Valor de la penitencia y la mortificacion

Si no eres mortificado nunca serás alma de oración.

Esa palabra acertada, el chiste que no salió de tu boca; la sonrisa amable para quien te molesta; aquel silencio ante la acusación injusta; tu bondadosa conversación con los cargantes y los inoportunos; el pasar por alto cada día, a las personas que conviven contigo, un detalle y otro fastidiosos e impertinentes… Esto, con perseverancia, sí que es sólida mortificación interior.

No digas: esa persona me carga. -Piensa: esa persona me santifica.

Ningún ideal se hace realidad sin sacrificio.

Cuando veas una pobre Cruz de palo, sola, despreciable y sin valor… y sin Crucifijo, no olvides que esa Cruz es tu Cruz: la de cada día, la escondida, sin brillo y sin consuelo…, que está esperando el Crucifijo que le falta: y ese Crucifijo has de ser tú.

Busca mortificaciones que no mortifiquen a los demás.

Semana de Vida con Jesus, 4 de 6

Seis predicaciones para la Renovación Carismática Católica de Asunción, Paraguay. Tema 4: Palabras de Vida Eterna.

* Personificando las cosas, podemos decir que el demonio no se va a quedar tranquilo después de perder su “presa,” es decir, cuando el pecador se arrepiente y quiere seguir el camino de Cristo.

* La estrategia principal del enemigo es procurar que, aunque estemos con Cristo, hagamos de Cristo una especie de mago o de servidor nuestro, cuya tarea es asegurarse de que todo funcione bien para nosotros. Por supuesto, esta manera de ver a Cristo tendrá que fallar y entonces lo más probable es que caigamos en la trampa de decepcionarnos de esa imagen falsa y perdamos al verdadero Cristo. Este mecanismo puede verse en acción en el capítulo 6 de San Juan, allí donde encontramos que la gente se aleja del Señor cuando él les dice que él es el Pan de Vida.

* La verdad es que la palabra de Cristo es enormemente comprometedora. Si él dice que “el que no coma de su cuerpo y beba de su sangre” no tiene vida, está también declarándose como la vida nuestra. Y recibirle a él como VIDA significa que sin él no tiene uno vida. Por eso la gente que antes quería verlo como un proveedor de milagros ya no se siente interesada en quedarse con él, porque no quieren tenerlo como verdadero Señor de sus vidas.

* Pero el apóstol Pedro da una respuesta distinta: “Tú tienes palabras de vida eterna,” le dice a Jesús. Y sobre todo, Pedro pregunta y se pregunta: “¿A quién iremos?” Tal es el tipo de resolución que hace posible vencer las estrategias del enemigo y no perder a Aquel que verdaderamente nos ha amado.

Semana de Vida con Jesus, 3 de 6

Seis predicaciones para la Renovación Carismática Católica de Asunción, Paraguay. Tema 3: Conocer a Jesús.

* En conocer a Jesús, como enviado del Padre está la vida eterna (Juan 17).

* Así como un médico se da a conocer en su talento y capacidad para vencer la enfermedad, uno sólo llega a conocer a Cristo cuando le abre espacio para que él manifieste su poder, su bondad y su sabiduría.

* Pero no basta con presenciar cosas maravillosas. Después de la resurrección de Lázaro, los enemigos de Cristo decidieron que era necesario matar a Cristo, y era buena idea rematar a Lázaro.

* Uno necesita un corazón que se arrepiente, una mente que entiende y un prodigio que se siente: el portentoso amor de Dios que transforma, sana y salva.

Semana de Vida con Jesus, 2 de 6

Seis predicaciones para la Renovación Carismática Católica de Asunción, Paraguay. Tema 2: El camino de las bienaventuranzas.

* La manera como Cristo describe la felicidad en sus bienaventuranzas (Mateo 5) es muy extraña. ¿Por qué llamar felices a “los que lloran”? Sin embargo, pronto uno se da cuenta que no cualquier llanto merece estas palabras del Señor.

* Dentro del conjunto de las bienaventuranzas de Mateo parece que merece un papel especial la del “hambre y sed de justicia.” En la Biblia lo “justo” es lo que se “ajusta” al querer, plan y voluntad de Dios. Tener hambre de justicia es sentir profundo descontento o insatisfacción por la distancia que nos separa de Dios y de su Reino.

* Y el llanto y el sufrimiento que se siguen de ese descontento también merecen que nos consideremos “dichosos” porque son señales de cuánto ha logrado atraernos Dios mismo.

Semana de Vida con Jesus, 1 de 6

Seis predicaciones para la Renovación Carismática Católica de Asunción, Paraguay. Tema 1: Cuando Cristo sana.

* Jesús promete “vida abundante.” Es abundante la vida que se desborda, que se vierte, que se comunica y comparte. ¿Qué nos aparta de esa abundancia?

* Tres escenas de la Escritura nos muestran a Cristo venciendo aquello que destruye o disminuye la vida en nosotros.

(1) Frente al leproso, el “¡Quiero!” de Cristo es vigoroso. No se contagia Cristo de la lepra sino que “contagia” al leproso de su salud.

(2) Frente al hijo de la viuda de Naím, el “¡Detente!” de Cristo frena la caravana de la muerte.

(3) Frente a la pecadora pública, que ha sido primero usada, luego despreciada y finalmente excluida, y que ahora llora y con su llanto baña los pies de Cristo, la absolución de Cristo frena los círculos de muerte que la asfixian, y le abre un futuro nuevo y limpio.

Inversiones y politica monetaria

70. Las inversiones deben orientarse a asegurar posibilidades de trabajo y beneficios suficientes a la población presente y futura. Los responsables de las inversiones y de la organización de la vida económica, tanto los particulares como los grupos o las autoridades públicas, deben tener muy presentes estos fines y reconocer su grave obligación de vigilar, por una parte, a fin de que se provea de lo necesario para una vida decente tanto a los individuos como a toda la comunidad, y, por otra parte, de prever el futuro y establecer un justo equilibrio entre las necesidades actuales del consumo individual y colectivo y las exigencias de inversión para la generación futura. Ténganse, además, siempre presentes las urgentes necesidades de las naciones o de las regiones menos desarrolladas económicamente. En materia de política monetaria cuídese no dañar al bien de la propia nación o de las ajenas. Tómense precauciones para que los económicamente débiles no queden afectados injustamente por los cambios de valor de la moneda.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 70]