Empieza a progresar ya en tu vida cristiana

No dialogues con la tentación. Déjame que te lo repita: ten la valentía de huir; y la reciedumbre de no manosear tu debilidad, pensando hasta dónde podrías llegar. ¡Corta, sin concesiones!

No tienes excusa ninguna. La culpa es sólo tuya. Si sabes -te conoces lo suficiente- que, por ese sendero -con esas lecturas, con esa compañía,…-, puedes acabar en el precipicio, ¿por qué te obstinas en pensar que quizá es un atajo que facilita tu formación o que madura tu personalidad? Cambia radicalmente tu plan, aunque te suponga más esfuerzo, menos diversiones al alcance de la mano. Ya es hora de que te comportes como una persona responsable.

Mucho duele al Señor la inconsciencia de tantos y de tantas, que no se esfuerzan en evitar los pecados veniales deliberados. ¡Es lo normal -piensan y se justifican-, porque en esos tropiezos caemos todos! Oyeme bien: también la mayoría de aquella chusma, que condenó a Cristo y le dio muerte, empezó sólo por gritar -¡como los otros!-, por acudir al Huerto de los Olivos -¡con los demás!-,… Al final, empujados también por lo que hacían “todos”, no supieron o no quisieron echarse atrás…, ¡y crucificaron a Jesús! -Ahora, al cabo de veinte siglos, no hemos aprendido.

Altibajos. Tienes muchos, ¡demasiados! altibajos. La razón es clara: hasta aquí, has llevado una vida fácil, y no quieres enterarte de que del “desear” al “darse” media una distancia notable.

Más pensamientos de San Josemaría.

ABC de la Apologética Católica, 1 de 2, Ataques Informales

[Predicación con las comunidades de la Parroquia del Señor de los Milagros.]

Tema 1 de 2: Ataques Informales

* La fe no solamente es un inmenso don sino que es el don que preserva los demás dones de nuestra vida espiritual. Sin fe, todo lo demás se derrumba por carencia de sentido.

* Por eso es necesario cuidar, cultivar y defender la fe. Se la puede comparar a una llave que, siendo pequeña, da o niega acceso a toda la casa.

* La parte de nuestra formación cristiana que tiene que ver con este cuidado de la fe frente a los ataques, objeciones , persecuciones o burlas que siempre llegan al creyente es la APOLOGÉTICA.

* En consecuencia: no hacemos apologética por ánimo de ganar discusiones, parecer mejores o aprender muchas cosas en nuestra cabeza. Hacemos apologética porque entendemos que la fe es un tesoro inestimable tanto para nosotros como para nuestros hermanos en la comunidad creyente; y entendemos que esa misma fe será un bien incluso para aquellos que por ahora se oponen a nosotros.

* La fe recibe ataques informales pero también formales. Los informales son los que provienen de circunstancias de vida, muy a menudo inesperadas, sin que haya una organización o sistema que produzca tales dificultades. En esta charla nos referimos a los ataques informales.

* Los ataques informales a la fe provienen sobre todo de dos fuentes:

(1) El problema del mal. En este ítem entran todas las catástrofes, accidentes, enfermedades, que hacen que uno se pregunte: “¿Por qué a mí?” Esa línea de interrogación no tiene, por supuesto, respuesta racionalmente satisfactoria, y por eso fractura o debilita gravemente la fe.

(2) El descuido en el cultivo y alimentación de la fe. En este ítem entran nuestras negligencias y mediocridades que van haciendo de Dios un personaje ajeno, oscuro, incomprensible, y después: caprichoso e inútil.

* Los ataques informales, de suyo,no destruyen la fe pero la dejan en condiciones de ser violentada y atacada por casi cualquier viento de doctrina.

La Vocación, 03 de 16, Obstáculos y frenos

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 3 de 16: Obstáculos y frenos a la vocación

* El camino de respuesta a Dios encuentra siempre dificultades y hay que superar muchas pruebas para entrar al Reino de Dios (véase Hechos 14,22). Estas dificultades pueden ser extrínsecas (a la vocación) o intrínsecas.

* Las dificultades extrínsecas pueden ser externas o internas.

(1) Son obstáculos externos: la mentalidad del mundo, que llena de ruido el alma con todo tipo de promesas vacías; los malos consejos de personas cercanas, que nos invitan a ponernos en primer lugar a nosotros mismos o que nos desaniman en los buenos propósitos.

