ESCUCHA, Una mirada a la América Precolombina

[Reflexión compartida con los estudiantes de Hermenéutica Teológica de la Universidad Santo Tomás. Septiembre de 2014.]

* El acto de leer una realidad supone una actitud crítica frente a nuestra propia forma de ver. A menudo tenemos intereses o prejuicios, y además, nos gusta juntarnos con las personas que piensan como nosotros, de modo que nos asomamos a los “datos externos” sobre todo buscando una confirmación de lo que ya pensamos. Por supuesto, tomar una actitud relativista no resuelve nada. No es que todo dé lo mismo pero tampoco es que mi opinión por ser mía, me autoriza a mantenerme en el propio sesgo.

* Al leer una realidad histórica, lejana en el tiempo, que contiene víctimas y victimarios, hemos de ser especialmente críticos con esta pregunta: ¿tengo derecho a contarme entre el número de los que han sido desposeídos o maltratados? Cuando se habla de lo que los europeos “nos hicieron,” uno se está contando entre el número de ofendidos, y por lo mismo se está arrogando derechos de reivindicación que probablemente no tiene.

* Una cuestión diferente tiene que ver con el derecho o los límites de la imposición de una cultura sobre otra. Para nuestra mentalidad actual parece que nada justificaría ese tipo de injerencias o intervenciones. Pero, ¿es realmente correcto mirar hacia otro lado cuando se sabe que al interior de un pueblo se cometen horrendos crímenes, como la mutilación genital femenina, cuyo único propósito es instrumentalizar a la mujer? De nuevo, en esto no hay una respuesta unívoca ni fácil.

* Parece que un estándar mínimo son los Derechos Humanos. una consecuencia de reconocer ese estándar es que permite y obliga a una cierta clasificación de las culturas: cuanto más se aleja una cultura, sea la que sea, de estos Derechos, inferior será su lugar en la escala.

* Al mirar el mundo anterior a la llegada de los europeos, hay una pregunta previa: ¿por qué las grandes civilizaciones se dan más en Eurasia que en América? Históricamente una razón es que el origen mismo de la raza humana está más próximo a Eurasia, de modo que las culturas americanas empezaron más tarde.

* Pero hay razones geográficas también: la disposición Norte-Sur de América, en contraste con la predominante disposición Este-Oeste de Eurasia, hace más difícil la difusión de los adelantos tecnológicos que, con frecuencia, dependen de pisos térmicos y ritos de estación propios de la latitud.

* Además, las barreras geográficas de América son inmensas, en términos de cordilleras, desiertos y selvas.

* Y además, la abundancia de productividad del suelo por la ubicación tropical parece favorecer en cierto sentido al indolencia y la comodidad que se acostumbra a conseguir lo que quiere sin tener que luchar mucho por ello ni hacer grandes previsiones.

* Las culturas más sobresalientes del mundo precolombino son los Aztecas, que habían absorbido una parte de la cultura Maya, en declive, y luego, mucho más al sur, los Incas. Enrique Dussell las llama “culturas urbanas.” hay también nómadas, con una economía de recolección caza y pesca, y “plantadores,” es decir, culturas que aprovechan la agricultura sin llegar a los desarrollos que sólo tuvieron aztecas e incas.

* Estas antiguas culturas tienen cualidades notables, como el respeto y la armonía con la naturaleza; un talante más bien pacífico, y el cultivo de ciertas virtudes de honradez y laboriosidad. Hay también problemas endémicos, como son los sacrificios humanos, el culto a los demonios, y una vida sin mucho horizonte, a veces simplemente encadenada a adicciones baratas, como el alcoholismo.

¿Le duelen a Dios nuestros pecados?

¿Dios siente tristeza y/o dolor cuando le somos infieles? Cómo justificar la respuesta bíblica y teológicamente? – Gracias. D.M.

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Es una pregunta más difícil de lo que parece. Si uno responde que sí, entonces parece que Dios depende para su plena felicidad de nuestra respuesta, y en este sentido no sería plenamente feliz en sí mismo, ni sería infinito. Si uno responde que no, entonces es difícil de entender de qué modo nos ama o desea nuestro bien.

La clave está en ver que en la raíz del dolor está siempre un amor. El dolor es un modo particular de reaccionar cuando hay algo que perturba aquello que amamos. Y lo que hace “particular” ese modo de reacción es una combinación de tres cosas: nuestra ignorancia, nuestra impotencia y nuestra condición temporal. Como no sabemos qué sigue después de un episodio de dolor; y como no podemos hacer todo lo que quisiéramos al respecto; y como estamos sujetos al ritmo de los acontecimientos para aumentar nuestro conocimiento o nuestras posibilidades de acción, por eso experimentamos dolor. Si esos tres factores no estuvieran, no lo tendríamos, aunque seguiríamos teniendo amor por aquello y por aquellos que amamos.

Exactamente eso es lo que sucede en el caso de Dios: su amor no tiene nuestras limitaciones, de modo que, propiamente hablando, no hay dolor alguno en Dios, pero sí está la misma raíz que en nosotros hace que haya dolor.

Eso explica también por qué la Sagrada Escritura presenta a veces a Dios “indignado” u “ofendido.” A través de ese lenguaje, claramente antropomórfico, la Palabra Divina quiere acercarnos al amor que es propio permanente en Dios.

Gimnasio Mental 015

¿Cuántas respuestas puedes encontrar a este antiguo rompecabezas? — Jimena tiene 24 años de edad. Ella tiene el doble de la edad que Alejandra tenía cuando ella tenía la edad que Alejandra tiene ahora, ¿Qué edad tiene ahora Alejandra?

[Si buscas la solución al Gimnasio 014, haz click aquí.]

ESCUCHA, El arte de saber corregir

Pautas sobre cómo practicar la corrección fraterna:

(1) Purifica tu intención; asegúrate que tu motor es el amor, entendido como deseo claro y sincero del bien de la otra persona.

(2) No te limites a decir lo que está mal; abre puertas para el bien que se puede alcanzar.

(3) Si vas a corregir, muestra que estás dispuesto a acompañar el proceso de regreso a la senda correcta.

(4) No olvides que a ti también es nnecesario corregirte alguna vez.