Reflexión sobre “carne” y “carnalidad” en el Nuevo Testamento [La Comunidad en los Hechos, 19 de 20]

* ¿Qué es la carnalidad?

+ Nuestra realidad corporal es la que nos permite comunicarnos. La comunicación puede llegar a ser complicada. No hay vivir angustiados y traumados en estos temas, pero tampoco debemos ser ambiguos en nuestra comunicación.

+ Nuestra condición carnal también nos hace estar necesitados, porque experimentamos otros deseos como la comodidad, descanso, placer y otros gustos. Hay una frontera difícil de distinguir entre el placer y la necesidad.

+ El mundo de los afectos es difícil de describir. Los impulsos y gustos son complejos. Hace falta vigilancia y discernimiento. También se negocia a veces con la comodidad y saber cuál es límite adecuado tampoco es fácil de averiguar.

+ La carnalidad no es igual entre los hombres y las mujeres. Hay distinguir entre las personalidades del hombre y de la mujer.

+ Las mujeres son más perceptivas, mejor intercomunicadas (sentimiento-recuerdos-sospechas-gestos) y expansivas, holísticas (quieren hacer suyos los espacios).

+ El hombre es más determinado, abstracto (selecciona y no relaciona) y es esencialista (se concentra en lo que tiene).

+ En el caso de las religiosas (clausura) se complica la relación mutua. Cada una tiene un plan entero para llevar el monasterio. Si sobreviven es porque tienen una autoridad (madre superiora amada y querida), Santas Constituciones (tradiciones) y profundo sentimiento de igualdad (respeto mutuo y uniformidad entre todas).

Debilidades internas [La Comunidad en los Hechos, 18 de 20]

* Los capítulos 2, 3 y 4 del libro de los Hechos son paradigmas, respectivamente, del ser, hacer y padecer de la Iglesia. Necesitamos formarnos en estos verbos. Veamos, desde el capítulo 5 en adelante, otra faceta del padecer que tiene que ver con los ataques internos a la Iglesia.

“?Un hombre que se llamaba Ananías, junto con su mujer Safira, vendió un campo. … … ?pero ninguno de los demás se atrevía a unirse a ellos, aunque el pueblo los alababa.” (Hechos 5, 1-13)

* La fuerza de las apariencias

+ Vemos un acto parecido al que se menciona de José, el apóstol Bernabé, y que se narra al final del capítulo anterior. Ananías entrega parte del dinero de una propiedad que había vendido junto con su mujer Safira. No había obligación de haber ese trámite ni de entregar el dinero, ni todo ni parte. Lo que Pedro le echa en cara es el hecho de haber mentido.

+ La razón de la mentira de Ananías es que buscaba otro reconocimiento público, otra cortesía parecida a la que recibió Bernabé. La fuerza de aparentar le ha llevado a mentir.

+ Su acto no es sincero porque no confían del todo en la Comunidad y temen no recibir en caso de necesidad y de ahí que se queden con parte del dinero. En el fondo lo que hay en ese corazón lleno de Satanás de Ananías es ganas de aparentar con una mentira de una manera desconfiada y egoísta.

+ Pedro le hace ver que no mintió a los hombres sino a Dios. Al oír estas palabras, Ananías reconociendo su condición cae y muere. Por una parte, vemos que la paga del pecado es la muerte y por otra que la Comunidad Cristiana tiene el vigor y la fuerza para purificarse. La Comunidad está llena del Espíritu Santo y aunque la mentira intentó entrar, los mentirosos acabaron mal.

+ La Comunidad sale fortalecida. Al igual que con las persecuciones anteriores la Comunidad se fortaleció, ahora también ocurre lo mismo con esta crisis interna.

+ ¿Este tipo de crisis suceden en nuestra época? ¿Qué podemos aprender para superar nuestras mismas crisis internas?

+ El enemigo busca y encuentra modos de meterse en nuestras vidas y en la Iglesia. ¿Solución? No vendrá de las preguntas, ni obtendremos respuestas.