(2) Son obstáculos internos, pero extrínsecos a la vocación: el atractivo del pasado, sea por los recuerdos o por la curiosidad de lo que uno no ha vivido; los temores hacia el futuro y la falsa necesidad de controlarlo todo.

* Las dificultades intrínsecas son las que atentan con las raíces mismas de la vocación, en la tensión dialéctica entre temor y amor, según se explicó.

(1) La falta de temor de Dios proviene de una incapacidad de admirar, o de una tendencia a considerar verdadero sólo lo verificable por los sentidos o lo racionalmente comprensible.

(2) La falta de acoger el amor suele provenir del peso de una culpa muy grande, o a veces de una muy baja autoestima.

* Por supuesto, la victoria sobre estas tentaciones y obstáculos radica en volver a la fuente de santo temor y amor. Por eso hay que “volver a ser como niños” para entrar al Reino de los Cielos (véase Mateo 18,3).

El mal es fuerte pero no omnipotente

El combate contra el mal es el primer aspecto del combate espiritual; aquí es cuestión de ver los intentos del enemigo para destruirnos en alguna parte, esto es lo que se puede llamar el combate espiritual para proteger lo que Dios nos ha dado.

El maligno puede intentar destruirnos de distintas maneras, esto nos concierne personalmente, es una cuestión entre el maligno y yo. El maligno no puede actuar contra mí más que por la tentación. No tiene ningún poder directo sobre mí, no me puede destruir mientras yo no sea cómplice de alguna forma, por eso va querer tentarme para intentar que yo sea su cómplice, pero mientras la tentación no encuentre en mí una complicidad, el maligno no puede hacer nada para destruirme, puede presionarme, puede hacer que tenga miedo, pero eso no destruye nada en mí.

La tentación toma posesión de mí, desde el momento que yo me hago cómplice de ella, es entonces cuando de alguna manera hay una acción destructiva en mí, pero el maligno no va a intentar dirigirse a mí directamente, él tiene necesidad de intermediarios y de mi complicidad.

[Aparte de un texto enviado por Aurelio Díaz González.]

Lo de la tentacion no es chiste

“Nunca debemos olvidar que así como Jesús nos enseñó; debemos pedir a Dios que no nos deje caer en la tentación, ya que la valentía, la fuerza o la sabiduría por muy altas y grandes que sean no sirven de nada si nosotros decidimos alejarnos de la voluntad de Dios…”

tentacion

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Semana de Vida con Jesus, 4 de 6

Seis predicaciones para la Renovación Carismática Católica de Asunción, Paraguay. Tema 4: Palabras de Vida Eterna.

* Personificando las cosas, podemos decir que el demonio no se va a quedar tranquilo después de perder su “presa,” es decir, cuando el pecador se arrepiente y quiere seguir el camino de Cristo.

* La estrategia principal del enemigo es procurar que, aunque estemos con Cristo, hagamos de Cristo una especie de mago o de servidor nuestro, cuya tarea es asegurarse de que todo funcione bien para nosotros. Por supuesto, esta manera de ver a Cristo tendrá que fallar y entonces lo más probable es que caigamos en la trampa de decepcionarnos de esa imagen falsa y perdamos al verdadero Cristo. Este mecanismo puede verse en acción en el capítulo 6 de San Juan, allí donde encontramos que la gente se aleja del Señor cuando él les dice que él es el Pan de Vida.

* La verdad es que la palabra de Cristo es enormemente comprometedora. Si él dice que “el que no coma de su cuerpo y beba de su sangre” no tiene vida, está también declarándose como la vida nuestra. Y recibirle a él como VIDA significa que sin él no tiene uno vida. Por eso la gente que antes quería verlo como un proveedor de milagros ya no se siente interesada en quedarse con él, porque no quieren tenerlo como verdadero Señor de sus vidas.

* Pero el apóstol Pedro da una respuesta distinta: “Tú tienes palabras de vida eterna,” le dice a Jesús. Y sobre todo, Pedro pregunta y se pregunta: “¿A quién iremos?” Tal es el tipo de resolución que hace posible vencer las estrategias del enemigo y no perder a Aquel que verdaderamente nos ha amado.