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Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.
"Por nosotros y por nuestra salvación," Cristo asumió nuestra naturaleza humana. Su nacimiento es fuente de esperanza para todos los que sienten clausurado el futuro.
Homilía aa04004a, predicada en 20101219, con 4 min. y 5 seg. 
Transcripción:
El Adviento tiene cuatro domingos y este es ya el cuarto domingo. Eso significa que nos encontramos próximos a la gran celebración de la Natividad, el nacimiento del Señor. Que bueno recordar, como lo hacemos cada domingo en el Credo, que fue por nosotros y por nuestra salvación, que Cristo el Señor asumió nuestra naturaleza; como dicen los Padres de la Iglesia, sin dejar de ser lo que era, asumió lo que no era; es decir, sin dejar de ser Dios verdadero, quiso ser también verdadero hombre, aquel en quien se realiza plenamente aquello que dice el Génesis que somos imagen y semejanza de Dios. Eso es lo que se realizó en Jesucristo. Ese es el misterio grande de la Navidad y para eso nos hemos venido preparando durante todo el Adviento. ¿Cuál es la nota característica de este cuarto domingo? Por supuesto, la dulce y alegre esperanza del nacimiento del Señor. El profeta Isaías, en su capítulo séptimo, sigue acompañándonos como lo ha hecho desde el principio. En ese capítulo séptimo se encuentra la promesa de un vástago, la promesa de una descendencia. Y es muy interesante recordar las circunstancias en las que Isaías hace esta promesa. Resulta que Dios le había prometido al rey David por boca del profeta Natán, que su dinastía, la de David, había de permanecer para siempre. Tiempo después encontramos a otro rey llamado Ajaz. Y este es el tiempo del profeta Isaías. Pero resulta que Ajaz se encuentra terriblemente amenazado. Está presionado por los reinos del norte y del sur, se siente como oprimido, y en tales circunstancias su corazón ha perdido aquella firmeza. Ha perdido aquella confianza que se necesita para ver las victorias de Dios. Y es entonces donde interviene el profeta Isaías diciendo aquellas palabras que son tan cercanas al texto del Evangelio -La doncella, la Virgen, espera un hijo-. Y esta afirmación que luego los cristianos vemos retratada en María Santísima en el momento en que Isaías la pronunció, significaba sobre todo -Dios sigue contigo, Ajaz, Dios está contigo, la promesa que hizo a tus padres, la va a cumplir, no pierdas el corazón, no pierdas la confianza, Dios sigue a tu lado- Y efectivamente, ese Dios que está a nuestro lado es el mismo que se le anuncia a San José en el texto que escuchamos en el Evangelio de hoy. Se trata del capítulo primero de San Mateo, y ahí oímos ese maravilloso nombre que describe la realidad del Mesías. -Él es el Dios con nosotros-. Él es el que nos sigue recordando, como le recordó a Ajaz. Aunque te sientas oprimido, aunque parezca que no hay salida, Dios está a tu lado. Tenemos a Emmanuel. Tenemos a Dios con nosotros. Estuvo contigo Fray Nelson Medina de la Orden de Predicadores.

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