La Iglesia declara «venerable» a Jérôme Lejeune, quien halló el origen genético del síndrome de Down

“Este jueves la Santa Sede ha publicado el decreto aprobado por el Papa de la Congregación para las Causas de los Santos y en donde se reconocen las virtudes heroicas del valiente genetista Jérôme Lejeune, un ferviente católico e incansable luchador por la vida. Este gran científico francés pionero de la genética moderna nació en 1926 y falleció en París en 1994. Su principal hallazgo fue descubrir el origen genético del síndrome de Down, personas a las que se acabó entregando en cuerpo y alma, por las que dio su vida y acabó sacrificando su eminente carrera…”

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El caso de las vacunas y las células de fetos abortados

Son tiempos de gran presión emocional y bastante desinformación. Muchos nos han preguntado sobre la licitud ética de aplicarse vacunas que tienen relación con células humanas tomadas de fetos abortados voluntariamente.

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Debe notarse que parte de la desinformación empieza en que hay gente que está diciendo cosas muy diversas:

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Nociones básicas en bioética

“Aunque el término es reciente y no hay un consenso generalizado, se considera bioética como la rama de la ética que se ocupa de los problemas en torno a la biosfera y su relación con el hombre. Aunque la ética médica tradicional sigue ocupando un papel predominante dentro de la Bioética, esta amplía su campo de estudio a la investigación biocientífica general, y las controversias que surgen con su desarrollo. La Real Academia Española la define así: “estudio de los problemas éticos originados por la investigación biológica y sus aplicaciones, como en la ingeniería genética o la clonación”…”

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Lejeune era un visionario

“En el 25º aniversario de la muerte del científico que descubrió la causa del síndrome de Down, la fundación que lleva su nombre publica un libro con nueve conferencias inéditas. A caballo entre la ciencia, la filosofía y la teología, «en todo quería manifestar siempre la grandeza de la creación»…”

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El complejo tema de la muerte encefálica

“Las discusiones sobre la muerte encefálica (o muerte cerebral, aunque no todos la entienden como idéntica a la muerte encefálica) muestran que estamos ante un tema complejo. Porque, en el corazón de esas discusiones, se cruzan varios problemas y perspectivas…”

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Análisis sobre la necesidad de la Objeción de Conciencia

“Antes de esta reforma [en México], los médicos se exponían a perder su trabajo y ser multados, si se negaban a practicar un aborto. Ahora se protege su libertad religiosa. En medio de la marabunta de las precampañas electorales, que trae inquietos a todos los legisladores, es de alabar que hayan aprobado este cambio. Felicito particularmente a los legisladores que promovieron esa iniciativa…”

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La búsqueda en el cerebro de la dotación ética innata y universal

Un fragmento del archivo PDF vinculado: “Es clásico el dilema del tren: un tren avanza a gran velocidad hacia un lugar donde están cinco personas trabajando en la vía. El voluntario debe decidir si debe permitir que el tren arrolle a los cinco, o arrojar a las vías a una persona para frenar el tren e impedir que embista a los cinco: una vida frente a cinco vidas. La mayoría de los voluntarios deciden, y de forma rápida, no empujar a la persona que tiene a su lado. Joshua Green ha mostrado que el contexto personal de causar un daño directo a una persona, activa de forma intensa las áreas implicadas en el procesamiento de las emociones – la amígdala cerebral, A – mostrando que la toma de decisiones morales entraña una componente emocional, que contribuye a las respuestas emocionales rápidas y automáticas, independientes de cualquier contexto. Pero no sólo, sino que se activan la corteza orbitofrontal, OFC, que evalúa conscientemente la respuesta, la corteza pre-frontal ventromedial, PFVMC, que se activa cuando aparecen los sentimientos de compasión y otras emociones sociales; y también se activan los sistema de recompensa. Tal sistema cognitivo-emocional desencadena una respuesta rápida y proporciona un atajo hacia lo correcto en situaciones que exijan una actuación inmediata…”

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Análisis del tema ético de la clonación humana

La ONU adoptó, el 8 de marzo de 2005, una declaración sobre la clonación humana. El texto ha sido elaborado después de varios años de discusiones y polémicas. La polémica fue tan viva que el 6 de noviembre de 2003 se había decidido un aplazamiento de los debates: en aquel momento no era posible llegar a un acuerdo por el enfrentamiento que se había generado entre dos grupos de países.

El enfrentamiento se repitió en las votaciones de este año 2005. Primero, en el comité de trabajo sobre la clonación, a la hora de dar un juicio sobre el documento el 18 de febrero de 2005. Segundo, en la votación en la Asamblea general de la ONU, que tuvo lugar el 8 de marzo de 2005. En ella, por fin, el texto fue aprobado con 84 votos a favor, 34 en contra, y 37 abstenciones.

