Esta es tu casa!

Homilía de Fr. Nelson Medina, O.P.

(1) Catequesis básica sobre el adviento; (2) La importancia de sentirse insatisfecho para poder ponerse en camino; (3) Vigilar significa estar atentos a las señales, aunque sean humildes, de la presencia actual y la acción de Dios en el hoy e nuestra historia.

Homilía aa01011a, predicada en 20161127, con 15 min. y 9 seg.

Click derecho para descargar versión MP3

Transcripción:

Amados hermanos, estamos iniciando el tiempo de Adviento.

Un cristiano que conoce su fé sabe que el Adviento nos prepara para la Navidad. Pero, hoy nos damos cuenta, que las lecturas no tienen una relación directa con la Navidad. En cambio, nos hablan de estar preparados, nos hablan de la llegada del Señor, nos hablan de estar vigilantes.

La verdad es que el tiempo litúrgico de Adviento tiene como dos partes, la parte final del Adviento, a partir del día diecisiete de diciembre, es decir, la última semana antes del veinticuatro. Esa última semana sí está orientada completamente a, recordar, agradecer y celebrar el nacimiento de Cristo, en nuestra tierra. Pero esa es la última parte del Adviento .Antes de esa parte hay una primera parte que es la que estamos iniciando ahora, que se refiere simplemente al hecho de que Dios viene.

En el libro del Apocalipsis se presenta, nuestro Señor Jesucristo, diciendo, que -Él es, el que era, el que es, y el que viene-. Dios es siempre el que viene, porque el ser humano siempre está incompleto, porque la historia humana está incompleta, porque nosotros somos siempre caminantes, hacia ese Dios que viene.

Y en ese sentido, esta primera parte del Adviento tiene un propósito, que es relacionado, pero que no está directamente conectado con la Navidad. Y ese propósito es recordarnos que -Dios viene-; eso significa que Él está en movimiento, pero también recordarnos, que nosotros debemos estar en movimiento hacia el Dios que viene. Esa es la dinámica que encontramos entre la primera lectura y el Evangelio.

Usted recuerda que en la primera lectura se habla del -movimiento de las naciones-. Todos tienen que ir hacia Jerusalén, todos tienen que ir a buscar al Señor. Hacia Él se dirigirán las naciones; pueblos numerosos se encaminarán, diciendo: -Vengan, subamos al monte del Señor-, Es decir, es ponernos nosotros en movimiento.

Pero luego el Evangelio nos habla de otro movimiento, nos habla diciendo: -Lo que pasó en tiempo de Noé pasará cuando ¡venga! el Hijo del Hombre-. O sea que ese doble movimiento, que nosotros vamos avanzando hacia Él y que Él es siempre el Dios que viene, ese doble movimiento, ese encuentro siempre esperado y siempre renovado. Esa es la esencia de la primera parte del Adviento.

¿Qué hemos aprendido hasta ahora? Que el Adviento tiene dos partes. La primera parte, que es obviamente en la que nos encontramos, porque este es el primer domingo. La primera parte nos recuerda, el movimiento, que nosotros debemos avanzar hacia Él y que Él ha querido venir a nosotros. Ese es el tema dominante en la primera parte del Adviento, que tenemos que estar como peregrinos avanzando y que Él ha querido acercarse a nosotros. Esa es la primera parte.

La segunda parte del Adviento es la que va a empezar en los últimos días, a partir del diecisiete de diciembre, y que lo que está haciendo es recordar, agradecer y celebrar que Cristo, el Hijo Eterno de Dios, nació en esta tierra. Eso hemos aprendido, que el Adviento tiene dos partes y que en la primera parte el énfasis es, movimiento nuestro y de Dios. Y en la segunda parte es celebración y gratitud por el nacimiento de Cristo.

Bueno, ese era el primer punto que quería compartirles. (¡Son diecisiete puntos! está bien, vamos a cortar un poco, está bien, vamos a cortar un poco).

Entonces vamos a limitarnos a tres puntos?El primer punto era este, Una breve catequesis sobre el Adviento; -¿Cómo funciona el Adviento?-.

Segundo punto. ¿Qué significa eso de ponernos nosotros en movimiento? Ponernos en movimiento significa reconocernos insatisfechos. La insatisfacción es un elemento muy importante del ser humano, porque sentirse uno insatisfecho, con la vida que lleva, sentirse insatisfecho con el mundo que ve, sentirse insatisfecho con la sociedad en la que está, es vital. ¿Vital para qué? Vital para ponerse en movimiento. O sea que si hubiera una bienaventuranza que pudiéramos aplicar a esta primera parte del Adviento, es -Bienaventurados los insatisfechos-.

