Esta es tu casa!

Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

La espiritualidad del adviento es la propia de una peregrinación; el salmo 122 nos guía en lo que significa ir en camino a la casa de Dios.

Homilía aa01012a, predicada en 20161127, con 17 min. y 8 seg.

Click derecho para descargar versión MP3

Transcripción:

Amados hermanos, el tiempo de Adviento comienza con ritmo de peregrinación. Adviento significa llegada, que por supuesto, es la condescendencia, la misericordia de Dios que se hace presente en Cristo. Pero así como Dios ha querido venir a nosotros, así también nosotros queremos salir al encuentro del Señor. Como dos amigos que se encuentran en el terminal de transporte o en el aeropuerto. Si tienes tanto tiempo sin ver a tu amigo y coinciden en algún lugar, cada uno corre al encuentro del otro. Esos dos amigos son Dios y el hombre, y Dios ha salido al encuentro del hombre haciéndose hombre y el hombre sale al encuentro de Dios, quitándose toda aquella carga que le impide reconocer en él mismo su imagen, la imagen del Señor.

Así que lo que nos corresponde es tomar un corazón de peregrinos. Lo dice especialmente el salmo que hemos proclamado, un salmo muy conocido. ¡Que alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor! Ese es el Salmo ciento veintidós de la Sagrada Escritura por supuesto, y pertenece a un grupo de salmos, es decir, oraciones y cánticos tradicionales que utilizaban los hebreos cuando iban de camino hacia Jerusalén. Como Jerusalén se encuentra comparativamente en un lugar alto. Estos salmos en la Biblia se conocen como los salmos de las subidas, porque eran oraciones y cantos tradicionales que los peregrinos cuando iban hacia la ciudad Santa, repetían, proclamaban, incluso danzaban. Son los cantos de las subidas.

Como el Adviento es un tiempo de peregrinación espiritual. Seguramente podemos aprender mucho de un salmo como este. Salmo que, repito, lo hemos cantado muchas veces, pero conviene mirarlo con un poquito más de detalle para sacar de ahí unas cuantas enseñanzas. Lo primero es una actitud de alegría. Alegría porque vamos al encuentro del Señor. No debemos dejar que la vergüenza propia de nuestra vida de pecado nos retenga. No debemos dejar que la amargura por las cosas que han salido mal nos oprima más allá de los fracasos y más allá incluso de los pecados. El Señor es nuestro Dios, y encontrarnos con Él y recibir su abrazo es lo más grande. Por eso, por eso, ese sentimiento de alegría.

En segundo lugar, nos dice el salmo que se trata de un caminar juntos. Estamos siempre en comunidad. Quizás el tiempo en el que vivimos es un poco individualista, incluso hay formas de espiritualidad que son como individualistas -mi conversión, mi esfuerzo, la gracia de Dios conmigo- Pero lo maravilloso del Señor es que, sin dejar de ser personal, su acción es al mismo tiempo comunitaria en sentido muy profundo. En nuestra fé cristiana no riñen lo personal y lo comunitario. Dios es al mismo tiempo la experiencia más profunda de mi corazón y el vínculo que me une más estrechamente a mis hermanos. Y ese aspecto comunitario lo destaca muy bien este salmo. Nosotros vamos con otros, vamos juntos, hacemos camino con otros. Experiencias de comunidad son, por ejemplo, la familia cristiana.

Experiencia de comunidad, es la comunidad religiosa, como el caso de estos hermanos de ustedes y ustedes nos conocen los dominicos en esta parroquia. Experiencia de comunidad son los grupos parroquiales, las comunidades neocatecumenales. Esas son experiencias de comunidad, unas más intensas, más completas que otras. Y es muy importante avanzar en comunidad. Es muy importante sabernos parte de una comunidad. ¿Por qué? Porque aquí se cumple lo mismo que cuando un león persigue a una manada de cebras. Ustedes ven que mientras las cebras están juntas, el león no se atreve a meterse con ellas. Pero si alguna se rezaga o se aísla, muy pronto será atacada y caerá.