Algunos de los países que votaron a favor, además de México, fueron los siguientes: Estados Unidos, Alemania, Portugal, Polonia, Chile, Costa Rica e Italia. Entre los países que votaron en contra tenemos a Reino Unido, Bélgica, España, Japón, Suecia, Brasil, Canadá, China, la India y Cuba.

Antes de analizar el motivo de esta división de posiciones, conviene detenernos un momento y preguntarnos: ¿en qué consiste la clonación de seres humanos?

Clonar significa reproducir un individuo igual a otro, al menos en lo que se refiere al DNA (a su información genética). Un científico, desde luego, diría que la igualdad total es prácticamente imposible por varios motivos. Primero, por las mismas técnicas que se usan, que no describimos ahora por brevedad. Segundo, porque ocurren muchas cosas en la gestación, nacimiento y desarrollo de los animales, lo cual origina diferencias muy claras incluso entre quienes tienen el mismo DNA. Basta con observar a dos gemelos que tienen la misma información genética para darse cuenta de esto: no son completamente iguales, ni en lo físico ni en lo psicológico.

Los científicos llevan muchos años trabajando por mejorar las técnicas de clonación. Han trabajado con ranas y con ratones. La clonación más famosa fue la que consiguió, en 1996, el nacimiento de la oveja Dolly, un acontecimiento que fue conocido por la prensa en 1997. Dolly, por desgracia, no tuvo una vida muy sana y murió (mejor dicho, fue eliminada) en febrero de 2003.

El sueño de clonar seres humanos es promovido por algunas organizaciones internacionales, como CLONAID, y por un pequeño grupo de científicos. La mayoría de los investigadores y la opinión pública mundial está en contra de la clonación de hombres. En este sentido, sería bastante fácil llegar a un acuerdo internacional contra la “clonación reproductiva”: no es justo crear seres humanos a través del uso de la clonación.

Las opiniones se dividen, sin embargo, cuando se habla de la “clonación terapéutica”. ¿Por qué se produce aquí un choque de ideas? El problema radica en el modo de definir la “clonación terapéutica”.

Para algunos científicos, y para algunos gobiernos (como los de Gran Bretaña y España), la “clonación terapéutica” sería aceptable como camino para obtener células estaminales o, incluso, tejidos, para curar a enfermos. Es decir, se trataría de obtener un ser humano a través de la clonación, para luego coger sus células, cultivarlas en laboratorio, e intentar transplantarlas a un enfermo.

Si se llegase científicamente a clonar un embrión a partir de las células adultas de un enfermo necesitado de un transplante, las células conseguidas desde el clon serían perfectamente compatibles para el enfermo: se evitaría el rechazo inmunitario que suele acompañar a la mayoría de los transplantes de tejidos o de órganos. Esto, sin embargo, es sólo una hipótesis, pues no sabemos cómo se van a comportar estas células transplantadas, ni si provocarán el desarrollo de algún cáncer fuera de control.

Aquí encontramos el motivo de la discordia que ha dividido a la ONU. Casi todos los países están de acuerdo en que hay que prohibir la clonación reproductiva. Pero algunos países (y grupos de científicos y laboratorios interesados en la investigación) desean que sea permitida la “clonación terapéutica”.

Para ofrecer luz en este debate, resulta oportuno reconocer que el concepto de “clonación terapéutica” es confuso, es equívoco. ¿Por qué? Porque lo que buscan los defensores de esta técnica (todavía hipotética) es, primero, producir un embrión humano, y, luego, destruirlo para conseguir sus células estaminales. En otras palabras, quieren hacer una “clonación reproductiva” (habrían creado un embrión humano) para luego despedazar a ese embrión. Luego, para que no todos perciban la gravedad de lo realizado en el laboratorio, llaman a esta técnica bajo el nombre de “clonación terapéutica”.

En este sentido, la aprobación del 8 de marzo, a pesar de que no hubo acuerdo total, supone un paso importante en favor de la defensa de la vida humana, de cualquier vida humana.

El inicio de la vida de cada individuo humano merece el máximo respeto. Nadie puede imponer a otros el ser concebido en laboratorio, el ser fabricado según los deseos de otros. Nadie puede imponer a un embrión el tener un DNA concreto, “clonado” a partir de las células de un adulto. Nadie debe crear embriones a través de técnicas de clonación o con otros métodos para luego destruirlos como si fuesen vidas humanas inferiores, a las que se niegue el respeto que merecen por ser lo que son, miembros de la misma familia humana.

