Al fin llega el viernes

Anoche tuve un sueño, más que sueño parecía pesadilla, porque en mi sueño veía a un Señor muy bondadoso y muy mayor pero con su rostro inundado de lágrimas: como un niño lloraba y lloraba…

En mi sueño me animé a preguntarle el motivo de su llanto: “¿Por qué llora, Señor?” Señalándome el calendario me dice: “¡Porque hoy es viernes! Un día como hoy murió mi hijo, como a las tres de la tarde… Mi hijo murió en la cruz para salvar a todos los pecadores. Y lloro porque veo en todas las redes sociales y mensajes de celular, y veo a todos gritar cuando llega este día de la semana: ¡AL FIN VIERNES! Pero lo hacen pensando en que van a dar rienda suelta a sus pasiones y vicios. AL FIN VIERNES, dicen, porque se van a ir de rumba y se van a embriagar hasta más no poder. Millones dicen: AL FIN VIERNES, repiten, pero pocos recuerdan que un VIERNES POR LA TARDE, mi hijo murió para salvar a todos los mortales…”

Desde ese sueño, todos los viernes que Dios me conceda he hecho un propósito, voy a decir: “AL FIN VIERNES, un día muy especial, AL FIN VIERNES, un día en que recuerdo que alguien murió por mí y por toda la humanidad. AL FIN VIERNES: Cristo murió para darme vida y vida eterna. Amén.

Autor: Adhemar Cuellar

Fray Andrés de Olmos (+1571)

No hemos de cerrar este capítulo sin hacer breve memoria de algunos otros franciscanos realmente memorables (+ Trueba, Retablo franciscano). Nacido a fines del XV en un pueblo de Burgos, estudió en Valladolid, donde llegó a ser catedrático de derecho canónico. Dejando su cátedra, se hizo franciscano, y cuando fray Juan de Zumárraga, guardián del convento de Abrojo, fue designado Arzobispo de México, se llevó consigo en 1528 a fray Andrés de Olmos, fraile de su convento. Cuarenta y tres años pasó éste evangelizando y enseñando en la Nueva España, y mostró unas dotes prodigiosas para las lenguas indígenas. Escribió muchas obras en varias lenguas indígenas.

«Compuso un Arte en lengua mexicana [primera gramática náhuatl, de 1547], y escribió en el mismo idioma… Libro de los siete sermones, Tratado de los Sacramentos y Tratado de los sacrílegos. En lengua huasteca, una gramática, un vocabulario y una doctrina cristiana. En totonaca, un arte y un vocabulario. Además de éstos, compuso otros muchos» (Trueba, Retablo 38). En náhuatl escribió un auto titulado El Juicio Final, que fue representado -a juicio de Las Casas, perfectamente- por 800 indios.

«Fray Andrés de Olmos fue el que sobre todos tuvo don de lenguas, porque en la mexicana compuso el arte más copioso y provechoso de los que se han hecho, y hizo vocabulario y otras muchas obras, y lo mesmo hizo en la lengua totonaca y en la guasteca, y entiendo que supo otras lenguas de chichimecos, porque anduvo mucho tiempo entre ellos» (Mendiata IV,44). «Quizá, observa Ricard, de este padre habla Mendieta cuando recuerda a un religioso que escribía catecismos y predicaba la doctrina cristiana en diez lenguas diferentes (III,29). Caso a la verdad de excepción, pero sabemos que varios frailes menores predicaban en tres lenguas (Motolonía, Historia III,29, 318)» (121).

La rápida elaboración de vocabularios y gramáticas de lenguas indígenas fue una tarea, sumamente laboriosa, de importancia decisiva para la evangelización. El dominio, sobre todo, del náhuatl era particularmente urgente. En efecto, «esta lengua mexicana es la general que corre por todas las provincias de esta Nueva España, puesto que en ella hay muy muchas y diferentes lenguas particulares de cada provincia, y en partes de cada pueblo, porque son innumerables. Más en todas partes hay intérpretes que entienden y hablan la mexicana, porque ésta es la que por todas partes corre, como la latina por todos los reinos de Europa. Y puedo con verdad afirmar, que la mexicana no es menos galana y curiosa que la latina, y aun pienso que más artizada en composición y derivación de vocablos, y en metáforas» (ib.).