Entonces, estar en comunidad es tener defensa, es recibir una confirmación continua en la fé. Es alentarnos en la esperanza. Es practicar y recibir el don precioso del amor. Por eso, cordialmente invito a aquellos de ustedes que quizás están viviendo su fé de una manera muy aislada. Les invito, reconsideren. Por favor, piensen en la posibilidad de unirse deseablemente en esta misma parroquia. Piensen en la comunidad, en la posibilidad de unirse a alguna comunidad, algún grupo. Ser parte dé.... La Carta a los Hebreos nos exhorta y dice ?No abandonen sus asambleas? porque cuando uno se aísla, muy pronto baja la calidad de la oración, pierde fervor y además, las exigencias morales propias de nuestra fé se vuelven imposibles si uno está demasiado solo. Uno Enfrentarse con, enfrentarse uno solo con, con la perfección a la que nos llama el Señor es prácticamente imposible. Además, la comunidad nos defiende de muchos modos contra otra clase de tentaciones. Piense usted, por ejemplo, una persona soltera o más, más aún, una persona separada, una persona que ha tenido un fracaso matrimonial. ¿Qué menú le ofrece el mundo a la persona separada? ¿Cuál es la oferta del mundo? Por ejemplo, ¿Para una mujer separada? Es muy triste. Es muy deprimente, porque lo que el mundo le ofrece a la mujer separada muchas veces es pecado. Y muchos quieren aprovecharse de la mujer separada, sabiendo que tiene un vacío emocional fuerte, sabiendo que está o estuvo acostumbrada a tener, pues el soporte y la alegría de una pareja. Hay quienes consideran que la mujer separada es algo así como una víctima fácil. En cambio, si esa mujer está separada. Pero, pero aunque su matrimonio haya ido mal, experimenta la fuerza de Dios en la comunidad y recibe cariño en la comunidad, incluso humanamente es más difícil que caiga en cualquier relación que solo le empeoraría su situación. Así que la comunidad es indispensable.

Llevamos dos puntos. Lo primero. La peregrinación se hace con alegría, sabiendo que es el Señor el que nos ha llamado y el que nos espera con el abrazo al final. Segundo. Vamos caminando en comunidad. Tercero. Dice aquí: "A celebrar el nombre del Señor" Es decir, a recordar sus prodigios, a cantar sus victorias, a proclamar su grandeza. Eso es lo que significa celebrar el nombre del Señor. Y eso nos hace muchísimo bien. Y eso es propio del tiempo del Adviento. Precisamente lo que vamos a ir escuchando en las lecturas de los domingos. Pero ojalá tengan ustedes ocasión de asistir también a la misa entre semana. Piénsenlo también, por favor.

Lo que usted va a encontrar en las Santas Eucaristías de estos días, en las lecturas, lo que usted va a encontrar, es continuamente un recuerdo de las hazañas de Dios. Y esto es muy importante porque a medida que uno va recordando las obras que Dios ya hizo, se va ejercitando casi sin darse cuenta, se va ejercitando en una virtud preciosa que se llama la esperanza. Yo puedo esperar en Dios, o todavía otra virtud tan necesaria en nuestra vida cristiana, la confianza.

Entonces vamos a celebrar el nombre del Señor. Celebramos el nombre del Señor cuando recordamos sus portentos, cuando proclamamos sus victorias. Y eso nos hace muchísimo bien. Cada una de las lecturas, repito, sobre todo se nota entre semana, en el tiempo de Adviento. Cada una de las lecturas está diseñada para darte una dosis renovada de esperanza.

Las lecturas del tiempo de Adviento están puestas de tal manera que la primera lectura es un anuncio de lo que Dios hará. Y el evangelio es una muestra de lo que Dios hace y de lo que Dios hizo en Cristo. Entonces, ir a misa en Adviento es buenísimo, buenísimo porque las lecturas ya te van guiando como en un ejercicio de confianza y eso es una manera; esa es una manera maravillosa de renovar tu fé.

Eso nos hace muchísimo bien y lo necesitamos. ¿Qué más aprendemos aquí en este salmo? En él dice: "En ella están los tribunales de justicia en Jerusalén, en el palacio de David" Cuando uno piensa en los tribunales de justicia, pues uno piensa en el sistema fiscal colombiano, o tal vez en un abogado defensor o tal vez en un juzgado como los conocemos. Pero para los judíos, para los hebreos, la justicia significa que se cumpla el plan de Dios y hacer Justicia es ajustar nuestra vida, ajustar nuestro pensamiento, ajustar nuestros deseos. Podemos decir que el verbo ajustar es un verbo muy apropiado en nuestra lengua castellana para entender lo que significa justicia. Cuando una puerta está bien ajustada quiere decir que cierra perfectamente. Queda muy bien dentro de su marco. Eso es lo que significa una vida ajustada. Una vida ajustada es una vida que se apega al querer de Dios. Y por eso cuando aquí se habla de tribunales de justicia, no se está refiriendo tanto a un problema de fiscales o de abogados. A lo que se está refiriendo es a que ese es el lugar donde uno le pone orden y le pone sincronización a la vida.