Cuando, por ejemplo, un sacerdote está insatisfecho con su ministerio; se da cuenta, que hay más, que puede hacer más, que debe hacer más que Dios lo llama a hacer más. Cuando estamos en un grupo parroquial, en una comunidad del cine, en un grupo de oración, y nos damos cuenta -oye-, nosotros podemos hacer más.

Es decir, este es un hermoso tiempo para descubrirnos insatisfechos. -Bienaventurados los insatisfechos-, porque ellos se pondrán, en movimiento. Bienaventurados los que están descontentos con la vida que conocen, con la vida que tienen, porque ésos van a salir al encuentro del Señor; Bienaventurados aquellos que... se sienten hasta cierto punto -desadaptados-.

Nos dice la carta a los Romanos en el capítulo doce -"No os adaptéis al mundo presente"-, O sea que el cristiano, debe tener siempre una dosis de desadaptado. No podemos adaptarnos tanto, a la realidad que digamos: -Las cosas son así, siempre han sido así, nadie las va a cambiar- Es muy importante ser desadaptados.

Nadie va a cambiar la realidad, sino los que se sientan insatisfechos con la realidad que conocen. El verdadero cáncer en nuestro país y en muchos sitios, es que la gente se adapta muy fácilmente. Es decir, la gente dice: -Mire, aquí siempre han robado...; ¿Qué significa eso?, hay que seguir robando, siempre se robará, hasta el fin de los tiempos, se robará-.

Necesitamos una generación de insatisfechos, Necesitamos gente que diga:, -Siempre se ha hecho; pero ya ¡no! se va a hacer más-, es decir, -yo no voy a entrar en eso-, -yo estoy insatisfecho con eso-, -yo soy un desadaptado-, un desadaptado en ese sentido. No estamos hablando del sentido patológico de la palabra. Necesitamos gente desadaptada, gente que diga: -siempre se ha hecho eso, bueno, siempre se ha hecho, pero ahora ¡no!, se va a hacer?

Las personas que van a mejorar este hermoso departamento, las personas que van a marcar un antes y un después en La Guajira, por ejemplo, no van a ser las personas que se sienten contentas con lo que hay. Si estás contento con lo que hay, no vas a mejorar lo que hay. Necesitamos que estés descontento con lo que hay. Que tú digas:, -Este departamento se merece otra cosa-; En el momento en el que tú digas: -Este país se merece otra cosa-, -estos jóvenes se merecen otra cosa-, -nuestros niños se merecen otra cosa-; eso es ser desadaptado.

Y esa desadaptación es la que pone en movimiento la transformación de la historia. Así que esa es una aplicación muy práctica de esta Palabra de Dios. -Bienaventurados los insatisfechos-, porque ellos se pondrán en movimiento y porque ellos pondrán en movimiento la historia. Ese es el segundo punto de esta homilía (de los diecisiete puntos, tuve que mutilar la homilía y dejarla en solo tres puntos).

El primero es, catequesis sobre el Adviento; ya eso quedó claro. Segundo punto. Desadaptados. Varios de hecho, yo los miro aquí y digo: -si tienen cara de desadaptados-. O sea que por ese lado vamos bien.

Y el tercer punto es la palabra -vigilancia-. Es una palabra muy importante que nos da nuestro Señor Jesucristo, aquí, nos dice: -permanezcan en vela-. Nos dice también aquí, el Señor, que -es necesario vigilar-, porque cuando menos pensaron..., cayó el diluvio, cuando menos pensaron..., llegará el Hijo del Hombre, de modo que es necesario vigilar, es necesaria la vigilancia.

Vigilar, ¿qué es?, vigilar es estar despierto. Por eso. Por eso se habla, por ejemplo, de hacer vigilia. Hacer vigilia es estar despierto, eso es lo que quiere decir. Si uno no está despierto, si no está atento, (se le cae la guitarra, por ejemplo). Entonces hay que vigilar, hay que estar despierto; una persona que no está vigilante puede tener accidentes. ¡La vigilancia!. Bueno. ¿Qué significa vigilar? En este contexto, ¿Qué significa vigilar?

