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Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.
Jesucristo es el ungido de Dios, vino a devolverle la gloria del Señor, no juzga por apariencias, predica para levantarnos y para que lleguemos a ser lo que Él quiere que seamos.
Homilía aa02010a, predicada en 20161204, con 6 min. y 34 seg. 
Transcripción:
¡Feliz domingo para todos! Este es el segundo domingo del tiempo de Adviento; y de inmediato nos damos cuenta del lugar tan importante que ocupa el profeta Isaías en el tiempo de Adviento. Así, por ejemplo, la primera lectura de hoy contiene lo que podríamos llamar un perfil del gran esperado, del Mesías, aquel que puede devolver el honor a Dios y que puede traer la salvación a nosotros los seres humanos. Isaías, de tal manera marca el Adviento que podemos decir que es uno de nuestros tres guías. Los otros dos son Juan el Bautista y la Santísima Virgen María. Tanto en los domingos como en los días de entre semana escuchamos abundantemente a Isaías porque el Espíritu Santo le concedió describir con palabras muy hermosas y muy profundas, que significa que, Dios habite en medio de su pueblo y que Dios recupere su lugar en nuestra vida. Y eso precisamente es lo que marca la misión del Mesías, la misión de Jesucristo. Hoy, por ejemplo, aparecen cuatro, cuatro características que habrá de tener el Mesías. Recordemos que la palabra Mesías en hebreo es la misma palabra Christós o Cristo en griego, -y es la misma palabra- ungido en español. Observemos también, que todo aquello que se dice del Mesías, que todo aquello que se dice de Cristo, por extensión, también hemos de vivirlo. Estamos llamados a vivirlo los que hemos recibido la misma unción de Jesús de Nazaret. Él fue ungido con el Espíritu Santo de Dios. Y no es otro Espíritu, el que ha llegado hasta nosotros. Pero vamos con las características. Las cuatro características que yo destacaría en el texto de Isaías que fue tomado el capítulo número once. En primer lugar, y es lo primero que se destaca, es que se trata de aquel que ha recibido el Espíritu de Dios. Esta es la gran diferencia entre el cristianismo y muchas otras propuestas de mejora de la vida humana. La Programación Neurolingüística, la meditación Zen, el Método Silva. Los libros de superación personal siempre te van a decir: -Tú puedes, saca fuerzas de ti, concéntrate, tú lo vas a lograr, pon a funcionar tu mente?.- es decir, redímete tú solo, levántate tú solo. Es decir, que todos esos métodos en el fondo son una especie de canto, a lo que se supone que puede, el ser humano. Resulta que Isaías, desde el principio nos sitúa en una, en una esfera diferente. Es verdad que el ser humano puede lograr muchas cosas, pero lo más grande de ti no sale simplemente de ti. Lo más grande de ti sale de esa unción, de esa gracia, de ese regalo que Dios quiere darte y que no es otro sino el don del Espíritu. Entonces, la primera característica del Mesías es que es el Ungido. No son solamente sus fuerzas, no es solamente su talento, no es solamente su astucia, no es solamente su influencia o sus amigos, no es solamente su riqueza o su poder. Es que Él es el ungido de Dios. Y eso es lo que lo hace diferente. En segundo lugar, nos damos cuenta, de cómo es una característica básica del Mesías el temor del Señor. Y esa expresión que a veces es difícil de entender, nos está enviando en una dirección muy interesante. Es decir, esta es una persona, este, este Mesías es una persona que tiene conciencia de los derechos de Dios, que tiene conciencia de cómo Dios merece toda honra y merece toda gloria. Y esto es muy importante, porque esto significa que reconoce, un freno para sí mismo. Si te das cuenta, los más grandes déspotas de la historia, pensemos por ejemplo, en un Hitler o en un Stalin. Esos terribles déspotas no reconocían ningún límite para su ambición, para sus pretensiones. Ellos no tenían ningún límite. Porque si un ser humano no es capaz de reconocer a quien está, encima de él, que es Dios, ¿Qué importancia le va a dar a los demás seres humanos? Hitler solo veía a los demás seres humanos, o como tuercas que le sirven como herramientas que están a su servicio o como estorbos a los que hay que eliminar. Por eso llegó al Holocausto. Esa es la importancia del temor del Señor. Y esta es la segunda característica. La tercera y muy hermosa, es que no juzgará por apariencias. Lo cual quiere decir que la verdad tiene un lugar central dentro de la vida y la misión de este Mesías. Y esto es muy importante. Nada serio puede hacerse para la gloria de Dios, si no tenemos la verdad en el centro. Porque el reino de satanás es el reino de la mentira. De hecho, él es llamado el príncipe de la mentira. Y la última y cuarta característica, es que este Mesías: nos damos cuenta, que tiene como herramienta fundamental la predicación. Es a través de la Palabra, y esto es hermoso, porque indica un profundo respeto hacia los otros seres humanos, porque indica que este es el que toca la puerta para que tú abras. No es el que te manipula, no es el que te aplasta, no es el que se impone sobre ti como un tirano, es el que te llama, es el que te cuestiona. Y desde ahí te levanta para que llegues a ser todo lo que puede ser. ¡Hermoso retrato, hermoso retrato del Mesías! nos deja Isaías para este segundo domingo de Adviento. Que él siga inspirándonos en este camino al encuentro del Señor.

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