Muchos de ustedes tienen sus automóviles y saben que después de un tiempo un automóvil toca sincronizarlo. Ese sincronizar el automóvil o el motor, ¿Qué es? Pues que hay que poner de tal manera los pistones o el sistema que utilice; antes eran bujías, ahora se utilizan otros sistemas electrónicos. Utilice los pistones de manera que trabajen al unísono. Hay que sincronizar, la vida humana también se va desajustando. Usted, por ejemplo, es un esposo, pero usted empieza a fallar como esposo. Usted ya no tiene los mismos detalles, el mismo cariño, la misma fidelidad. Entonces usted empieza a desajustarse como esposo. Usted dice un buen retiro espiritual, quizás hizo un retiro bueno de Emaús, un retiro de conversión. Usted asistió a un seminario de vida en el espíritu. Usted hizo un retiro de cristiandad y su vida cristiana se ajustó, y usted empezó con mucho impulso. Pero después de unos días. ¿Qué le pasa a uno?; que uno va decayendo y que uno se va desajustando. Los primeros días usted era una persona fervorosa, era una persona de Rosario, frecuente. Era una persona entusiasta en su fé. Ya después se fue volviendo perezoso. Ya después se fue distrayendo. Entonces, ¿Qué es lo que está cantando el Salmo este? Es como si dijera "Vamos a poner en orden la vida, vamos a sincronizarnos, vamos a ajustarnos al plan de Dios". Eso es lo que significa. Vamos a los tribunales de justicia. Vamos a ponerle orden a esta vida. Y cuando uno toma esa actitud, entonces uno descubre para qué es el Adviento.

El Adviento es para redescubrir la fé cristiana y para darme cuenta que en muchas cosas ya, ya estoy decayendo, ya en algunas cosas ya, ya estoy perdiendo impulso, ya, ya no estoy en sincronización, ya el Señor, ya el Señor no es mi prioridad, ya, ya se me han entrado otras prioridades en la vida. Entonces ahí es cuando uno necesita sincronizarse. Ahí es cuando uno necesita ajustarse.

Es muy hermoso como termina este salmo. Dice aquí por mis hermanos y compañeros voy a decir la paz contigo. Se sabe que la ciudad de Jerusalén significa precisamente eso, visión de paz. O sea que vamos detrás de, de esa paz, esa paz que no es simplemente un equilibrio de fuerzas contrarias, que no es simplemente una tregua en la guerra por utilizar las palabras del Concilio Vaticano Segundo, esa paz que nace de un corazón que ha encontrado armonía en su relación con Dios, ha encontrado armonía en la relación consigo mismo y también con los hermanos. Esa es la paz detrás de la que vamos. Así que, hermanos, fíjese cómo, haciendo una pequeña meditación con este salmo, uno puede ver para qué sirve el Adviento.

Resumen: El Adviento es una peregrinación. En esa peregrinación ya tenemos un anticipo de alegría, sabiendo que es Dios quien nos aguarda. Vamos, como comunidad, no vamos solos. Estamos recordando que estamos con otros para crecer, con otros en la fé, en la esperanza y en el amor. Además, estamos recordando las victorias de Dios y de esa manera estamos alimentando nuestras convicciones y estamos fortaleciéndonos. Además, vamos a los tribunales de justicia, es decir, vamos al taller, vamos a que nos hagan una buena sincronización, vamos a ajustar nuestra vida con el querer de Dios. Y de esa manera queremos encontrar verdadera paz. Eso es lo que significa el Adviento.

Que hermoso que desde el primer día asumamos esta peregrinación, que desde el primer día digamos voy a vivir bien este Adviento, sobre todo por una cosa, porque el Adviento sólo existe en la Iglesia Católica, sólo existe entre los cristianos; otras confesiones algo hablan al respecto. En el mundo del comercio lo único que existe es Oh, jo jo, jo, jo, jo, jo, jo, jo. Eso es lo único que existe. Un Papá Noel que realmente no significa nada. Ya no significa nada para mucha gente. Tal vez unas comidas especiales, ganar unos kilos que luego uno nunca pierde. No nos digamos mentiras. Unos regalos que toca ir a devolver al almacén porque me regalaron lo que no necesito y lo que ya tengo. Esa es la Navidad para muchas personas. ¿Por qué? Porque la gente tiene una Navidad sin Cristo. Una Navidad sin Adviento.

Empecemos bien este camino. Hoy es el día para empezar. Empecemos bien el Adviento. Empecemos bien este camino. Y de esa manera, estoy seguro, podremos recibir estos dones hermosos, este abrazo de Dios, esta renovación en la fé, este encontrarnos con los hermanos y disfrutar el don de la paz. Esa es la invitación que tiene nuestra Iglesia para este día.

Publícalo en Facebook! Cuéntalo en Twitter!

Derechos Reservados © 1997-2025

La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico,
está permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente:
http://fraynelson.com/.

 

Volver a las homilías de hoy.

Página de entrada a FRAYNELSON.COM