¿Dios castiga o no castiga?

“La idea se ha difundido tanto entre el pueblo católico, que muchos quedaron perplejos cuando el Papa Benedicto XVI afirmó que el mundo podría ser castigado por su alejamiento de Dios en su homilía durante la inauguración de la XII Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos el 5 de Octubre del 2008[1]. El Papa sin embargo no decía nada nuevo, pues la noción de que Dios puede castigar es constante en el Magisterio de sus predecesores y el Magisterio de la Iglesia Universal de todos los tiempos…”

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Ponte a buscar y seguir en serio la voluntad de Dios

Pregúntate muchas veces al día: ¿hago en este momento lo que debo hacer?

Jesús, lo que tú “quieras”… yo lo amo.

Escalones: Resignarse con la Voluntad de Dios: Conformarse con la Voluntad de Dios: Querer la Voluntad de Dios: Amar la Voluntad de Dios.

Señor, si es tu Voluntad, haz de mi pobre carne un Crucifijo.

No caigas en un círculo vicioso: tú piensas: cuando se arregle esto así o del otro modo seré muy generoso con mi Dios. ¿Acaso Jesús no estará esperando que seas generoso sin reservas para arreglar El las cosas mejor de lo que imaginas? Propósito firme, lógica consecuencia: en cada instante de cada día trataré de cumplir con generosidad la Voluntad de Dios.

Es cuestión de segundos… Piensa antes de comenzar cualquier negocio: ¿Qué quiere Dios de mí en este asunto? Y, con la gracia divina, ¡hazlo!

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Sólo ganas cuando te rindes (a Dios)

La aceptación rendida de la Voluntad de Dios trae necesariamente el gozo y la paz: la felicidad en la Cruz. -Entonces se ve que el yugo de Cristo es suave y que su carga no es pesada.

Un razonamiento que lleva a la paz y que el Espíritu Santo da hecho a los que quieren la Voluntad de Dios: “Dominus regit me, et nihil mihi deerit” -el Señor me gobierna, nada me faltará. ¿Qué puede inquietar a un alma que repita de verdad esas palabras?

No dudes: deja que salga del corazón a los labios un “Fiat” -¡hágase!… -que sea la coronación del sacrificio.

El abandono en la Voluntad de Dios es el secreto para ser feliz en la tierra. -Di, pues: “meus cibus est, ut faciam voluntatem ejus” -mi alimento es hacer su Voluntad.

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Invitación a la docilidad

Esta es la llave para abrir la puerta y entrar en el Reino de los Cielos: “qui facit voluntatem Patris mei qui in coelis est, ipse intrabit in regnum coelorum” -el que hace la voluntad de mi Padre…, ¡ése entrará!

De que tú y yo nos portemos como Dios quiere -no lo olvides- dependen muchas cosas.

Nosotros somos piedras, sillares, que se mueven, que sienten, que tienen una libérrima voluntad. Dios mismo es el cantero que nos quita las esquinas, arreglándonos, modificándonos, según El desea, a golpe de martillo y de cincel. No queramos apartarnos, no queramos esquivar su Voluntad, porque, de cualquier modo, no podremos evitar los golpes. -Sufriremos más e inútilmente, y, en lugar de la piedra pulida y dispuesta para edificar, seremos un montón informe de grava que pisarán las gentes con desprecio.

¿Resignación?… ¿Conformidad?… No basta ¡Hay que querer la Voluntad de Dios!

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