Nos damos cuenta , que Cristo dice que la gente parecía muy contenta comprando, vendiendo, comiendo, bebiendo, casándose..., es decir, la vida era normal para ellos, -Normal para ellos-. Eso parece tener relación con lo que hemos dicho antes; -no mires tu vida simplemente como algo normal-, es necesaria una dosis de desadaptación. Pero debe haber algo más, porque Cristo dice -El Hijo del Hombre viene-. La vigilancia a la que se refiere aquí, es la espera y esperanza activa por la llegada del Hijo del Hombre. Eso es muy interesante.

En la segunda carta de Pedro, encontramos una expresión que siempre me ha parecido bellísima. Dice el apóstol San Pedro en su segunda carta: -"Esperad y apresurad la venida del Señor"-. ¡Oiga eso! Esperar y apresurar. O sea que la espera nuestra, la espera de la llegada de Cristo no es simplemente una espera mirando el reloj, como el que dice, bueno, ya casi termina la homilía; -No- no es simplemente mirar el reloj, la espera, la espera cristiana es otra cosa?.

¿Por qué?, Porque hay algo que Cristo nos enseña muchas veces en el Evangelio que se llama -Los signos de los tiempos-. La esperanza cristiana es como una especie de afinación del oído, como una especie de afinación de la mirada, como una especie de afinación del corazón; que va detectando las señales de Cristo.

En este mismo sentido, pronto en el Adviento vamos a encontrarnos con una palabra bella de Isaías. Isaías dice: "Algo nuevo está brotando ¿lo notáis?" -Algo nuevo está brotando-. O sea que la esperanza cristiana y la vigilancia cristiana es también, vigilancia de lo nuevo que está brotando, lo nuevo que está brotando.

¿Por qué eso es tan importante?, Porque Dios, nuestro Dios, no está dormido, ni distraído, ni de viaje. Nuestro Dios ya está obrando en la historia. Y si nosotros estamos atentos a las señales, a los signos de Su presencia, lo que Él ya está sembrando en medio de Su pueblo, entonces nosotros vamos entrando en sintonía con esas señales y vamos entrando por consiguiente en sintonía, con Él mismo, que viene a vernos, con Él mismo, que sale a nuestro encuentro.

Este mundo a veces puede decepcionarnos con los múltiples pecados, que parece que hundieron sus raíces de una manera tan honda en nosotros y en nuestra cultura. Pero, pero Dios está sembrando. Dios está sembrando semillas nuevas. -Algo nuevo está brotando-. Y vigilar es darse cuenta de las señales que anticipan, esa llegada del Hijo del Hombre. Algo así como cuando uno se despierta muy temprano y desde esa hora, está esperando el amanecer; y si uno está muy, muy , atento; los primeros y tenues resplandores que a veces llamamos el alba., esos, primeros resplandores dicen ya por ahí viene la luz., Eso es lo que significa esta vigilancia., es estar atentos a por dónde viene la luz, ¿cuáles son las señales, cuáles son los signos de que el Hijo del Hombre se está haciendo presente en medio de nosotros?

Así, por ejemplo, yo miro siempre con gran alegría lo que Dios hace con los niños y con los jóvenes, porque muy a menudo, en nuestros jóvenes, en nuestros niños, Dios nos está dando señales de su presencia, señales..., señales que deberían hacernos pensar y que deberían mantenernos despiertos. Algunas de esas son señales preocupantes, pero otras son señales muy felices. A veces son señales que realmente nos dan una fuerza y nos dan una esperanza muy grande.

Miremos lo que Dios está haciendo en medio de nosotros, miremos las comunidades que están surgiendo, miremos la generosidad que Dios está sembrando. Cuando nosotros vemos, por ejemplo, que hay personas que se comprometen de un modo tan alegre, tan generoso con el Evangelio, esas personas no son solo testigos del Evangelio, son también testigos de la esperanza del Dios que viene.

Resumen: Necesitamos, en primer lugar, recordar lo que es Adviento. En segundo lugar, necesitamos sentirnos y reconocernos insatisfechos, -Bienaventurados los insatisfechos-. Y en tercer lugar, no vivir de la amargura, no vivir de estériles nostalgias del pasado, sino apreciar las semillas que están creciendo.

Dios está haciendo cosas buenas, cosas maravillosas. Dios está trayendo ya la mañana. Y si aprendemos a sintonizar con esas señales de Él, entonces aprendemos también a salir a su encuentro, porque Él viene a redimir a su pueblo.

Publícalo en Facebook! Cuéntalo en Twitter!

Derechos Reservados © 1997-2025

La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico,
está permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente:
http://fraynelson.com/.

 

Volver a las homilías de hoy.

Página de entrada a FRAYNELSON.COM