Esta es tu casa!

Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

La profecía no es algo tan ordinario para que lo desprecies ni tan extraordinario como para que no lo comprendas.

Homilía aa03013a, predicada en 20221211, con 5 min. y 32 seg.

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Transcripción:

¡Feliz domingo para todos!

De verdad me asombra la persona de Jesucristo, porque aún con las comparaciones más sencillas, tiene tanto para enseñarnos... En el Evangelio de hoy, tercer domingo de Adviento, el personaje central siempre será Cristo, pero junto a él aparece uno de nuestros guías en el Adviento, que es Juan el Bautista. Y en este evangelio de hoy Cristo habla a Juan, es decir, le manda una razón a Juan, él se encuentra en la cárcel y de hecho morirá mártir en la cárcel.

Pero también habla sobre Juan, habla de Juan el Bautista Y ¿qué es lo que dice Cristo? Pues básicamente, dice ¿qué fue lo que ustedes fueron a ver al desierto? Y hace dos comparaciones -¿una caña movida por el viento? o ¿un hombre vestido lujosamente?-.

Sobre todo la primera comparación puede parecer un poco extraña. ¿Qué quiere decir Cristo con una caña movida por el viento? La mejor interpretación que conozco es que una caña movida por el viento es como decir, lo que es ordinario, lo que es cotidiano, lo que sucede en cualquier parte, es decir, ¿donde te puedes encontrar tú una caña movida por el viento?, -pues en cualquier lugar-. O sea, es lo ordinario.

Y luego cuando nos dice un hombre vestido lujosamente, pues eso, si no, se ve en cualquier parte,esa clase de vista exótica, eso que es raro, solo se ve en unos cuantos sitios, de tal manera que Cristo dice -¿que fueron a buscar ustedes donde Juan el Bautista?-. O algo que es completamente ordinario, como una caña movida por el viento o algo que es absolutamente exótico, como una persona vestida con muchísimo lujo.

Juan el Bautista no es ni algo tan ordinario ni algo tan exótico. Juan el Bautista es un profeta. Entonces, la lección que tenemos que aprender es que la profecía es algo, que no es ni demasiado ordinario ni demasiado exótico. Pero yo le pido al Espíritu Santo que me ayude para expresarme, porque, no es algo tan ordinario como para que lo desprecies; no es algo tan exótico como para que no lo entiendas. Porque lo que es muy ordinario lo despreciamos. Y lo que es demasiado raro, no lo entendemos.

La profecía no es algo ni tan ordinario como para que lo desprecies, ni es algo tan extraordinario como para que no lo comprendas. Es una palabra, una palabra que tú puedes entender, una palabra que llega a tu corazón pero que no es una palabra ordinaria. En ese sentido, la profecía, el don de profecía, se parece mucho al misterio de la Encarnación.

Mira lo profundo que es esto, porque en la encarnación, nosotros tenemos a Cristo, que es tan cercano a nosotros como lo ordinario, pero que es mensaje de Dios como lo extraordinario. Pero sin embargo, Cristo, aunque lo veas como uno de nosotros, no lo desprecies. Y aunque te parezca extraordinario, no digas que no lo entiendes.

Es verdadero hombre, y en ese sentido tan ordinario como nosotros, tan común como nosotros. Pero es verdadero Dios, tan extraordinario, tan más allá de nuestra imaginación, como pudiéramos decir. Así que lo ordinario y lo extraordinario. El don de profecía, es como un adelanto de la encarnación. El don de profecía nos está mostrando algo que es tan cercano como lo ordinario y tan maravilloso como lo extraordinario. Pero no desprecies la Palabra que Dios te da, porque es tan cercana a ti. Y no digas que no lo entiendes porque es admirable. Eso fue lo que Dios mostró en Juan Bautista, y eso es lo que Dios Padre nos dio en la persona de su Hijo.

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