+ La solución la apunta San Agustín cuando dice no hay victoria sin combate y no hay combate sin tentación. Pertenece al plan de Dios que el demonio se meta porque con la prueba llega la lucha y la victoria.

+ La segunda parte es que no soluciona nada el alarmarnos y el escandalizarnos, sino más bien con paz y serenidad dedicarnos a rezar.

+ A parte de los Santos Ángeles (San Miguel Arcángel) otro recurso en la lucha contra el demonio es la devoción y el amor al Sagrado Corazón de Jesús. En el amor al Corazón de Jesús tenemos una fuente de amor y un recinto de gracia. Tenemos un refugio seguro.

+ La otra victoria sobre el demonio viene de la devoción y el amor de la Inmaculada. La unión amorosa con María y la frecuente invocación de su nombre es una poderosa arma contra el demonio.

+ Un buen remedio contra las apariencias es luchar contra la vanidad. Se trataría de decirle a Dios: “Ya que tus llagas se ven, que según tu providencia y bondad que se vean las mías también”. Esta es una una oración heroica que hace bien.

Enfrentar la persecución con sabiduría [La Comunidad en los Hechos, 17 de 20]

* Seguimos con Hechos 4 donde vemos claramente como aparece la persecución y el tema del padecer. En el capítulo 2 hablábamos del ser del cristiano, mientras que en el 3 era el hacer. Si “no somos” entonces caemos en el actuar o en el fingir. Si “no hacemos” entonces seremos negligentes, perezosos, una carga. Y si “no estamos acostumbrados a padecer entonces seremos débiles y víctimas.

“?Ellos, después de amenazarles de nuevo, los soltaron, sin saber cómo castigarlos a causa del pueblo, … …tenía un campo, lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles”. Hechos 4, 21-37)

* Hay dos ironías en este pasaje de los Hechos: (1) ellos se quejan de que les arrestan por hacer algo bueno: curar a un lisiado, (2) los Sumos Sacerdotes no saben cómo castigarlos porque la gente glorifica a Dios.

* Tienen que prepararse para la oposición, una persecución que no les ha cambiado el ser. Siguen siendo los mismos. Las dificultades y persecuciones no cambian a la Iglesia.

* Pasado: No “enredarse”

+ No se preocupan ni buscan detalles que no son importantes. Es hasta cierta manera “natural y explicable” que sean odiados.

+ No se complican con las intenciones que los enemigos puedan tener.

+ No tienen miedo de las consecuencias que puedan sufrir.

+ Ante la persecución la respuesta es no escandalizarse y no resignarse, porque el que se escandaliza y se resigna se paraliza. Lo que hay que hacer es asumir la condición e intentar salvarse o sanarse.

* Presente: Conectarse

+ Quiere decir que tenemos acudir a la oración, relacionar lo ocurrido con la Sagrada Escritura y recordar lo que otros que sufren viven en otras partes.

+ Conviene que todos seamos conscientes y solidarios con los cristianos que están sufriendo persecuciones en Irak, en Nigeria, en Corea del Norte, … y evitar que el mundo se nos quede pequeño.

* Futuro: Ubicarse

+ Gloria de Dios
La persecución es una guerra contra Dios y hay que restablecer la gloria de Dios. Después de la persecución buscan aquello que pueda darle más gloria a Dios, es decir qué hacer para que Dios sea más conocido, amado y obedecido.

+ Disponibilidad
Acabada la persecución lo que hicieron es ponerse a hacer la voluntad de Dios.

+ El “temblor de los cimientos” significa la presencia de Dios que recorre de arriba a abajo. La oración llega hasta los cimientos del universo hecho por Dios.

+ El propósito de la Evangelización no es un barniz externo, una decoración externa, un maquillaje, porque Dios sacude los cimientos de las vidas.

