Para vencer la pobreza no hay que reinventar la rueda

“En su más reciente intervención, el Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York, Estados Unidos, Mons. Francis Chullikatt, recordó cómo los principios defendidos permanentemente por la Iglesia pueden orientar las políticas internacionales y aportar soluciones simples y efectivas a problemas complejos. Durante una sesión de trabajo sobre erradicación de la pobreza, la Santa Sede pidió incluir la promoción de la familia como la forma natural y fundamental para lograr el desarrollo de la sociedad. “Es dentro de la familia que la próxima generación de la humanidad es acogida, alimentada, vestida y provista”, explicó…”

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En escala de efectividad global, estamos en el puesto 31

¿Hay alguna manera de medir la eficacia en el uso de Twitter? un experto en medios de comunicación digitales, Gustavo Seitun, cree que sí. La eficiencia se mide no por la cantidad de seguidores, ni por la cantidad de mensajes enviados, sino por lo que la gente hace que los mensajes que envías. Tener millones de seguidores dice algo pero no demasiado. Lo que interesa es qué hace un seguidor en Twitter cuando recibe un mensaje: si lo ignora, o si lo deja sólo para sí mismo, quiere decir que estamos ante un grado bajo de eficiencia; si en cambio, el mensaje es considerado “favorito” y/o es reenviado, la eficiencia sube. Podemos decir que este es un criterio que mira al impacto de lo que se está diciendo.

Según ese criterio de “impacto,” Twitter nos presenta un mapa interesante. La persona de mayor impacto es un obispo católico, Mons. Juan Ignacio Munilla, por encima de las consabidas cantantes y de los consabidos políticos.

Seitun ha publicado una lista de las 68 personas de mayor impacto en Twitter, a nivel global. El Papa Francisco, con sus distintas cuentas, tiene él solo, los siguientes puestos: 3, 5, 6, 8, 9, 10, 11 y 12. Justin Bieber está en el puesto 24, Barack Obama en el puesto 66. Este servidor, fray Nelson Medina, está, para Marzo de 2014, en el puesto 31 de la escala global de Twitter.

A Dios la gloria y la alabanza, y que podamos servir cada vez mejor a todos.

Indicaciones concretas sobre el Principio de Subsidiaridad

187 El principio de subsidiaridad protege a las personas de los abusos de las instancias sociales superiores e insta a estas últimas a ayudar a los particulares y a los cuerpos intermedios a desarrollar sus tareas. Este principio se impone porque toda persona, familia y cuerpo intermedio tiene algo de original que ofrecer a la comunidad. La experiencia constata que la negación de la subsidiaridad, o su limitación en nombre de una pretendida democratización o igualdad de todos en la sociedad, limita y a veces también anula, el espíritu de libertad y de iniciativa.

Con el principio de subsidiaridad contrastan las formas de centralización, de burocratización, de asistencialismo, de presencia injustificada y excesiva del Estado y del aparato público: « Al intervenir directamente y quitar responsabilidad a la sociedad, el Estado asistencial provoca la pérdida de energías humanas y el aumento exagerado de los aparatos públicos, dominados por las lógicas burocráticas más que por la preocupación de servir a los usuarios, con enorme crecimiento de los gastos ».400 La ausencia o el inadecuado reconocimiento de la iniciativa privada, incluso económica, y de su función pública, así como también los monopolios, contribuyen a dañar gravemente el principio de subsidiaridad.

A la actuación del principio de subsidiaridad corresponden: el respeto y la promoción efectiva del primado de la persona y de la familia; la valoración de las asociaciones y de las organizaciones intermedias, en sus opciones fundamentales y en todas aquellas que no pueden ser delegadas o asumidas por otros; el impulso ofrecido a la iniciativa privada, a fin que cada organismo social permanezca, con las propias peculiaridades, al servicio del bien común; la articulación pluralista de la sociedad y la representación de sus fuerzas vitales; la salvaguardia de los derechos de los hombres y de las minorías; la descentralización burocrática y administrativa; el equilibrio entre la esfera pública y privada, con el consecuente reconocimiento de la función social del sector privado; una adecuada responsabilización del ciudadano para « ser parte » activa de la realidad política y social del país.

188 Diversas circunstancias pueden aconsejar que el Estado ejercite una función de suplencia.401 Piénsese, por ejemplo, en las situaciones donde es necesario que el Estado mismo promueva la economía, a causa de la imposibilidad de que la sociedad civil asuma autónomamente la iniciativa; piénsese también en las realidades de grave desequilibrio e injusticia social, en las que sólo la intervención pública puede crear condiciones de mayor igualdad, de justicia y de paz. A la luz del principio de subsidiaridad, sin embargo, esta suplencia institucional no debe prolongarse y extenderse más allá de lo estrictamente necesario, dado que encuentra justificación sólo en lo excepcional de la situación. En todo caso, el bien común correctamente entendido, cuyas exigencias no deberán en modo alguno estar en contraste con la tutela y la promoción del primado de la persona y de sus principales expresiones sociales, deberá permanecer como el criterio de discernimiento acerca de la aplicación del principio de subsidiaridad.

NOTAS para esta sección

400Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 48: AAS 83 (1991) 854.

401Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 48: AAS 83 (1991) 852-854.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Un diccionario trivial

El diccionario del #SexoTrivial, en el lenguaje de los tuits…

  • El cuerpo humano se llama: JUGUETE.
  • El embarazo se llama: PROBLEMA.
  • El bebé engendrado se llama: ENEMIGO.
  • La solución al “problema” se llama: ABORTO LIBRE Y GRATUITO.
  • La moral se llama: ESTORBO.
  • La Iglesia se llama: INQUISICIÓN.
  • Dios se llama: EN ESO SOY AGNÓSTICO.
  • El autoerotismo se llama: ENTRENAMIENTO.
  • La pornografía se llama: CAPACITACIÓN.
  • La infidelidad se llama: SOY LIBRE.
  • La fidelidad se llama: PRISIÓN o COBARDÍA.
  • El divorcio se llama: ASÍ ES LA VIDA.
  • La soledad se llama: DESTINO.
  • La muerte se llama: OLVIDO.
  • La vida se llama: UNA PASIÓN INÚTIL.

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Texto primero publicado en mi cuenta de Twitter.