Fray Andrés de Olmos, durante sus 43 años en México, no fue un erudito retraído, especializado en lenguas, sino un apóstol de los indios, que fiel a su lema, La cruz delante, hizo muchas jornadas misioneras, buscando especialmente aquellas regiones de indios más ásperas y peligrosas. Al gobernador Ortiz de Zúñiga le confesaron unos indios que varias veces salieron a matar al padre Olmos, y que las flechas se volvían contra ellos mismos. Otros milagros se cuentan de su vida, y obrados también después de su muerte, que, con toda santidad, ocurrió en octubre de 1571.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

¿Liberalización de la droga?

La drogadicción es un fenómeno que se difunde cada vez más. Plantea graves problemas psicológicos, sociales, espirituales y morales. En esta nota, deseamos abordar la cuestión principalmente desde el punto de vista del individuo y de su familia, porque no olvidamos que “en el centro de la drogadicción se encuentra el hombre, sujeto único e irrepetible, con su interioridad y su personalidad específica”

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Los duros castigos de la Ley de Moisés

Padre, que la paz del Señor esté siempre contigo. Padre, en el presente quiero que me ayudes con algo que preguntó un amigo, es acerca de la cita bíblica Números 15, 32-36, la inquietud es por el versículo que habla de que Yahveh mandó a apedrear a un hombre. Muchas gracias en lo que me puedas ayudar Padre, que Dios te bendiga. – VRMC

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Los castigos durísimos, incluso letales, prescritos en la Ley de Moisés, de los cuales hay muchos ejemplos en la Biblia, chocan frontalmente con nuestra sensibilidad actual, educada desde la infancia en los derechos humanos. Dos consideraciones es preciso hacer:

1. El mundo bíblico es culturalmente muy distante de nosotros, fundamentalmente por la falta de reconocimiento permanente de autoridades centrales estables y de códigos éticos vinculantes. podemos imaginar los tiempos bíblicos al estilo del ambiente que se vive hoy en una pandilla o “mara.” La autoridad, en esos casos, no proviene de muchas razones sino de la aplicación directa de la fuerza. No se puede tomar a un grupo de pandilleros, que vienen de un mundo de pandilleros y sin violentar sus voluntades masivamente transformarlos en un instante en gente capaz de deliberar y decidir. Así que tienes dos posibilidades : o haces demostraciones claras de fuerza para imponer el orden, o renuncias a entrar a ese medio, y dejas que se destruyan mutuamente. Dios prefirió entrar a ese medio por medio de una legislación durísima que pudiera empezar a educar a esas mentes endurecidas por la crueldad en las coordenadas básicas sobre qué es lo bueno y qué es lo malo. Cualquier persona que haya tenido cerca un barrio realmente peligroso o que haya visto cómo actúan las pandillas de mafiosos sabe de qué estoy hablando. Con la diferencia de que en ese tiempo esa manera de obrar no era la excepción, por el borde de la periferia social, sino la norma práctica de casi todo el mundo.

2. Téngase presente que en la Biblia entera hay un proceso, hay una evolución o pedagogía, de modo que, aunque es el mismo Dios el que va guiando todo ese camino, su lenguaje mismo va cambiando y se va clarificando a medida que su rebaño le va entendiendo mejor. El querer definitivo de Dios no está en el Libro de los Números o ninguno de los profetas del Antiguo Testamento, sino en la persona de Jesucristo. Todo lo demás lo debemos ver como camino que llevaba hacia Cristo partiendo, como ya se dijo, de las espantosas condiciones de vida y grandes limitaciones de la humanidad de aquel tiempo.

Peligros de coerción en el llamado coaching

“Al capitalismo le conviene seres funcionales y productivos, le tiene sin cuidado el ser del sujeto, su deseo y su verdad. Por ello, en este escenario caótico, asumo como una necesidad ética, cuestionar los planteamientos, ámbitos de aplicación y prácticas del coaching, no sólo como dispositivo de control social, sino además denunciar su nociva modalidad coercitiva, la cual representa un conjunto de cursos, talleres o entrenamientos con un esquema multinivel, operación piramidal y dinámica sectaria, a los cuales se accede a través de un enrolamiento comercial y en los que se usan sin propósitos terapéuticos ni marcos éticos estrategias de persuasión coercitiva, bajo la falaz premisa de modificar creencias limitantes y generar una reconstrucción en las personalidades de los participantes…”

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