La Resurrección de Jesús, fuente de esperanza [La Comunidad en los Hechos, 16 de 20]

* El gran problema de nuestro tiempo no es la fe, sino la esperanza. Hoy en día la gente está dispuesta a creer en la que haga falta (ekeko, indio amazónico, buda, Jesús, yoga, …), pero nadie está dispuesto a morir por una causa. El odio a la Iglesia está en la virtud de la esperanza. La Resurrección es la única que da la Esperanza.

* En la carta a los Hebreos 11, encontramos un elogio a la fe y su relación con la esperanza. La razón del odio de la gente a los Apóstoles era la Esperanza.

* La guerra contra la Iglesia es una guerra contra la esperanza. Por ejemplo, para destruir a una joven bastaría con atacar su virtud de la esperanza. Una vez que se destruye esta virtud se hace imposible la fidelidad.

* La gran crisis de la vida religiosa y de la vida matrimonial es la crisis en la virtud de la Esperanza. Si la gran crisis es en la Esperanza, ¿cómo hacer para fortalecer y crecer el don de la Esperanza? La vida religiosa es un cúmulo de renuncias no siempre bien entendidas.

“…?molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban en Jesús la resurrección de los muertos … … porque nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.” (Hechos 4, 2-20)

* Ante el Sanedrín, en el tercer discurso, Pedro no cambia y sigue denunciando el pecado, proclamando la resurrección y anunciando la esperanza para aquellos que crean en el Resucitado. No importa que estén encarcelados y encadenados, la boca de Pedro y el anuncio sigue libre y hablando del Cristo. Esto es lo que produce la virtud de la Esperanza.

* Poco a poco se nota que la preocupación de los Sumo Sacerdotes era el nombre de Jesús. Hablar en el nombre de alguien es suponer que se trata de una persona viva. No querían presentar a Jesús como vivo y les prohíben que vuelvan a nombrar a Jesús. Pero ellos no pueden dejar de hablar de lo que han visto y oído. Jesús es la fuente de la Esperanza y así como sea la calidad de la experiencia con Cristo será la calidad de la Esperanza.

* Para crecer en la virtud de la Esperanza, necesitamos tener una experiencia profunda y rica con Dios. Para evaluar la calidad de esta experiencia con Dios necesitamos saber cuáles son las renuncias que hace y las expresiones espontáneas de amor que la persona tiene.

* La calidad de la experiencia con Dios se ve en las señales de amor que se tienen con Él. Solo las personas enamoradas son las capaces de mostrar experiencia con Dios y es la garantía del éxito de una genuina vocación de entrega a Dios.

* El criterio para saber si una vocación religiosa es auténtica hay que evaluar es cómo está el amor a Jesucristo, como centro de vida.

* La Resurrección es la expresión del don de la Esperanza. La Esperanza es indispensable para el don de la fidelidad. La Esperanza solo se nota allí donde hay verdadero amor. El amor se nota en los intereses, en las actitudes y en la conversación. Según San Agustín, “amor meus, pondus meum”, que quiere decir que uno termina inclinándose hacia aquello que ama.

Contradicción-Persecución [La Comunidad en los Hechos, 15 de 20]

“Mientras hablaban ellos al pueblo se les presentaron los sacerdotes, …” (Hechos 4,1ss)

* (¿Mosto?)

– El tema del mosto, que apareció el día de Pentecostés, ahora desde el capítulo 4 ya no se ve como una simple confusión sino la contraposición entre la alegría del mundo y la alegría de Dios. La “Resurrección” es una pésima noticia para los saduceos mientras que para la Comunidad Cristiana es una muy buena noticia. Veamos por qué.

* La Resurrección de Jesús.

– Las saduceos no creían en la Resurrección.

+ La persecución idolátrica del imperio helenístico que sufrió el pueblo judío la vemos en el Segundo libro de los Macabeos. Algunos estaban dispuestos a morir antes que transgredir la ley de sus padres porque creían en la resurrección de los muertos. Una resurrección que no llegaron a presenciar o testificar. En el caso de Pedro y Juan y los demás apóstoles dicen que Jesús SÍ ha resucitado y ellos son testigos.

