, qué es ese ser rico ante Dios. Vamos a ver si San Pablo logra resolver el problema. "Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba", otra vez la misma idea, ?aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra, nuestra vida está con Cristo escondida en Dios?. Otra traducción reciente para Colombia dice: Dios tiene una vida reservada con Cristo, dad muerte a todo lo terreno que vive en vosotros: fornicación, impureza, pasión, codicia y la avaricia.

Nos estamos quedando sin saber qué es ser rico ante Dios. ?Despojaos de la vieja condición humana?; o sea, que fíjate que: el Eclesiastés nos invita a dejar la vaciedad, la vanidad de las cosas, Jesús nos invita a no poner nuestra confianza en las cosas, San Pablo nos dice que dejemos todas esas cosas terrenas, no por que critique los bienes materiales, sino cuando no están como al servicio de Dios. Lo único que parece darnos pistas es esto:? despojaos de la vieja condición humana y revestíos de la nueva condición que se va renovando como imagen de su Creador hasta llegar a conocerlo?. En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos. La pista que tenemos para saber cuáles son los famosos bienes de arriba y qué es eso tan importante de ser rico ante Dios.

Las pistas que tenemos son estas: que se trata de renovarse para ser imagen de su Creador hasta llegar a conocerlo y se trata de alcanzar esa síntesis de Cristo que está en todo y en todos, ser rico ante Dios es ser plenamente su imagen hasta llegar a conocerlo. Esas frases son misteriosas, lo que pasa es que uno pasa tan rápido por ellas, por encima de ellas que tal vez no cae en cuenta de eso.

Renovarse para ser cada vez más imagen de Dios hasta llegar a conocerlo. La riqueza, entonces, está en ser cada vez más a imagen de Dios hasta llegar a conocerlo, ¿a usted no le parece extraña esa frase?, se supone que uno primero lo conoce y luego se va haciendo como imagen de Él; ¿de cuál conocimiento está hablando San Pablo aquí?; ese conocimiento que es la verdadera meta hacia la que tiende la renovación en hacerse imagen de Dios, este conocimiento en Dios es una riqueza. Pero, ¿cuál conocimiento es ese? Y es el conocimiento que está al principio del camino, cuando uno no sabe de Dios. Es... es otra cosa. Se puede mirar del griego, este llegar a conocerlo, este conocimiento en griego se dice gnosis Las cartas de la cautividad de Filipenses y Colosenses son cartas que insisten en el misterio cristiano y en el conocimiento del misterio de Cristo. ¿Qué clase de conocimiento, es este que está al final del proceso de volverse imagen de Dios? Ese conocimiento que es el río de allá arriba, ese conocimiento que es rico ante Dios, esa gnosis ¿a qué se corresponde? Se corresponde, se corresponde como a... conocer a Dios por dentro.

Ser rico ante Dios no es tener nada de lo que Dios ha creado, sino de algún modo tenerlo a Él, habitar dentro de Él, saber de cómo es Él.

San Pablo nos invita a que nos renovemos como imagen de nuestro Creador hasta conocerlo. Uno puede ser una imagen, pero ser muy distinto por dentro. Así pasa, por ejemplo, con las imágenes religiosas; siempre me ha impresionado, cuando una imagen hermosa, tiene un simple percance y le aparece el yeso o la madera que llevaba por dentro. Renovar esa imagen de Dios debe implicarse, participar cada vez más y mejor de la naturaleza Divina por la gracia del Espíritu Santo, hasta tener una experiencia sabrosa intensa, personal, contemplativa y profunda de todo un Dios.

Este llegar a conocerlo no se refiere al conocimiento del teólogo, no se refiere al conocimiento del converso, sino, se refiere a aquel que está como tan habitado por el Espíritu de Dios que llega a decir lo que decía San Pablo: "Nosotros tenemos la mente de Cristo". Tener como el pensamiento de Dios, tener la intuición de Dios. ¿Y esto en qué se manifiesta?, en que la persona ya no encuentra distinción entre judíos y gentiles, circuncisos o incircuncisos, esclavos y libres, hombre y mujer; la persona habita en la síntesis de Cristo, que es la síntesis de todo y está en todos. Ser rico ante Dios es tener esa mente de Cristo, poder llegar así a las personas. Cuando nosotros hacemos la distinción entre bárbaro, escita, cuando para nosotros hombre o mujer, esclavo y libre, son las distinciones fundamentales, quiere decir que nuestros intereses, nuestros partidos, nuestras opciones, son los que están determinando nuestro camino, nuestra sabiduría y nuestra felicidad. A lo que se nos invita aquí es a vivir de tal manera que lo que importa no es ¿quién? recibe la gracia, puesto que todos la necesitan, sino ¿quién la da? ¿de dónde proviene?.

Ser rico ante Dios es habitar las fuentes de la gracia. La lluvia sale de nubes hermosas y llega a todo género de terrenos, a todo género, de lugares. Puede llegar a un hermoso jardín o puede caer y desperdiciarse sobre un basurero. El que está viviendo todavía en la distinción de judío y gentil, a favor mio y en contra mío, está mirando el jardín o el basurero. La gnosis cristiana, obviamente, es que esta riqueza ante Dios es no vivir en el jardín, ni en el basurero, sino en las fuentes de la lluvia, allá donde nace la gracia.

Si miramos alrededor de esta tierra aparecen muchas cosas que nos gustan y muchas cosas que no nos gustan, gente que nos cae bien y gente que nos cae mal, lugares donde nos sentimos cómodos y lugares donde nos sentimos incómodos. Si miramos, en esta tierra encontramos eso; nuestro corazón será como veleta, a veces apuntando a un sitio y a veces a otro en nuestras emociones inestables, como el oleaje del mar. Si miramos en esta tierra, necesariamente seremos así. Pero cuando un día, renovados a imagen de Dios, comprendemos que todas las personas, por buenas que nos parezcan o malas que nos parezcan, son del mismo barro, necesitan la misma gracia y son amadas por el mismo Dios. Y dejamos intacta la gente y nos remontamos a las fuentes de la gracia; entonces: en ello, en ello, hallamos una paz, una firmeza, una sabiduría, una piedad que se parece al modo como Dios mira a la humanidad. Esto es ser rico ante Dios y frente a este conocimiento, ante esta experiencia íntima y sabrosa, tener graneros es?

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