En este sentido, es motivo de esperanza notar la actitud de tantos países del mundo (84 en esta votación) a favor de la declaración de la ONU, entre los que se encuentra México. Como explicó el representante mexicano, el texto aprobado es un paso adelante a favor de la defensa de la dignidad del hombre.

Queda por ver ahora cómo los distintos países acogerán la declaración de la ONU sobre la clonación humana, especialmente cuando tengan que emanar leyes sobre el tema. Algunos países, por desgracia, ya han mostrado su deseo de no aceptar el texto y de permitir en sus laboratorios la mal llamada “clonación terapéutica”. Otros países, esperamos que muchos empezarán a legislar a favor de la vida humana y en contra de cualquier forma de clonación humana.

A raíz de este acontecimiento, William B. Hurlbut, un experto en ética en Stanford University (Estados Unidos), afirmó: “una sociedad con un mínimo de ética no puede basar su ciencia biomédica sobre la creación y destrucción de embriones humanos” (cf. The Washington Post, 9 de marzo de 2005). Este es el espíritu de la declaración de la ONU sobre la clonación humana, un espíritu que nos llena de confianza: defender al hombre, a cada hombre, a todos los hombres, desde el inicio de su existencia hasta el momento de su vejez, será siempre señal de progreso, de justicia y de paz.

— P. Fernando Pascual

Posibilidades y riesgos de la biología sintética

“473 genes. No existe, en la naturaleza, ningún organismo vivo cuyo material genético sea tan ínfimamente pequeño. Sin embargo, gracias a las técnicas de biología sintética desarrolladas por Venter y Hutchinson años atrás, ésta ha sido desarrollada en el laboratorio. El hito supone un antes y un después en la biología y la biología sintética. Y es que se da respuesta a una pregunta que lleva rondando la mente de los investigadores desde los noventa: ¿qué es lo mínimo que necesita una célula para sobrevivir y reproducirse?”

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Adopción de embriones congelados

Uno de los temas graves, de muy difícil solución ética: ¿qué hacer con los embriones sobrantes que las parejas crean para embarazarse artificialmente, una vez que desisten del proyecto o que ya lograron el bebé que les interesaba? ¿Qué hacer con esos otros embriones congelados?

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Un filósofo habla de genes y embriones

El filósofo Fabrice ­Hadjadj, director de Philanthropos, el Instituto Europeo de Estudios Antropológicos (Friburgo, Suiza), analizaba, en una entrevista que reproducimos a continuación, el estatuto del embrión humano.

Respondía al profesor René Frydman que, en Le Figaro del viernes 12 de julio, afirmaba: «Para mí, el embrión no es una persona humana», y declaraba que prohibir la investigación con embriones humanos era «incoherente y retrógrado».

–Muchos afirman que «el embrión no es una persona». ¿Qué piensa usted sobre esto?

– Es curioso, no se busca jamás a un filósofo para practicar una reproducción asistida, pero no se duda en preguntar a un médico sobre cuestiones filosóficas.

»Quiero recordar que la noción de persona es una noción metafísica, de origen teológico incluso, y que no la podemos emplear así como así sin ser más arribista y más vanidoso que «El burgués gentilhombre»[la comedia de Molière, del s.XVII].

»Por otra parte, no sé si usted se ha dado cuenta, pero nos esforzamos en decir «el embrión», sin más. Pero, ¿de qué se trata? ¿De un embrión de vaca, de macaco, de ornitorrinco? No, se trata de un embrión humano.

»A M. Frydman le ha sido fácil argumentar diciendo: «Un ojo no preparado no puede ver la diferencia entre un embrión de ratón y un embrión humano». Él, el defensor del «in vitro veritas», conocedor de la genética y acostumbrado a manejar el microscopio electrónico, repentinamente se niega a ver el código genético de este embrión y promociona «el ojo no preparado».

»¿Implantaría él un embrión de ratón en las mujeres que le solicitan una reproducción asistida? ¿Por qué no, si no hay ninguna diferencia? La evidencia es que el embrión sobre el que estamos hablando es humano. Ningún científico puede decir lo contrario.

»Ahora bien, eliminar a un ser humano es un homicidio. Hacer del ser humano un material excedente es el colmo de la explotación. Y con esto no estoy emitiendo un juicio de valor. Después de todo, puede haber motivos para ser un homicida, y numerosos Estados, en nombre del progreso, han legalizado la explotación y la manipulación de los humanos. Lo que yo reprocho, como filósofo, es que se rechace llamar gato a un gato, y que nos abandonemos a circunloquios para disimular.

Texto completo publicado en Religión en Libertad.