+ Los saduceos vivía en la cuerda floja, porque el Templo era su fuente de riqueza y prestigio, pero al mismo tiempo el Templo era un escenario típico para rebelarse contra los romanos. Los saduceos tenían que manejarse con astucia y el mayor experto era Anás.

+ Si en los tiempos de la persecución helenística, los judíos solo por la esperanza de la resurrección eran capaces de dar su vida, qué no pasaría ahora si ya no es solo la esperanza, sino que se dice que la Resurrección es un hecho realizado, comprobado y testificado.

+ Para ellos el tema de la resurrección era el esencial, porque la persona que cree en la resurrección adquiere una fuerza descomunal. Por eso, si se descubre que la resurrección es verdad, su modo de vida se les acaba. El Templo se ha convertido en un polvorín y los apóstoles son una mecha encendida.

– Los cristianos sí creían en la Resurrección.

+ Si los Apóstoles vieron lo que dicen haber visto, entonces vale la pena apostar todo por Cristo, no hay poder en la Tierra que pueda detener a los cristianos y frenar la Evangelización.

+ La razón por la que los Sumos Sacerdotes detestan la resurrección es la mismo por la que los cristianos amamos la resurrección, es decir: la fe en la resurrección es la fuerza más poderosa que hay sobre esta tierra, porque permite sobreponerse a todos los imperios de este mundo.

+ Si admitimos y creemos en la resurrección nada nos puede detener, lo podemos perder todo por Cristo. Los relatos de los mártires que se dieron por miles en aquellos tiempos vinieron a refrendar de un modo dramático que el que cree en la Resurrección puede soportar tortura, cárcel y muerte.

La fuerza de la evangelización [La Comunidad en los Hechos, 14 de 20]

“Entonces Pedro le dijo: —No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: …” (Hechos 3, 6ss)

* La Evangelización levanta la dignidad persona humana.-

El tullido esperaba una limosna. Dos lecciones se desprenden:

(1) San Pablo en la carta a los Corintios nos dice que “Cristo nos enriqueció con su pobreza”. Si los apóstoles hubiesen tenido dinero les habrían dado algo de dinero y el milagro se hubiese quedado sin hacer. La pobreza nos enfrenta con límites. A Dios le gusta que dependamos de Él. Dios no nos quiere miserables, pero tampoco nos quiere abundantes. La abundancia nos hace autosuficientes, vanos, orgullosos, inseguros, violentos frente al prójimo. La castidad se relaciona con la virtud de la pobreza y queda explicitada esa relación en la frase: La castidad es la humildad del cuerpo, así como la humildad es la castidad del alma.

(2) Dicen que no tienen, pero porque no tienen “sí tienen”. Porque no tienen lo que el mundo ofrece e idolatra, sí tienen de lo que Dios da y concede paz. El ideal de la vida religiosa es cuando somos pobres y damos lo que ningún rico puede dar: a Cristo.

* La Evangelización revela la dignidad de hijo de Dios.

– Pedro le concedió salud y con ella le concedió entrar al Templo. El tullido ha sido sanado no solo para que camine, sino para que entre en el Templo. Toda Evangelización es para que la gente entre en la Iglesia y se sienta parte de Ella.

– … Entró saltando, andando y alabando a Dios. Lo que el milagro ha conseguido es subir las expectativas. Ahora ha recibido algo inmenso: su plena dignidad de persona. Esperaba poco y recibió mucho. Los dos grandes regalos de la Evangelización son: 1) levanta la dignidad de ser humano y 2) devuelve la dignidad de hijo de Dios.

* La Evangelización crea Comunión.

– Pedro hace la exégesis del milagro. En la Constitución Apostólica Dei Verbum dice que “Dios se revela en obras y palabras donde las obras confirman a las palabras y las palabras esclarecen a las obras.

– El ex tullido no se aparta de Pedro y Juan porque su necesidad no era solo de limosna o de caminar sino de compañía. La Evangelización no puede quedarse en dar algo, sino más bien en darnos a nosotros mismos. Evangelizar es hacer hermanos de desconocidos.

