Consejos para evangelizar a traves de las Redes Sociales

“La Oficina de Relaciones con los Medios, de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), publicó días pasados una lista de diez consejos para los católicos que desean compartir el mensaje del Evangelio en las redes sociales. El documento recomienda conocer las características de los nuevos medios virtuales, cada vez más importantes para el trabajo de la Iglesia y seguir sus reglas…”

redes sociales

Click!

Generosos para con Jesus

Jesús sufre por cumplir la Voluntad del Padre… Y tú, que quieres también cumplir la Santísima Voluntad de Dios, siguiendo los pasos del Maestro, ¿podrás quejarte si encuentras por compañero de camino al sufrimiento?

¡Qué miedo le tiene la gente a la expiación! Si lo que hacen por bien parecer al mundo lo hicieran rectificando la intención, por Dios… ¡qué santos serían algunos y algunas!

¿Lloras? -No te dé vergüenza. Llora: que sí, que los hombres también lloran, como tú, en la soledad y ante Dios. -Por la noche, dice el Rey David, regaré con mis lágrimas mi lecho. Con esas lágrimas, ardientes y viriles, puedes purificar tu pasado y sobrenaturalizar tu vida actual.

¡Qué hermoso es perder la vida por la Vida!

Si sabes que esos dolores -físicos o morales- son purificación y merecimiento, bendícelos.

Trata a tu cuerpo con caridad, pero no con más caridad que la que se emplea con un enemigo traidor.

¿Motivos para la penitencia?: Desagravio, reparación, petición, hacimiento de gracias: medio para ir adelante…: por ti, por mí, por los demás, por tu familia, por tu país, por la Iglesia… Y mil motivos más.

Conocer, Amar y Proclamar a JESUCRISTO

Predicación para los miembros de SANCTUS Juan Pablo II, en la ciudad de Cali, Colombia.

* Sin conocimiento de Dios no hay vida. Los “zombies” ya existen: andan por nuestras calles, sin saber todo lo que valen para Dios, ni qué esperanzas les ha concedido, ni cuánto y cómo han sido amados.

* El amor es proporcional a ese conocimiento íntimo y personal del Hijo de Dios. Un amor pequeño es que se detiene por obstáculos pequeños. Los amores grandes se muestran venciendo grandes obstáculos y pasando por penalidades inmensas sin detenerse.

* Este es el tiempo para ser generosos con Jesucristo. Las necesidades de la hora presente son inmensas, y a menudo parece que dejamos a Cristo solo, mientras que cualquier desaire o incomodidad nos sirve de pretexto para devolvernos a una vida de confort y de indiferencia hacia el prójimo.

* Pero Dios en su providencia ha querido que cada uno de nosotros sea un instrumento de salvación para otros, a través del testimonio o de la palabra. Nuestro pobre y mezquino modo de amar sólo puede conducirnos a la horrible confusión que tendremos al llegar ante la mirada de Aquel que nos eligió para que fuéramos sus aliados y ayudantes, no sus traidores perezosos.

* Por eso este es el tiempo para implorar fuego grande y amor inmenso, que se irradie a otros. ese es exactamente el amor que confiamos recibir de la Cruz de Cristo porque allí fuimos amados hasta el extremo.

Separa unas veinte horas antes del 11 de Octubre

Con la gracia peculiar de tener sobre sí la preocupación por la Iglesia entera, el Papa Benedicto nos invita a todos al Año de la Fe, desde el 11 de Octubre de 2011 hasta el 24 de Noviembre del 2013. El motivo histórico son os 50 años de la sesión inaugural del Concilio Vaticano II invitado. El motivo pastoral es que la Iglesia entera necesita abrir con generoso amor la Puerta de la Fe, más y más, para vivir con mayor fuerza y proclamar con mayor gozo el Evangelio de salvación.

