Esta es tu casa!

Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

Sobre la importancia del título "Hijo de David."

Homilía aa04008a, predicada en 20131222, con 5 min. y 16 seg.

Click derecho para descargar versión MP3

Transcripción:

¡Feliz domingo para todos!

Este es ya el cuarto domingo de Adviento. Es nuestra cuarta estación en este camino a la celebración del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Y las lecturas, en este caso, nos presentan a Jesús como el descendiente de David. O si digo mejor, nos invitan a considerar la relación entre el rey David y Jesucristo nuestro Señor. No es una comparación cualquiera.

Recordemos que en algunos pasajes del Evangelio Jesús es saludado como hijo de David, por ejemplo, en aquel famoso pasaje de aquellos ciegos. Otra narración dice que era un ciego en la ciudad de Jericó, queriendo atraer la atención del Señor, esté ciego o estos ciegos gritan -Jesús, Hijo de David, ten compasión de nosotros-. ¿Por qué la expresión hijo de David es tan importante? Porque resulta que este rey David, que vivió unos mil años antes de Cristo, recibió una maravillosa promesa por boca del profeta Natán.

Esa promesa se encuentra en el capítulo séptimo del segundo libro de Samuel. Según esa promesa, no es David quien le va a hacer una casa a Dios, sino que es Dios el que le va a dar una casa a David. Todo empieza porque después de establecerse firmemente en Jerusalén, el rey David piensa -Yo ya tengo un palacio, y mientras tanto el Arca del Señor sigue estando en una tienda de campaña; voy a hacerle una casa a Dios-. Lo que nosotros llamaríamos un templo, pero utilizando esa misma palabra casa, Dios le dice por medio del profeta Natán -No eres tú quien me va a hacer una casa a mí, sino que yo quiero hacer una casa para ti-.

Y esta vez la casa de David no se refiere a muros, no se refiere a paredes o techos o a puertas; esta vez la casa de David se refiere a la familia y lo que Dios le promete a David, según el capítulo séptimo del libro de Samuel..., del segundo libro de Samuel, es que en esa descendencia, en esa dinastía de David, siempre estará la bendición de Dios. Por eso, cuando las multitudes saludan con entusiasmo a Jesucristo como el Hijo de David, lo que están diciendo es -Este es el legítimo descendiente del rey que recibió la promesa-, dicho de otra manera, el título "Hijo de David" es un título mesiánico. Es el reconocimiento de que la milenaria bendición que Dios pronunció sobre el rey David; da su fruto pleno en Jesucristo.

Hay un hecho muy hermoso... en el capítulo séptimo de este segundo libro de Samuel, está la promesa que he mencionado, pero luego resulta que en el capítulo once, unos pocos capítulos después, encontramos la gran falla, el gran error que David comete, llevado por la pasión, es infiel a Dios, es infiel al pueblo, comete asesinato, miente, intenta sobornar.

Es decir, la fidelidad de David queda completamente destruida y por el suelo. Y sin embargo Dios permanece fiel. David falló y el ser humano falla muchas veces, pero Dios permanece fiel. Y tal vez esta es la enseñanza más importante.

Que cuando veamos a este Jesús en el pesebre, cuando le veamos y reconozcamos tan cercano, sepamos que ese es el Dios fiel y que por encima de nuestras transgresiones..., su reinado no tiene límite, su poder no tiene frontera y su compasión es sencillamente infinita.

Publícalo en Facebook! Cuéntalo en Twitter!

Derechos Reservados © 1997-2025

La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico,
está permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente:
http://fraynelson.com/.

 

Volver a las homilías de hoy.

Página de entrada a FRAYNELSON.COM