– Pedro luchando contra la “parálisis del alma”. Pedro que luchó contra la parálisis del cuerpo junto a la puerta del Templo, ahora pelea contra la parálisis del alma junto a la puerta de Salomón.

– Pedro quiere que tomen conciencia que están paralíticos (v.15). Aparece la grandeza del pecado y de la Misericordia de Dios. Denuncia y anuncio que abre una puerta de esperanza. (v.16) La parálisis puede ser vencida por la fe.

– En los v.17 y siguientes se ve que evangelizar pasa por el arrepentimiento, conversión, confesión, consuelo, restauración y los Sacramentos. En ese momento es cuando Pedro es interrumpido y mandado a prisión junto con Juan.

El poder de una mirada [La Comunidad en los Hechos, 13 de 20]

“Pedro—junto con Juan— fijó en él la mirada y le dijo: —Míranos…” (Hechos 3, 4-5)

* Mirada.- La Evangelización no empieza con una actividad sino con una mirada. Una misma realidad dependiendo de los intereses personales puede ser vista de distinta manera por varias personas. En la Evangelización vemos lo mismo que la gente, pero lo vemos desde la óptica del Reinado de Dios. Hay que pedirle a Dios que nos dé Su mirada.

* Debemos empezar siempre con la renovación de la mirada, que exige a su vez una renovación del corazón. Cuando el pecado llega a nosotros y la mirada se corrompe nos hace ver al prójimo como rival (enemigo), como herramienta (lacayo), como juguete o como estorbo. Cuando llega el amor de Dios y su misericordia a nosotros se nota porque “nos dejamos interrumpir” para mirar a los que sufren y están en necesidad.

* En el versículo 5 notamos que el cojo no esperaba a alguien, sino que esperaba algo. Sus expectativas habían bajado. También el pecado hace que bajen nuestras expectativas y arruina nuestras esperanzas, acabándose en una pastoral de la derrota y del conformismo, bajo título de ser realista. El demonio necesita que nuestras expectativas sean cortas y bajas para satisfacerlas.

* La mirada de Pedro en el v.4 era diferente a la del tullido. ¿Qué había en la mirada de Pedro? Había Confrontación, Compasión, Comunicación y Comunión. Y eso es lo que tiene que haber en la evangelización cristiana.

– Confrontación:
Toda evangelización es disputa entre las fuerzas de Dios y las de la tierra. En la carta a los Colosenses se dice que Dios nos ha sacado del dominio de las tinieblas. Toda evangelización es un “exorcismo”.

– Compasión:
Se trata de padecer junto con el que está sufriendo.

– Comunicación:
Se refiere a la capacidad de transmitir una esperanza, un amor, una fuerza al que estoy viendo para darle ánimo. Pedro se lo comunica a través de su mirada. Los ojos tienen una gran fuerza. Hay que pedirle a Dios que nos dé sus ojos para mirar de la misma manera.

– Comunión:
Una vez que dejó de ser cojo ya no quería apartarse de Jesús y quería vivir en comunión con la Iglesia.

* ¿Cómo debe ser la mirada de uno? Hemos, pues, que Confrontar el poder del mal, Compadecernos del que sufre, Comunicar fe y esperanza e invitar a la Comunión en un mismo amor: esta es la mirada de los santos.

Comunión y Misión [La Comunidad en los Hechos, 12 de 20]

* La Comunidad Cristiana no está cerrada sobre sí misma y si existe es para ser instrumento y sacramento de salvación. La Comunión y la Misión se exigen mutuamente. Nuevos desafíos van surgiendo y la Palabra viva muestra su riqueza y fecundidad.

“Había un hombre, cojo de nacimiento, …” (Hechos 3, 1-10)

* San Lucas destaca este milagro entre los muchos más prodigios para dar el cumplimiento de aquellas palabras de Cristo a los apóstoles cuando les dijo que serían sus testigos en Jerusalén. Pero también podemos ver en este milagro un “paradigma, es decir, un caso típico que contiene todos los elementos, el “ejemplo perfecto”.