Si esta invitación te cautiva tanto como a mí, te tengo buenas noticias: en nuestra Casa para tu Fe Católica te esperan 20 horas intensas de formación en audio y video, especiales para este bendito Año de la Fe. Haz click en aquello que toque tu corazón:

  • Breve Curso sobre la Fe: un análisis y una serie de propuestas en torno al estado de la fe y de los creyentes a comienzos de este convulso siglo XXI. Predicado a las Dominicas de Lerma, España.
  • Hombres de Fe: mensajes francos, cargados de amor y lucidez, especialmente para seminaristas y sacerdotes. Predicado al clero de la Diócesis de Socorro y San Gil, en Colombia.
  • Ciencia de la Cruz: si hay algo que NO necesitamos es esa fe descafeinada, esa fe light que esquiva el tema central del Evangelio: la salvación por el amor extremo que llega hasta la Cruz. predicado en el Monasterio de San José y Santa Teresa, en la ciudad de Santa Fe, Argentina.

En el sufrimiento aprendemos a amar mejor

“La experiencia de nuestra culpa y de ser objeto de misericordia de Dios, transforma nuestro corazón hasta hacerlo semejante al de Él… así al dejarnos moldear por sus manos cuan noble arcilla, el Señor nos concederá el don de amar con el mismo amor con que Él nos ama, de este modo nuestros amores serán ofrendas permanentes al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo porque esa es nuestra vocación queridos míos, nuestra vocación es el amor y Dios es amor…”

amar mejor

Click!

Naturaleza y fin de la comunidad politica

74. Los hombres, las familias y los diversos grupos que constituyen la comunidad civil son conscientes de su propia insuficiencia para lograr una vida plenamente humana y perciben la necesidad de una comunidad más amplia, en la cual todos conjuguen a diario sus energías en orden a una mejor procuración del bien común. Por ello forman comunidad política según tipos institucionales varios. La comunidad política nace, pues, para buscar el bien común, en el que encuentra su justificación plena y su sentido y del que deriva su legitimidad primigenia y propia. El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección.

Pero son muchos y diferentes los hombres que se encuentran en una comunidad política, y pueden con todo derecho inclinarse hacia soluciones diferentes. A fin de que, por la pluralidad de pareceres, no perezca la comunidad política, es indispensable una autoridad que dirija la acción de todos hacia el bien común no mecánica o despóticamente, sino obrando principalmente como una fuerza moral, que se basa en la libertad y en el sentido de responsabilidad de cada uno.

Es, pues, evidente que la comunidad política y la autoridad pública se fundan en la naturaleza humana, y, por lo mismo, pertenecen al orden previsto por Dios, aun cuando la determinación del régimen político y la designación de los gobernantes se dejen a la libre designación de los ciudadanos.

Síguese también que el ejercicio de la autoridad política, así en la comunidad en cuanto tal como en las instituciones representativas, debe realizarse siempre dentro de los límites del orden moral para procurar el bien común -concebido dinámicamente- según el orden jurídico legítimamente establecido o por establecer. Es entonces cuando los ciudadanos están obligados en conciencia a obedecer. De todo lo cual se deducen la responsabilidad, la dignidad y la importancia de los gobernantes.

Pero cuando la autoridad pública, rebasando su competencia, oprime a los ciudadanos, éstos no deben rehuir las exigencias objetivas del bien común; les es lícito, sin embargo, defender sus derechos y los de sus conciudadanos contra el abuso de tal autoridad, guardando los límites que señala la ley natural y evangélica.

Las modalidades concretas por las que la comunidad política organiza su estructura fundamental y el equilibrio de los poderes públicos pueden ser diferentes, según el genio de cada pueblo y la marcha de su historia. Pero deben tender siempre a formar un tipo de hombre culto, pacífico y benévolo respecto de los demás para provecho de toda la familia humana.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 74]

Diario de la Divina Misericordia online

“Deseo leer este diario porque la vida de un santo o santa siempre nos muestra los caminos de como llegar a encontrarnos con Cristo. Por algo ahora se celebra el 2° domingo de Pascua. Y me interesa conocer esos caminos de espiritualidad a ver si yo también podré ver a Cristo cara a cara, es decir lograr mi salvación.”

diario divina misericrodia

Click!

Un buen examen de conciencia

“Se trata de examinar nuestra conciencia en oración ante Dios, a la luz de las enseñanzas de la Iglesia, a partir de nuestra última confesión. Es paso necesario antes de hacer una buena confesión. Además es aconsejable hacer un examen del día antes de dormir…”

examen de conciencia

Click!

Por que la Iglesia?

“Cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo presente en medio de ellos» (Mt 28,30), ha dicho Jesús. Bossuet concluye: «la Iglesia es Jesús extendido y comunicado».

¿Cuántos de nuestros contemporáneos suscribírian este aserto? ¿No estamos viendo en estos días, por parte de algunos, un intento de enfrentar a Jesús con la Iglesia?

Sobre el episodio del camino de Damasco, San Pablo dirá más tarde: «yo perseguía a la Iglesia», pues Jesús le ha dicho: «¿por qué me persigues?» (Hch 9,4).

¿Cuál es el origen de la Iglesia?

La misión de Jesús no se agota en el anuncio del reino de Dios a sus contemporáneos. Él ha querido edificar una Iglesia que prosiga su misión a través de los siglos. No se trata de una sociedad anónima de ascensores individuales, que lleva a los hombres hacia Dios; se trata de un pueblo, de una comunidad, verdadera réplica –dentro de la historia humana– de la invisible comunión de las tres personas de la Santísima Trinidad; ésta es la comunión que es cauce, modelo y fin de la Iglesia. «Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, a fin de que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn17,21). Así la Iglesia universal se nos presenta como un «pueblo que consigue su unidad de la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo» (San Cipriano).

¿Para que sirve la Iglesia?

La Iglesia, esposa de Cristo, tiene la misión de servir al mundo, invitando a la humanidad a estos esponsales, para felicidad de los hombres y la gloria del Padre, dos realidades inseparables.

San Ireneo dice de manera breve y densa: «La gloria de Dios es el hombre viviente en Dios».

¿Es la Iglesia una democracia?

Comunidad espiritual, y cuerpo místico de Cristo, la Iglesia es regida en la corresponsabilidad y colegialidad de sus miembros. Pero ello no es óbice para que al mismo tiempo se trate de una institución jerárquica fundada por su Señor.

Desde el principio, Jesús escoge sus doce apóstoles para que le ayuden a realizar su obra, y de entre ellos da un lugar especial a Simón, al que cambiará el nombre por el de Pedro, para significar claramente que él es la roca sobre la que edificará su Iglesia.

Dando a esta institución una misión de alcance universal, Jesús le otorga una estructura de dimensiones históricas: «Id y enseñad a todas las naciones… Yo estoy con vosotros hasta el fín de los tiempos» (Mt 28,19-20).

De esta manera los ministerios o servicios que ejercen los sacerdotes, los obispos y el Papa están dentro de las enseñanzas del Evangelio. Su tarea es anunciar la buena nueva, dispensar los sacramentos y conducir al pueblo de Dios en su tránsito por la tierra.

¿Quién forma parte de la Iglesia?

La Iglesia puede ser comparada con un iceberg, signo visible de una realidad parcialmente invisible. La parte visible es la institución, la parte sumergida es el reino invisible, que necesariamente sobrepasa las fronteras sociológicas e históricas de la Iglesia; pero todo es una sola cosa. Y hay más, como dirá San Agustín: «No basta formar parte del cuerpo de la Iglesia para pertenecer a su corazón».

“Cristo sí, pero la Iglesia no”

Se objetarán, sin duda, las imperfecciones de que ha adolecido la Iglesia a lo largo de la historia, imperfecciones que la desfiguran y le impiden ser la pura transparencia del Dios Vivo.

Pero ya algunas parábolas de Jesús advertían de este drama, como la del trigo y la cizaña. Con todo, la historia nos enseña que la Iglesia encuentra en las situaciones de crisis los antídotos que le permiten recuperar la fidelidad a su vocación.

Tal es el milagro de la Iglesia que, después de veinte siglos, a pesar de sus debilidades, cumple y verifica experimentalmente la profecía de su fundador: «las potencias del infierno no prevalecerán contra ella» (Mt 16,18).

En nuestros días, una Madre Teresa o el mismo Juan Pablo II son testimonios de la vitalidad de la Iglesia y de su fidelidad indefectible. Y con ellos las religiosas, sacerdotes, laicos, niños, jóvenes o adultos, que son entre nosotros signos vivientes de la Iglesia.

«Alabada sea la Madre sobre cuyas rodillas yo todo lo aprendí» (Claudel)

• «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18)

Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.