* Podemos decir que el capítulo 3 de los Hechos es el modelo de lo que la Iglesia debe “hacer”, mientras que el capítulo 2 es el modelo de lo que la Iglesia debe “ser.

* Veamos los elementos de los que se compone el milagro:

+ Van a la Oración: … subían al Templo para la oración…

– De una manera general, vemos el gusto y la necesidad por la oración

– De un modo más limitado, vemos que no se sentían como un grupo separado de un judaísmo que no era una realidad unificada. Eran un grupo más que empiezan a usar la palabra Camino, más que otra religión diferente al judaísmo.

– Mientras van a orar son interrumpidos por el hombre tullido de nacimiento. Es importante ese detalle. “De nacimiento” significa lo que nadie puede cambiar.

+ Enfrentan “lo que nadie puede cambiar”:

– Los apóstoles se enfrentan con lo que nadie puede cambiar. Vemos el enfrentamiento del Dios que todo lo puede cambiar con el hombre que nadie puede cambiar. La Vida contra la muerte.

– Vemos el enfrentamiento entre los que celebran al Dios vivo y este pobre hombre postrado, triste sin poder tener a Dios. Vive en la cárcel del que no posee a Dios. La evangelización es un enfrentamiento entre las fuerzas del mal que nos quieren anclados y estáticos y la Palabra que no impele a salir.

+ Hay dos amargas ironías en este pasaje:

– la puerta Hermosa y la vida horrible de este hombre juntas. Eso es el pecado: nos hace capaces de grandes obras por fuera, pero por dentro estamos deshechos.

– lo dejaban a la puerta del Templo, pero nunca entraba. Estaba cerca, pero no entraba.

+ El cojo de nacimiento solo esperaba limosnas, había perdido toda la esperanza de entrar en el Templo. ¡Qué tristeza! Sin embargo, este hombre con su desesperación aún le quedaba en su corazón una reserva de alegría que fue despertada por el milagro.

Comunidad de Bienes [La Comunidad en los Hechos, 11 de 20]

– “Todos los creyentes estaban unidos y tenían todas las cosas en común…” (Hech. 2, 44-47)

* Estos versículos describen una bella imagen de lo que debería ser el Cristianismo. Como pasa con las palabras, también las imágenes pueden ser malentendidas, corromperse o devaluarse. Para entender correctamente esta bella imagen de la Iglesia empezaremos por quitar malos entendidos (Voluntarismo, Romanticismo y Politización) y luego veremos cómo tuvo que ser la experiencia fundante de la Primera Iglesia.

* El compartir de los cristianos no es algo natural y espontáneo, pues se corren riesgos y por lo tanto se hace necesaria una enseñanza previa.
Interpretaciones incorrectas: Voluntarismo, Romanticismo y Politización.

– Voluntarismo: Es la sobreestima de la facultad de la voluntad humana, pensando que basta con proponérselo. No obstante, vemos que la sola voluntad, dejada por lo suyo, no es capaz de hacerlo. Y además tampoco corresponde al dato bíblico que el compartir sea el fruto de un consenso mutuo.

– Romanticismo: Esta interpretación considera que se trata de la visión de la Iglesia en todo momento y en todo lugar. Esta interpretación confunde señal con norma. Las señales son oportunas y tienen su lugar y su momento, pero no tienen por qué convertirse en normas de actuar.

– Politización: Esta interpretación es la que intenta buscar paralelos entre los primeros cristianos y las propuestas de autores comunistas. Funciona diciendo que el comunismo perfecto ya se da en el libro de los Hechos.

Interpretación correcta:

* Vivir unidos significa que Jesucristo es el que une. Nuestra vida comunitaria no depende si nos llevamos bien o si compartimos, sino más bien el fruto de gente que se ha encontrado con Cristo.

* El amor fraterno es decir y sentir la siguiente frase: amo la historia que Dios está haciendo en ti y contigo. Amar al prójimo es hacer todo lo necesario para que la plenitud que Dios quiere para él, sea posible. Amar a mi hermano es amarlo santo. La unidad es querer que Cristo crezca en ti y por ello, con mi oración y mi sacrificio, hago todo lo posible para que sea una realidad. Hay que evitar amar carnalmente, que es cuando amamos solo a los que nos caen bien. La verdadera fraternidad viene de Jesús en medio, como decía Chiara Lubich.

* El hecho de que vendían sus posesiones es una señal del reverdecer de la generosidad. Allí donde Dios llega, el pueblo ve y se duele de la necesidad del prójimo. En Hech. 2 tenemos una foto del momento donde la necesidad se convierte en criterio.

Santo Temor [La Comunidad en los Hechos, 10 de 20]

¿Qué es el “Temor de Dios”? El Temor de Dios es un don que acompaña el camino del cristiano desde la conversión hasta la perfección. Este mismo don tiene diferentes aspectos según si es un principiante o está de camino o es un avanzado.

– Para “los que empiezan” el Temor de Dios es el reconocimiento del señorío de Dios y la poderosa posibilidad de la condenación. El Temor de Dios es un reconocimiento de que yo no lo controlo todo; es un darme cuenta de lo majestuoso que es Dios y de la distancia infinita que me separa de Él.

– Para ”los que van de camino” el Temor de Dios es como con una especie de tristeza: de lo que me estaba perdiendo. La famosa frase de San Agustín: Tarde te amé, hermosura tan antigua y nueva, tarde te amé. El Temor se expresa como conciencia del valor y el dolor del tiempo perdido y resolución intensa de aprovechar lo que viene.

– Mientras que para “los avanzados” y maduros en la fe vemos que se cumple aquello de que en el amor perfecto no existe el temor. El amor arroja el temor. El Santo Temor es aquí el deseo intenso de ofender a Dios. El amor a Dios se expresa en el deseo de no ofender. El don del Temor es eficacísimo para evitar el pecado. Sin algo de este don no hay manera de evitar el pecado.

* Asombro:
¿Qué bien trae el asombro de los milagros? Nos prepara para el don de la esperanza, nos saca de la rutina y mediocridad, te invita a la perfección.

* Admiración:
Todos tenemos el santo deber de ser admirables, en especial los mayores. Los jóvenes necesitan tener a quién mirar. Ser admirables es dejar a Dios que complete el papel de la Gracia. Al contrario, un mal carácter hace mucho daño y puede arruinar un testimonio.

* Respeto:
Necesitamos despertar el asombro y la admiración en la gente, pero todo ello unido a la confianza en las personas. Así se consigue el respeto en el que tiene autoridad. Si éste perdiese la confianza, solo se podría recuperar con la humildad. La equivocación en el que se mantiene en la soberbia no se perdona.

* Conciencia/seriedad:
De todos estos dones brota la seriedad, que es trabajar con respeto en la obra de la salvación. La seriedad no es mal genio o falta de buen humor. La seriedad es la conciencia de la grandeza de lo que está en juego. Todos estas virtudes son necesarias para los que tienen autoridad.

La Vocación, 01 de 16, El comienzo y las señales

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 1 de 16: El comienzo y las señales de la vocación

* Cuando hablamos de vocación hablamos de llamado, y por consiguiente, de una voz y de uno que llama. El que llama es Dios, y su voz no es un accidente ni cosa de un instante sino guía que acompaña el camino.

* En ese sentido, la vocación sólo existe como proceso de propuesta y respuesta: de diálogo continuo entre Dios y el hombre.

* La plenitud de la vocación sucede en el llamado último, que es aquel que nos conducirá a la gloria del cielo: “Venid, benditos de mi Padre…” (Mateo 25).

* En su origen, la vocación combina hermosamente el santo temor y el santo amor. Temor, que expresa la sensación de ser “desbordado” o “abrumado” por una belleza, santidad, verdad, que supera lo conocido y aun lo imaginado. Amor, que invita a la cercanía y la confianza.